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EL PARTIDO COMUNISTA Y EL PROCESO REVOLUCIONARIO DE LIBERACION NACIONAL (3)
Publie le Jueves 14 de junio de 2007 par Open-PublishingLa actuación revolucionaria.
34. El partido socialista unido tendrá como principal tarea conquistar la vanguardia de las luchas populares y, de esa forma, nutrirse de lo mejor de sus representantes, lo que a la postre significaría un enorme salto cualitativo en términos del fortalecimiento de la revolución venezolana.
35. El partido debe ser una manifestación consecuente de la unidad entre teoría y práctica revolucionaria. No puede ser un proyecto político basado en la formulación de estrategias acertadas, de propuestas inobjetables desde el punto de vista de los retos que enfrenta la revolución, pero que en su accionar se encuentra divorciado de aquellos.
36. Debe garantizar la ejecución de una gestión ajustada a los principios programáticos, evitando cualquier fricción y contradicción entre las medidas adoptadas y los intereses fundamentales del pueblo. No podrá seguir los pasos de partidos que se autodenominaron (y autodenominan) populares que instrumentan gestiones gubernamentales que lesionan los intereses del pueblo, vergonzosos muros de contención de la protesta popular.
37. Un elemento muy significativo en este contexto lo representa el rol del partido de la revolución en la construcción del Estado democrático popular revolucionario.
38. El partido debe exhibir un accionar en el actual período de transición al socialismo, que permita inclinar la balanza en la lucha por el control del poder político a favor de las fuerzas más consecuentes de la revolución bolivariana. Este partido debe ser un destacamento fundamental en la construcción del Estado socialista.
39. El apoyo popular capaz de desplegar el partido de la revolución no sólo depende de la buena gestión administrativa al frente del gobierno a todos los niveles, luchando contra la corrupción, la ineficiencia, el burocratismo.
40. Más aún, este debe convertirse en un modelo de eficiencia revolucionaria en todos los frentes de las luchas populares. Se tienen que establecer las más estrechas relaciones con las masas populares. En estos momentos no hay organización política capaz de hacerlo, por lo que se torna inaplazable la tarea de crear la estructura de dirección de las masas.
41. El partido no será una alcabala de las instancias del poder ni intermediario en su ejercicio, sino el principal promotor de la participación democrática de las masas mediante la educación y organización del pueblo, todo ello en función de desarrollar el poder popular, convertir al pueblo en protagonista conciente de la construcción de la nueva sociedad. En una revolución pacífica y democrática como la nuestra, este elemento adquiere un valor especial, pues no es la violencia revolucionaria la que establece el nuevo orden mediante la imposición abrupta de nuevas realidades, sino el constante accionar revolucionario del pueblo trabajador organizado, lo que permitirá el desplazamiento progresivo de las viejas estructuras.
El carácter de clase.
42. Al referimos a la vinculación con las masas, tenemos que hacer un énfasis especial en el vínculo con la clase obrera. Si nos planteamos erradicar el capitalismo, debemos convertirnos en la organización política, en el interprete genuino de los intereses de la clase social que, por su posición en la estructura socioeconómica no sólo resulta directamente afectada por la explotación capitalista y, por lo tanto, objetivamente interesada en la supresión de la esclavitud asalariada, sino que con la consecución de este último objetivo libera al resto de la sociedad del régimen de explotación, pues al estar desprovista de medios de producción, objetivamente no aspira a conquistarlos para la explotación de otras clases sociales.
43. Esta clase social no es otra que la clase obrera, por lo que el partido de la revolución deberá ser por su contenido, por su política, por su composición, por su ideología, por los intereses que encarna el partido de la clase obrera y de todo el pueblo trabajador. Por supuesto, a este partido también entrarán miembros de otras clases y capas de la sociedad, pero los intereses que éste encarnará deberán ser los de la clase obrera, si queremos ser consistentes con el objetivo programático de naturaleza estratégica que perseguimos: el socialismo.
44. Este contenido clasista bien definido del partido socialista unido es una necesidad histórica y no está reñido con el carácter antiimperialista de la revolución bolivariana en la actualidad. Esta fase de nuestra revolución exige, efectivamente, una amplia alianza de clases y factores en torno a los objetivos de la liberación nacional. Aprovechar todas las contradicciones y divergencias que puedan existir entre sectores de la burguesía grande y pequeña, por un lado, y el imperialismo, por el otro, es una de las tareas primordiales, pero esta alianza no debe producirse en el seno del partido de la revolución, especialmente cuando reconocemos que el rumbo de esta revolución apunta al socialismo.
45. Uno de los muchos aspectos que involucra el contenido clasista del partido es su carácter internacionalista. La clase obrera es una clase social con poderosas ramificaciones a lo largo del planeta y, de la misma manera, con una plataforma internacional de lucha contra la dominación planetaria del capitalismo. En el contexto actual de la expansión global de las corporaciones trasnacionales con devastadoras repercusiones en los pueblos del mundo, esto juega un rol de primer orden. De tal forma que deberán existir no sólo relaciones de amistad con los destacamentos de trabajadores en todo el mundo, sino una amplia coordinación de acciones conjuntas en contra de la dominación imperialista.
46. Estos son elementos que consideramos de fundamental importancia para el diseño del partido que requiere la revolución venezolana, los cuales sometemos a la más amplia discusión del pueblo bolivariano y, especialmente, de nuestros aliados, confiados en que la racionalidad revolucionaria, y no la fortaleza electoral, se impondrá en la búsqueda de consenso.
47. En todo caso, la construcción del nuevo partido no será un acto único, sino un proceso muy dinámico.
(*) Carolus Wimmer es miembro del Buró Político del PCV y Secretario de Relaciones Internacionales. Este texto se presentó como contribución al XVI Seminario Comunista Internacional "Validez y actualidad de la Revolución de Octubre de 1917 para el siglo XXI" celebrado en Bruselas del 4 al 6 de mayo de 2007.-