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Entre los dimes y diretes que se desprenden del conflicto político de medio siglo entre Cuba y EEUU, la dictadura no se cansa de repetir hasta el cansancio, como para inspirar lástima, que la deuda por los daños causados por el embargo económico —que según ella es ``bloqueo’’— asciende a no sé cuántos miles de millones de dólares. Y digo no sé cuántos porque cada vez que lo mencionan marcan una cifra diferente. Recuerdo que hace muchos años cuando se entevistó con Barbara Walters, el dictador marcó una cifra y tiempo después en el informe al Congreso al Partido de 1975 bajó la parada. Así ha ocurrido y dicen la cifra que mejor se les ocurra.
Por su parte, Norteamérica clama por el valor de las confiscaciones.
Pero hay una deuda de la que la dictadura nunca ha hecho mención. ¿Por qué no habla de la deuda de la destrucción moral de nuestro pueblo? Lógicamente nunca hablarán de esto, como no hablarán del daño ecológico a nuestro país, de haber modificado nuestra naturaleza, de contribuir a dañar irremediablemente nuestra flora y fauna, de modificar la estatura de nuestros cuidadanos por desnutrición, de disminuir la tasa promedio de población joven de nuestro país, de que el robo se entronizó en el país como una cultura de superviviencia, de que muchas mujeres hayan sido arrastradas a la prostitución, de que nuestros ancianos estén desprotegidos y olvidados, de que a nuestros profesionales retirados (médicos, ingenieros, abogados) los encontremos en cualquiera calle vendiendo turrón de maní, de que las tasas de suicidio estén entre las primeras en el mundo (dato celosamente guardado por el MINSAP), sobre todo en jóvenes, de que las enfermedades venéreas aumenten galopantemente (información manejada y secreta del MININT), de que el hecho de disentir convierta al hombre o mujer en ciudadano de tercera categoría... De esto no se habla y tristemente muchas agencias noticiosas por mantener corresponsales en La Habana callan y no lo denuncian. Y así está trascurriendo la vida en nuestro país.
Cabe preguntarse: cuando llegue la hora de que todo se pague, ¿quién pagará esta deuda?