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Gatos que son más que pardos, Por Felipe de J. Pérez Cruz
Publie le Miércoles 9 de abril de 2008 par Open-PublishingEl pasado viernes 28 de marzo mi artículo La Declaración del Día después, motivo en la sección de comentarios del diario digital La República.es, el siguiente apunte firmado por Isbel Díaz Torres:
"Qué lástima que tanto rencor aún nos corroa. Seguimos poniendo condiciones para la reconciliación de los cubanos (o al menos ese es el espíritu en este artículo, no puedo afirmar lo mismo de la voluntad de nuestro Estado). Nunca hemos aceptado las condiciones que ha puesto el gobierno norteamericano para el levantamiento del bloqueo y la normalización de las relaciones. Es justo, pues esas condiciones van contra nuestra libre autodeterminación y decisión de construir una sociedad socialista. Sin embargo, ahora podemos condiciones a los del lado de allá que buscan un acercamiento. Es decir, "si no declaran la libertad de los cinco no los podemos aceptar"… es increíble!"
No es cierto que los cubanos que estamos acá sintamos lástima por los que se fueron. Respetamos la decisión de cada uno de escoger el sitio de este planeta donde considere que pueda mejor desarrollar su vida. Patria es Humanidad! Muchos de nuestros familiares están allá, y no son precisamente miembros de ninguna célula terrorista anticubana. Los queremos sin condiciones, y los respetamos por el único hecho de ser seres humanos. Eso es más que suficiente.
No amamos a quienes urden planes violentos y asesinos contra nuestro pueblo, ni contra nuestros dirigentes. Lucharemos contra ellos si es necesario. Pero hay que saber hacer la distinción, a veces en la oscuridad todos los gatos parecen pardos, pero no lo son.
Me satisface tener tantas coincidencias con el comentarista alrededor de los temas principales de la actualidad cubana: La posición de no aceptar imposiciones del gobierno norteamericano para el levantamiento del bloqueo y la normalización de las relaciones. La negativa y rechazo contra los que continúan con planes terroristas. Y sobretodo aprecio su declarada disposición a enfrentar directamente a nuestros enemigos. Comparto la visión sobre la libre autodeterminación y decisión de nuestro pueblo para construir una sociedad socialista. Reafirmo su referencia a la voluntad cooperativa de nuestro Estado en el tema migratorio.
Coincido con la necesidad de saber hacer la distinción, de “los gatos” que parecen pardos, pero no lo son. De lo que se trata es que en este caso los gatos son más que pardos. Que la situación de referencia es en extremo compleja, enrarecida además por toda la negritud y podredumbre de la subversión anticubana.
Documentos de similar factura al llamado de la “concordia”, no son nuevos. Percibo, lo menciono en el artículo que motivo el comentario de Diaz Torres, que este tipo de panfletos, van a continuar apareciendo en el futuro próximo. Responden quiéranlo o no sus firmantes, a contextos ideológicos y directrices muy bien definidas por los servicios de diversión enemigos. Entonces el documento en si, no merece más atención que la que ya le otorgamos. Si considero necesario detenerme en las ideas que expresa el compatriota que realizó el comentario: Proponerle mis puntos de vista. También ponerlos al alcance de otros lectores pues toca cuestiones en mi criterio de sumo interés y actualidad.
¿Reconciliación?
En mi opinión no tengo que “reconciliarme” con la tía que cada 31 de diciembre llama a la familia desde Miami, para un minuto antes o uno después de las 12 –ese día las pocas líneas de comunicación que ha dejado el imperio están congestionadas- desear amor y dicha en el año próximo, para llorar de júbilo y tristeza, para prometer el próximo encuentro “dentro de tres años”, o anunciar en “clave” que viene pronto, pues para ello tiene que burlar a los miles de funcionarios que no persiguen a Bin Laden y Al Qaeda, sino a esa humilde tía que lo único que anhela es ir a la isla grande para ver y compartir con la familia.
No tengo que reconciliarme con el primo que “se fue” en el ochenta, y viene a reencontrarse con su familia y amigos, con el que paseamos por el Centro Histórico de La Habana, y se asombra de cómo ha crecido la belleza donde antes existían solo ruinas de la colonia y marginalidad heredada. El primo al que el corazón casi le estalla de emoción, y fue asistido rápida y eficientemente en uno de nuestros modernos y bien equipados cuerpos de guardia hospitalarios, sin preguntarle quien era, ni de dónde venía, ni cobrarle un centavo, asistido por demás por una residente “estadounidense”, bella mulata de la tierra de Abraham Lincoln, que estudia en la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas de La Habana. Con el primo hablamos de todo, y por supuesto también “de política”.
El primo no podía entender como una sala de cuidados intermedios, de la más avanzada tecnología, que brillaba de pulcritud, donde con eficiencia y amor, acababan de preservarle la vida, coexistiera con el desastre de higiene en el baño público de la continua sala de espera. Y si al final de nuestras charlas por este y otros “contrasentidos”, el primo no entendió este complejo, maravilloso imperfecto-perfectible socialismo cubano, al menos se fue convencido de que los primos y primas que vivimos aquí, lo hacemos orgullosos de lo que ya tenemos, y en nada complacientes o resignados con lo que se hace mal, con las insuficiencias y negligencias.
Mucho menos tengo que reconciliarme con mi condiscípulo de la universidad, que acaba de repatriarse no por socialista, sino porque no resiste “aquello”, porque no pudo vivir sin el sol y el aire, sin el mar, y sobre todo la familia y la gente. Cuando recién me llamó para darme la buena nueva, recordó la única condición que le escribí el día en que ya en Miami, me comunicó su opción: “Por acá tienes a un amigo mientras no te metas a terrorista, por lo demás, ojalá que te valla bien!!!
Ni la tía, ni el primo, ni mi condiscípulo, ni hermanos y hermanas, hijos e hijas, padres y madres…miles de cubanos que viven en los Estados Unidos y otros países, necesitan reconciliación, ni condiciones de “acercamiento” de este lado del Estrecho de la Florida. En Cuba las personas que optaron por ir a otras tierras se impusieron ellos mismos un tipo de relación con su país, con los familiares y amigos que por acá dejaron. Es el drama de cualquier migrante en cualquier parte del mundo. Y esta es la situación en que está la inmensa mayoría de los cubanos que vive en el exterior. Más que acercamiento, su íntima relación con la patria, con sus seres queridos, se mantiene con toda la intensidad que las personas quieran y puedan tener. Es por demás -como el comentarista explícitamente señala- una relación que respeta y estimula el Estado revolucionario.
Si en algún momento al calor de la aguda lucha contra el terrorismo y los planes de guerra del imperio, erramos en condicionar “lo revolucionario” a mantener relaciones con quienes había decidido salir del país, esa como conoce el comentarista, es una política que hace muchos años se rectificó.
Si no se trata de mi tía, mi primo, de mi condiscípulo, ni de los hermanos y padres…ni de estos, ni de otros miles de cubanos que viven en el exterior… Entonces: ¿A reconciliarme y acercarme con quienes me invita el comentarista?
Los del lado de allá…
Conozco muy bien a los del lado de allá que buscan un acercamiento, y no como el comentarista “de ahora”. Recién se cumplieron tres décadas de la constitución de la Brigada Antonio Maceo, cuando jóvenes cubanos residentes en diversas áreas de EE.UU. decidieron unirse para enfrentar la política de agresión contra Cuba y reencontrarse con su país. Aquel 21 de diciembre de 1977 cuando el grupo de 55 jóvenes cubanos, invitados por el gobierno revolucionario, regresaron a la patria que los viera nacer después de haberla abandonado de menores, con sus familias en los años 60, se iniciaba un proceso del que hoy somos herederos. Nuestro Gobierno, Fidel Castro con su certera visión, habían dado todo su apoyo a la iniciativa, pero sin dudas fueron los jóvenes brigadistas los que con su acción adelantaron la historia. Aquellos muchachos y muchachas nos enseñaron muchísimo “a los de aquí”. Por primera vez la realidad de una emigración que no era “de gusanos”, se nos abrió con su carga de futuro. Aquellos jóvenes no eran “políticos”, pero habían tomado una trascendente decisión política y nos habían sacudido.
El costo humano para muchos de los miembros de la Brigada Antonio Maceo fue alto. Provenían la mayoría de familias, donde estaban aún a flor de piel los duros enfrentamientos de clase de los primeros años de la Revolución. En estos sectores que anexaron al imperio sus vidas y las de sus hijos, era obcecada la ceguera anticomunista. Especies tan burdas como la “Ley de la Patria Potestad”, por la que los niños cubanos serían separados de sus padres, para ser enviados a Rusia… y cambiados por carne de oso enlatada..., mientras se les lavaba el cerebro…, que hoy parecen absurdas, increíbles, tenían entonces pleno crédito, y determinaron la migración de cientos de familias. Y los jóvenes no solo desafiaron las iras y los amores de sus seres más queridos. Se enfrentaron a un Miami, a un exilio donde era absoluto el predominio y la impunidad de la mafia terrorista, corrieron peligros inmensos, pusieron sus vidas en la mira de los criminales: ¿No conoce el comentarista como asesinaron a Carlos Muñiz Varela, y a Eulalio Negrín, por promover la reconciliación y el acercamiento de la emigración con su Patria?
El camino abierto por la Antonio Maceo pronto fructificó. Así se creó el Comité Ejecutivo de la Operación Reunificación Familiar, también llamado Comité de los 75, integrado por emigrados, en calidad de representantes de la comunidad cubana en el exterior, y mayoritariamente en los Estados Unidos. Este Comité desde finales de 1978, sostuvo un diálogo franco y transparente con el Gobierno Revolucionario, con la finalidad de hacer viables y normales las relaciones entre familiares separados por razones diversas, que sufrían constantemente por la incomunicación estimulada por las sucesivas administraciones estadounidenses.
¿Conoce el comentarista que ese esfuerzo valiente que abrieron los y las brigadistas de la Antonio Maceo, y luego “los maceítos”, sus hijos, continúa hasta “ahora”? Que en medio del terror –no olviden el Vía crucis de la abogada Magda Montiel en 1997, a su regreso a Miami, después de abrazar públicamente a Fidel Castro-, ha crecido el espectro de cubanos patriotas en una Alianza Martiana, que públicamente se definen por el diálogo de respeto con nuestras autoridades, por el cumplimiento y la ampliación de los acuerdos migratorios, por la normalización de las relaciones, el fin del bloqueo y de la política de agresión de los Estados Unidos contra Cuba? ¿Sabe el comentarista que la Alianza Martiana integra el comité nacional estadounidense por la causa de la liberación de los cinco patriotas?
Quienes redactan y firman un documento “de concordia” con demandas políticas, hacen política. Quienes en una pelea como la que sostenemos con el imperio, pelea desigual, brutalmente injusta, callan el genocidio que se comete todos los días contra la nación que dicen defender, no pueden ser políticamente honestos. Quienes no solo callan los crímenes, sino que levantan consignas que coinciden con la propaganda enemiga, con su interés de dividirnos, de focalizar insuficiencias o errores reales o supuestos, e intentar desdibujar el enfrentamiento principal, la lucha fundamental contra el imperio…esos que así actúan, jamás podrán ser considerados serios interlocutores para ningún tipo de diálogo. No pasan de ser fichas de la contrarrevolución. Desafortunadamente el comentarista no se percata de esta realidad.
¿Cómo pensar en Cuba y hacer reclamos políticos eludiendo el bloqueo….? ¿Cómo pensar en los cubanos “de adentro” y callar el abuso con nuestros cinco patriotas: La violación continuada de todo derecho y humanidad, de sus hijos y esposas. ¿Ha leído el comentarista que cita a José Martí, el libro del Apóstol sobre el presidio político, sobre el drama de quien sufre la crueldad de un injusto encierro, de quien lleva en si los dolores todos de la patria? ¿No le mueve al comentarista la indignación contra quienes llevan a cabo este crimen?
Dónde estaban los señores y señoras de “la concordia”, cuando “ahora” las organizaciones que componen la Alianza Martiana en Miami: la Brigada Antonio Maceo, la Alianza de Trabajadores de la Comunidad Cubana (ATC), la Alianza Martiana –como organización individual-, el Círculo Bolivariano de Miami y la Asociación de Mujeres Cristianas en Defensa de la Familia, desafiaban a la mafia y se manifestaban públicamente contra la liberación del terrorista Luis Posada Carriles por su responsabilidad en la voladura de una nave de Cubana de Aviación frente a las costas de Barbados en octubre de 1976.
Ya sabemos que mientras los compatriotas de la Alianza visitaban Cuba, y se reunían con los representantes del Gobierno y muchos otros sectores políticos y sociales, “ahora” en marzo 19, 20 y 21; los señores y las señoras de la “concordia” daban a la publicidad su documento allá en Miami el día 20 ¿No salta al comentarista, “lo casual” y “coincidente” de esta publicación?
Quiénes ponen condiciones”
¿Cómo es eso de hablar de resolver las diferencias entre cubanos, de buscar un acercamiento que nadie en Cuba impide ni niega? Acaso no se percata el comentarista que esta es una medida tan burdamente diversionista como cínica? La pregunta es: ¿Hay conflicto “entre” cubanos o entre el imperio y la nación digna en que vivimos?
Confunde la redacción del comentario cuando critica que: “Seguimos poniendo condiciones para la reconciliación de los cubanos”, para a continuación aclarar que esa no es “la voluntad de nuestro Estado” ¿Quiénes son los que seguimos….? Como no caben dudas de que en tal plural el comentarista decide incluirme, me permito responder, como siempre hago: a título personal.
Primero debo afirmar que si hay un enemigo feroz y despiadado de todo vínculo entre los cubanos que viven en los Estados Unidos y Cuba, ese es el gobierno de los Estados Unidos, los intereses de sus élites mas fascistoides y por supuesto ese engendro del imperio que es la mafia contrarrevolucionaria. Esta política tiene una doble vía que es evidente que el comentarista no aprecia. No es solo contra los que estamos aquí en el archipiélago y tenemos “nuestra libre autodeterminación y decisión de construir una sociedad socialista”. El bloqueo y toda la criminal política norteamericana es también contra los cubanos que han tenido la libre autodeterminación y decisión de construir su vida fuera del país.
¿Quién niega la visa para realizar una emigración legal y ordenada? ¿Quién mantiene la Ley asesina de Ajuste Cubano, que te otorga ilegalmente lo que te cierran por vía legal: Que estimula la aventura de muerte en el cruce marítimo, que es la fuente del contrabando humano, que al otro día de negarte la Visa en la SINA de La Habana, te da refugio legal si pones “un pie seco” en el país del Norte, aunque llegues con una embarcación robada, con documentación falsa, mejor si desertas de una misión que te encomendara el país? ¿Quién ha decidido que los tíos no sean parientes, quien dice que la madre, que el hermano que elegiste en la vida, aunque la naturaleza no te lo dio, no sean ahora tu “pariente” y quién te priva hasta de asistir a su funeral?
¿Quiénes querían impedir que los cubanos “de allá” bailaran en vivo con los Van Van?
¿Quién ha amenazado poner una bomba en un recital de Rosita Fornés? ¿Quiénes secuestraron al niño Elián González, lo separaron de su padre, intentaron robarle la memoria y los sentimientos?¿Quienes me ha impedido desde el 2004 volver a visitar a mis amigos en los Estados Unidos, incluidos los que viven en Miami, y mucho antes y después, hasta “ahora”, a decenas de padres y madres, hermanas y hermanos, tías y primos, obreros, académicos, artistas e intelectuales?
Si mañana la tía o el primo quieren reconciliarse, no ya en ideología o política, solo en razón de una pequeña desavenencia familiar, y quiere volver a visitarnos, no puede hacerlo. El gobierno estadounidense no lo permite hasta dentro de tres años. Si en cualquiera de las dos costas, hay un enfermo que precise urgente compañía… Y si este primo quiere invitarme a que lo visite….
¿Quien sino el gobierno estadounidense y la mafia contrarrevolucionaria impide el acercamiento de los cubanos de una y otra costa del Estrecho de la Florida?
Todo el tema migratorio ha sido notablemente afectado por la política terrorista de los Estados Unidos. La Europa y los países que secundan la política anticubana estadounidense, imponen duras restricciones solo para viajar. Y aunque determinado gobierno no quiera ser satélite de la política imperial, la propia existencia de Ley Asesina de Ajuste Cubano, aconseja medidas extras y restricciones a los que no desean ser utilizados como “terceros” y “puentes”, en el tránsito ilegal y el comercio humano de potenciales migrantes cubanos.
El tema de la reconciliación y el acercamiento para los cubanos y cubanas que quieren vivir en paz en Cuba, para los que en el exterior desean continuar una relación feliz con su nación, es netamente un tema del bloqueo, de la política genocida de la potencia que desde hace más de doscientos años, agrede e insulta nuestra independencia y soberanía. Es un tema de la entera responsabilidad de los gobiernos de turno –demócratas y republicanos- de los Estados Unidos, que además violan reiteradamente, cuando no entorpecen, hasta los acuerdos migratorios que tras vencer su política de sabotaje a toda negociación han podido establecerse.
El comentarista, que está tan al tanto de la situación de los emigrados, sabe que hay determinadas situaciones, sobre las que los cubanos que viven en el exterior tienen discrepancias y quejas. También debe conocer como tales aspectos han sido atendidos por el Gobierno Revolucionario con toda la amplitud posible. No faltan como temas de debates en lo encuentros nacionales de las autoridades cubanas con la emigración, y el criterio de una y otra parte, es que se avanza. Pero nada de esto califica en la categoría política de un “conflicto”.
No existen problemas de fondo entre la nación cubana y la inmensa mayoría de sus emigrados. Lo demuestra la propia ausencia de tales temas en el espectro de la propaganda anticubana, y en los remedos de panfletos como el citado “de concordia”.
Hay demandas porque hay historia, memoria, principios
Los problemas con los Estados Unidos no empezaron en 1959, ni en 1960, ni en 1961… Existe un diferendo histórico de más de dos siglos, con los sectores más conservadores y anexionistas del imperio. No se si el comentarista, que menciona a José Martí, ha leído la carta a Manuel Marcado del 18 de mayo de 1895, horas antes de que el fundador del Partido Revolucionario Cubano, se inmolara en el combate de Dos Ríos. Le recuerdo:
“Mi hermano queridísimo: Ya puedo escribir; ya puedo decirle con qué ternura y agradecimiento y respeto lo quiero, y a esa casa que es mía, y mi orgullo y obligación; ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber -puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo- de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso”.
Hay también un intento revanchista de quienes perdieron la guerra y huyeron despavoridos el 31 de diciembre de 1958, los días y meses sucesivos, derrota tras derrota. Conoce el comentarista el pedigrí de quienes ahora nos agreden desde el Congreso y el Gobierno de los Estados Unidos, de quienes lideran los grupos que se preparan para hacer la labor que Martí definía como apostasía. Ahí están los batistianos, sus hijos y nietos, los que malversaron, torturaron y asesinaron en este país, los magnates que explotaron a nuestro pueblo, los que administraban los intereses de los monopolios yanquis… Los mercenarios de Girón, los que no han podido doblegarnos con el terrorismo. Los que alientan continuamente el calentamiento de las relaciones, y preparan una y otra vez incidentes que puedan justificar la invasión, el “golpe –criminal- preventivo”. ¿No comprende el comentarista que estos bandidos tratan de alcanzar con la confusión y el engaño, con cantos de reconciliación y acercamiento, lo que han sido incapaces de ganar por la presión y el ataque?
Carlos Muñiz Varela fue llevado a Estados Unidos a temprana edad, como resultados de las campañas de la Patria Potestad, en la criminal Operación Peter Pan. Tuvo una destacada participación en la organización de la Brigada Antonio Maceo e integraba su Comité Nacional. Dirigía la Agencia de Viajes Varadero, en la capital puertorriqueña, dedicada a organizar visitas de emigrados a Cuba. El joven se había convertido en una figura importante de la lucha contra las trabas que ponía el gobierno norteamericano a la reunificación familiar, en particular del vínculo con Cuba de la nueva generación residente en el exterior. Esta fue razón suficiente para ser tiroteado el 28 de abril de 1979: Murió dos días después. Y hasta hoy su crimen permanece impune.
Eulalio Negrín, cubano emigrado residente en Nueva Jersey, era integrante del Comité de los 75. Tempranamente sensibilizado con la denuncia del bloqueo, funda en 1978 el Programa Cubano en New Jersey. Por estos “delitos” fue ametrallado bajo los ojos de su hijo de 12 años, el 25 de noviembre del 1979. Su asesino arrestado siete años después, solo obtuvo una complaciente condena de 10 años de cárcel, que le permitió acompañar más tarde a Luis Posada Carriles en noviembre del 2000, en su conocido intento de magnicidio contra Fidel Castro y los jóvenes panameños en el Hemiciclo de la Universidad de ese país. Hoy el criminal vive en plena libertad en Miami.
¿Cómo se puede hablar de concordia en Miami y no exigir por el castigo ejemplar a los autores intelectuales y asesinos directos de Carlos Muñiz Varela y Eulalio Negrín?
¿Quiénes han puesto los muertos del terrorismo contrarrevolucionario de la mafia con base política y logística en Miami? Tenemos la trágica secuela de 3 478 cubanos y cubanas asesinados. Otros 2099 compatriotas vieron quebrantadas ilegalmente su integridad física, mientras que los gastos provocados por daños del terrorismo a la sociedad cubana, ascienden a la cifra de 181 100 millones de dólares estadounidenses.
Si: Hay que exigirle a quien quiera darnos lecciones y enviarnos demandas políticas, que lo primero que tienen que hacer es oponerse al bloqueo, al terrorismo y a la tamaña perversidad de mantener encarcelados e incomunicados a nuestros cinco héroes antiterroristas.. "Si no declaran la libertad de los cinco no los podemos aceptar"…Y no por una cuestión de criterio “político” definitivamente por ética.
Hay más que condiciones, demandas, porque hay historia, memoria, principios. Y créanme que me resulta increíble, que el comentarista, no lo perciba así, no llegue a penetrar la dimensión histórica y ética de la problemática.
¿Lástima?
El comentarista afirma: “No es cierto que los cubanos que estamos acá sintamos lástima por los que se fueron”. Sentir lástima o no es su opción personal, sentimental. Pero ello no le da derecho a tergiversar y equivocar la letra, la lógica y sobre todo la humanidad de mi artículo: Primero, deslocaliza el concepto: No me refiero ni a sus familiares, ni a la tía, ni al primo, ni al condiscípulo... Si a las personas que se dejan manipular y deciden hacerse activistas políticos de un tipo de “concordia” sobre la que doy suficientes elementos, y a los que sin embargo, el comentarista no se refiere. Segundo, reduce y rebaja el concepto: ¿Por qué no puedo sentir compasión por otras personas?
Sí, siento lástima:
Me dan lástima las penas del mundo. Los que todos los días mueren por hambre y enfermedades prevenibles Los niños y mujeres masacrados en Irak y Afganistán, la Biblioteca de Bagdad saqueada, los jóvenes mexicanos asesinados en Ecuador por el gobierno colombiano…. Y por supuesto mis compatriotas que mueren en el Golfo a consecuencia de la criminal Ley de Ajuste Cubano. También los nacidos en Cuba estén afuera” o “adentro” que prostituidos o acobardados, secundan las políticas del imperio… ¿Es esto irrespeto?
Me dan pena los reos de una “concordia” cómplices del bloqueo, cobardes ante Posada Carriles, indiferentes frente a cinco cubanos castigados por ser héroes de la lucha antiterrorista. Me dan pena los cubanos que se dejan manipular por las emociones y las falsas claves de la guerra psicológica, de la subversión ideológica y cultural, los que corren tras la primera melodía, sin darse cuenta quien es que toca la flauta … ¿Es esto irrespeto?
¿Rencor?
El comentarista descalifica unilateralmente –diríamos que “totalitariamente”- mi reflexión, por apreciar rencor hacia las personas de origen cubano, que viven en los Estados Unidos y otros países. No se de dónde saca tamaña aseveración. Me permito sugerirle que lea nuevamente: “Hay muchos y muy buenos y buenas patriotas en muchas regiones del planeta, incluidos los Estados Unidos”, preciso en mi artículo.
Ni tengo, ni promuevo, rencores. Promuevo el amor. El límite entre lo uno y lo otro, me lo ensenó un joven poeta que ya a los 17 años, sintió su alma y carne, laceradas por el infame grillete del presidio político:
“El amor, madre, a la patria
No es el amor ridículo a la tierra,
Ni a la yerba que pisan nuestras plantas;
Es el odio invencible a quien la oprime,
Es el rencor eterno a quien la ataca; -
Y tal amor despierta en nuestro pecho
El mundo de recuerdos que nos llama
A la vida otra vez, cuando la sangre
Herida brota con angustia el alma; -
La imagen del amor que nos consuela
Y las memorias plácidas que guarda…”
Coincido con el autor de esta estrofa publicada en La Patria Libre, el 23 de enero de 1869. Coincido con José Martí.