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El secreto cuello de Modigliani de María Kodama pasea por Lima
Publie le Martes 29 de agosto de 2006 par Open-PublishingPor José Luis Castillejos Ambrocio *
Lima, Perú.- Cada mañana de mediados de julio, en pleno invierno, poco antes de salir del “Country Club Lima Hotel”, una mujer de ojos semialmendrados, cabello gris y un secreto cuello largo de Modigliani, pasea la mirada por el verde paisaje.
Tiene, a veces, la mirada triste; otras ocasiones sonríe con timidez frente a fotógrafos, periodistas y amigos que quieren descubrir en María Kodama, la esposa del fallecido argentino Jorge Luis Borges, todos los secretos del escritor.
Apenas desayuna un pedazo de pan y jugo de fruta en el “cuartel” transitorio del suntuoso hotel construido en 1927, en el exclusivo distrito residencial de San Isidro, frente a un verde y esplendoroso campo de golf.
Kodama sabe que el Country Club es el único y lujoso hotel en Lima, declarado Monumento Histórico y que es reconocido por ofrecer una exquisita y fina cocina.
Un asistente de Kodama relató que a ella le gusta observar con paciencia el arte clásico y colonial con piezas del Museo de Osma que decoran este tesoro arquitectónico de Lima.
A Kodama le fascinan las amplias terrazas con vista al Lima Golf Course, distinto al panorama que le ofrece el café de Buenos Aires donde se encontró con Jorge Luis Borges, de quien fue amiga, amante, esposa, inspiración y cómplice.
Siempre, religiosamente, ella visita en la capital argentina el café de French 3015 y luego el local de Anchorena 1660, donde ha dejado descansar, en estantes de madera y cristal, la biblioteca de Borges.
Abordada un tanto aprisa, previa a su asistencia a la Feria Internacional del Libro, que se inaugura este jueves en Lima, Kodama recuerda que “Jorge Luis Borges era una persona muy divertida. Él se enamoró de mi trabajo y de mi forma de ser”.
- ¿Cómo fue su relación con el maestro?, se le pregunta.
“Fue una relación intelectual y pasional. Fue como la de (Charles) Chaplin con Oona O’Neil (hija del dramaturgo americano Eugene O’Neil, con quien tuvo a Geraldine en 1944)”, enfatizó.
Kodama hace un simil entre ella-Borges y lo de Chaplin con O’Neil. “había una gran diferencia de edad y, sin embargo, vivieron una vida plena y feliz. Al igual que el de ellos, el nuestro fue un amor que surgió y fue maravilloso”.
Admitió que la literatura de Borges no deja traslucir la pasión. “El sentía que extrovertir las pasiones era de mal gusto”.
María Kodama recuerda que Borges escribió “Las ruinas circulares” a su regreso de Ginebra, y luego decidió entregarse en los brazos del latín, la poesía y del amor.
Kodama que luce una falda gris y suéter tejido de color café de cinco botones con mangas con flores de listones bordados y cuello alto a la Modigliani es una mujer que ama la música barroca y las danzas griegas, y sutilmente va danzando con sus respuestas.
Recuerda que tenía 12 años cuando conoció a Borges, el escritor ciego, famoso y cuatro décadas mayor. El le enseñó inglés e irlandés y en 1973, el “maestro” decidió que ella fuera su secretaria y la citaba los martes, jueves y fines de semana.
Una tarea pasional que tuvo Kodama, según recuerda, fue describirle a Borges el campo de California cuando volaron juntos en un globo aerostático.
Después vio el mundo por Jorge Luis Borges y le descifró como era Palma de Mallorca, Atenas, Granada, Estambul y le recordaba su natal Argentina.
Esas figuras que ella le transmitía servía a Borges para que echara a volar la imaginación y en reciprocidad a esa lealtad le hizo el poema “La luna” y le dedicó Historia de una noche (1977) y Los conjurados (1985).
Mientras los restos de Borges reposan en el cementerio de Plainpalais, el único que data de la Edad Media y el más tradicional de Ginebra, Kodama está en Lima manteniendo viva la llama para que el paso por la vida de su esposo no se olvide.
Cuando se viste de blanco, María Kodama de Borges se ve tan frágil y fugaz y hay que seguirla por el rastro de sus palabras, sus sueños y la emoción que le genera hablar de su esposo, el escritor.
La escritora, traductora y profesora de literatura que nació en Buenos Aires en 1945, niega que lea mucho sobre la crítica que le hacen a la obra de Borges.
Pero se enfada de lo que escribió Martín Hadis: “Literatos excéntricos. Los ancestros ingleses de Jorge Luis Borges”, que asegura que éste intentó reivindicar a su abuelo y padre que fracasaron como escritores, pero Kodama lo califica de ignorante.
A veces, afirma, hay una idea perversa de querer ver la vida de Borges como triste y desdichada, o que era manipulable cuando en realidad su obra tiene una fuerza impresionante, y no es la de un desdichado, sino de alguien con gran sabiduría.
Borges, dijo Kodama, se fue con la imagen de las pinturas que vio cuando era adolescente y lugares donde vivió, pero lamentó no haber podido ver China.
El escritor que murió sin sufrimiento y prometió reencontrarse con Kodama en siglos impares le enseñó a no temer, ni a la enfermedad ni a la muerte.
La esposa del connotado escritor ya no sabe si volverá a ser tan feliz como lo fue junto a Borges y afirma que si lo vuelve a encontrar en el siglo impar le pedirá no se vaya nunca más...
*Periodista mexicano
joseluiscastillejos@gmail.com