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Grupo de Teatro Cuatrotablas celebra sus 35 años a Contracorriente...

Publie le Martes 19 de septiembre de 2006 par Open-Publishing

Por Shirley Paucara Moreno (*)

Lima, Perú.- Han transcurrido ya doce mil setecientos setenta y cinco días desde que Mario Delgado Vásquez, del Grupo de Teatro Cuatrotablas, decidiera echar a volar las velas de su nave y emprender su larga travesía por el mundo del teatro.

Desde su primer montaje en 1971 de “Tu país esta Feliz”, hasta hoy con su último montaje Arguedas, suicidio de un país, basado en los textos de Ríos Profundos, del escritor peruano José maría Arguedas; su corazón latió 113 millones 760 mil veces; es decir, 35 años de historia y de leyenda.

Hoy, sus cabellos blancos, ondulados y su barba crecida, la misma que ha sido besada por la brisa marina, por donde ha discurrido más de alguna lágrima y han recalado decenas, sino es que centenas o miles de besos, acompañan a este gran exponente del teatro peruano.

Mario Delgado Vásquez es, sin duda, según la crítica, uno los mejores directores del Teatro. Desde 1966 sus maestros Atahualpa de Cioppo, Carlos Jiménez de “Teatro el Juglar de Córdoba”, Argentina y Maria Escudero del “Libre Teatro Libre de Córdoba”; Enrique Buenaventura, Santiago García y Augusto Boal, han fortalecido su aprendizaje latinoamericano.

En 1976 con Eugenio Barba y el Grupo Odin Teatret, en Caracas, Festival Internacional de Teatro (1976) inicia un proceso de aprendizaje fecundo que culmina en 1980 con su participación en la Primera Sesión de la Escuela Internacional de Antropología Teatral (ISTA). En el ISTA completa el aprendizaje iniciado con Barba en el Encuentro Pedagógico con el Teatro de Oriente. Sanjukta Panigrahi(India), I Made Pasek Tempo (Bali), Opera de Pekín Katsuko Azuma (Japón) .

Sus encuentros con Grotowiski desde 1969, y sus intercambios con la escuela Kanze del Teatro Noh de Japón - del maestro Fujimochi Asae, y finalmente la observación permanente de los trabajos de Pina Bausch, Arrianne Mnouchkine y Peter Brook consolidan desde 1976 hasta 1990 su aprendizaje.

Con 40 años de trayectoria artística y 47 proyectos teatrales, y celebrando sus 35 aniversario de formar el Grupo Cuatrotablas, decide anclar por un momento su nave en el Goethe Institut de Perú, para presentar la narración: “Con amor a Brecht”, una especie de homenaje al dramaturgo y poeta más prestigioso del siglo XX.

Sin decirlo desenfadadamente, Alejandro Delgado Vásquez se habrá preguntado al igual que Brech: ¿Qué misterio encierra la escritura de un poema? ¿Cómo y cuándo se da el verso anhelado? Y, caprichoso, el director peruano decidió, a su particular manera, arrojar el ancla y parar el barco, por un momento, en el Jirón Nazca 722, de Jesús María.

El espectáculo evoca los versos y cartas de amor del autor y extractos de algunas epístolas que envió a su primer gran amor, Paula Banholzer para quien mezcló el lenguaje cotidiano, detalles concretos y ritmos sugerentes.

El teatro, la poesía y el periodismo son amantes insondables tal como se prueba en la historia de la mujer, una más, con la que Bertolt Brecht mantuvo una intensa relación de amor y de trabajo: la danesa Ruth Berlau.

Cuando se conocieron en 1933, en el exilio de Dinamarca, la joven y bella Ruth Berlau ya era conocida como actriz, periodista y directora de un teatro obrero, fundado por ella. Pronto comenzó la relación entre ambos, que Brecht más tarde consideraría en sus relatos de Lai-Tu como paradigma del amor, “el amor como producción”. Poeta y periodista se abrazaban y se fundían en uno solo.

  ¿Cómo esta Cuatrotablas en sus 35 años?

“Cuatrotablas, es un nombre, es una multitud de gente, siete generaciones de actores, de colaboradores, es mucha gente, es el espíritu de mucha gente y mía, es mi celebración, por que he sido yo quien ha resistido los 35 años. Cuatrotablas esta por todos lados, es un sello una manera de hacer de vivir el teatro”, recuerda Mario Delgado mientras lanza un suspiro que intenta apagar el nudo que se le hace en la garganta.

Hoy, anclando la nave de Cuatrotablas, de donde han zarpado numerosos actores para el mundo, nave que ha navegado por América y gran parte de Europa, Mario respira profundo después de tantas idas y vueltas. Hoy, el nombre del grupo prevalece aunque no todos aquellos que iniciaron este proyecto estén. Otros más siguen por todo el Perú y mundo llevando el Teatro de Cuatrotablas, la esencia de lo aprendido en esa época de revolución de los 70 y hacia delante.

 ¿Cómo esta Mario Delgado, después de tantos años trabajando en amor al Teatro?

“Estoy contento, satisfecho de haber cumplido casi todos mis sueños, pero el sueño que más pena me da es mi país, por que finalmente Mí país no esta feliz, no es por el desarrollo económico, es la falta de educación y cultura. Mi país se suicido con Arguedas en el año 69....”

 ¿Qué significa Arguedas para Mario Delgado?

“Arguedas es mi esperanza, me llega después de 35 años y lo lanzo para los próximos 35 años, estoy pensando en cuando yo no esté, en que los jóvenes y niños, lean Arguedas”. Pretende hacer que este personaje y su mensaje prevalezcan y reafirme la identidad de nuestras próximas generaciones”.

El actor intenta atarse al tiempo, al presente y al pasado recomienda a los jóvenes actores “que no esperen sentados de este país oficial, porque a esta nación le falta mucho para darse cuenta que la educación y la cultura es fundamental; que hay un nuevo país, que ya no tiempo para quejas. “Yo no espere nunca, cuando llegaba algo del estado me sorprendía, claro que apuntalé mi trabajo hacia fuera, por que hay más reconocimiento, y para tener economía, pero partí para volver siempre”.

De corazón joven y fuerte, Mario a sus 59 años decidió darse un respiro, descansar después de tanto navegar, mantener la idea de grupo, luchando por conservar su espacio, el encuentro con uno mismo, con el otro y con el mundo a través de su teatro.

El frío invernal y cada palabra de Mario, del actor, del artista deja un contundente mensaje de esperanza para una nueva era: “luchar y no esperar más, para construir el nuevo país”, ese que él sigue anhelando 35 años después de que pisara un escenario y que se subiera a Cuatro Tablas.

Con amor a Brecth

Cuatrotablas, en sus 35 años de construcción nacional a través del teatro, nos presenta “Con amor a Brecth”, producto de la propuesta que Walter Scholies, director de Goethe Institut, hiciera a Mario Delgado. Los “30 poemas de amor” de Brecht, son en las tablas de este grupo, un reencuentro con el amor, pero un amor frío, como un grito desesperado de ausencia para llamar la atención de quien se ama.

Bajo la dirección de Mario Delgado, se logro esta interpretación de verdades y mentiras, de engaños, de encuentros, de dudas, de reclamos, de sensualidad, de inocencia, de cólera, de desenfreno, de locura... de amor.
Dos mujeres y dos hombres, parecen ser una sola pareja distorsionando las barreras del tiempo, desde que florece aquella pasión en donde todo parece hermoso hasta exclamar la furia al darse cuenta del abandono y la soledad; repitiendo una y otra vez: te ame, yo te ame.

Así, es el amor de Brecht, real, lo que acontece hoy, lo que fatiga al ser humano, una cachetada a la conciencia, un espejo cotidiano de la vida misma; pero una manera a través de la cual, podemos desechar poco a poco, hoja a hoja, los capítulos que encierran ese llanto ahogado que muchas veces no nos deja vivir.

Así, Lilian Nieto con la fuerza y pasión contenida de la mujer que fue olvidada y hoy quiere ser escuchada, expone, interpreta y exclama. El actor José Infante, el hombre que hoy acostumbramos ver, frío y bohemio y Miriam Fonseca, joven mujer-niña llena de candidez y calidez, llena los espacios y no deja sitio para reflexionar, sino que de lleno apasiona y se deja llevar y decir, sí, al hombre menos indicado sin saber por que.
Wady Fulton tiene el reto de la conquista para tener una mujer, al fin, aunque primero tiene que conquistar sus quimeras.

En un momento la narración y sus cuatro personajes, se reflejan como un espejo en uno solo, en Mario Delgado, quien los toma súbitamente para reconocer, al fin, el amor a través de una rosa roja que sobre el piano negro simboliza a la mujer.

Mario Delgado lucha contra la corriente, contra lo adverso, contra el abandono oficial hacia el teatro y es retribuido por el público femenino que se ve fielmente tocado, arrastrado a un mundo de pasiones que hace sentir a la mujer tocada por el amor, sentir sus carencias, a esconderse en ese llanto desconsolado del silencio.

Cuatro mesas, cuatro sillas, hojas al viento, cuerpos contenidos en un espacio calido y sombrío, según cada personaje, escenas reconstruidas con las manos al desplazar el escenario como parte de sus acciones; la interrelación, el encuentro con el otro yo, fue intenso, profundo y doloroso.

Esta vez Brecht y Delgado nos dejan el alma en carne viva; pero una receta para curar nuestras heridas, para enfrentarnos, y luchar por esa imagen de lo que anhelamos al amar... hay que romper nuestro silencio.

(*) Periodista peruana

shirley.paucara@gmail.com