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Hitler sigue dando guerra

Publie le Miércoles 7 de noviembre de 2007 par Open-Publishing
1 comentario

César Rojo

Recientemente llegó a mis manos un libro publicado en noviembre de 2004, bajo el sello de la Editorial Sudamericana; se titula "Hitler ganó la guerra" de Walter Graziano, economista y periodista argentino.

Si bien el título lleva por delante un gancho publicitario, detrás de sí
guarda un contenido interesante que nos muestra los mecanismos del poder en la actualidad.

Graziano ha estructurado su texto en siete ensayos, a través de los cuales expone una serie de temáticas claves, que en términos generales, sintetizan una amplia gama de información, que poco o nada encontramos en los medios masivos, acerca de cómo, cuáles y quiénes son las elites, las familias, los banqueros, las instituciones, con nombre y apellido, que controlan la política, la economía, las guerras, la energía, la educación y las principales empresas de medios informativos a nivel mundial.

Todo lo anterior explicado, por su puesto, en el contexto de la globalización y el neoliberalismo.

Los ensayos, como tales, no son de un análisis determinante, tajante, en

varios puntos el autor sugiere, intuye, se aproxima, no obstante traza muy bien una serie de líneas de investigación, que el lector en particular
interesado puede tener como una buena guía de trabajo. Al final de cada
apartado, el autor, además, nos deja una lista de referencias bibliográficas muy útiles.

En las iniciales páginas de su libro, Walter Graziano nos indica un primer
dato que es cardinal para lo que encontraremos más adelante. La base de la teoría económica "moderna" procede de Adam Smith (el llamado padre de la economía), quien en 1776 en su obra "La riqueza de las naciones" señala que "el máximo nivel de bienestar social se genera cuando cada individuo, en forma egoísta, persigue su bienestar individual, y nada más que ello" (Graziano:2004:16).

Pues bien, el matemático estadounidense, John Nash, Premio Nóbel de Economía 1994, cuando estudiaba en la Universidad de Princeton, demostró, con argumentos matemáticos, que el señor Adam Smith estaba equivocado. "Es necesario remarcar -dice Graziano- que Nash descubre que una sociedad maximiza su nivel de bienestar cuando cada uno de sus individuos acciona en favor de su propio bienestar, pero sin perder de vista también el de los demás integrantes del grupo. Demuestra cómo un comportamiento puramente individualista puede producir en una sociedad una especie de "ley de la selva" en la que todos los miembros terminan obteniendo menor bienestar del que podrían (...) Nash ayuda a generar todo un aparato teórico que describe
la realidad en forma más acertada que la teoría económica clásica, y que
tiene usos múltiples en economía, política, diplomacia y geopolítica, a punto tal que puede explicar e incluir el más sangriento de todos los juegos: la guerra" (Ibid: 17).

Ahora bien, el autor nos señala que la teoría de Jonh Nash (conocida como la Teoría de los Juegos, descubierta en la década de los treinta por Von Neumann y Morgestern, y desarrollada por Nash) no ha tenido la difusión necesaria e importante que requiere, ni en la universidades donde se forman a los economistas, ni en la práctica, es decir, en las macro y micro políticas económicas de los gobiernos en el mundo.

¿A qué se debe esto? Adam Smith es la base del capitalismo actual, el pensamiento que guía a los empresarios, a los banqueros y a los políticos que administran y gobiernan con este sistema económico. La teoría y difusión de Nash, sobre todo el hecho de que la teoría económica "moderna" es errónea y se debe cambiar, es peligroso para los intereses de los capitalistas, pues ellos quieren todo para ellos, nada para los demás, lo cual, lo sabemos, ha generado la desigualdad e injusticia social contemporánea.

¿De qué manera, pues, las elites capitalistas han evitado que se divulgue el trabajo de Jonh Nash (curiosamente existe una película, "A beuatiful mind", sobre la vida de Nash, que se orienta más a su esquizofrenia que a su aporte a un cambio radical en la teoría económica), y en cambio, se mantenga (o, mejor dicho, mantengan) el pensamiento de Adam Smith? ¿Quiénes son esas lites, quiénes las conforman, dónde se encuentran, cómo se llaman, cómo se organizan, cuál es su historia?

Las respuestas a estas cuestiones, que, repito, dan pie a interesantes líneas de investigación, son el contenido principal del libro de Walter Graziano.

El control de los medios

La telaraña que se teje en el libro de Graziano se compone de los siguientes títulos: Nash: la punta del ovillo; El problema del Petróleo; 11 de septiembre y el mito de las guerras justificadas; La dinastía Bush, Clinton y CÍA; El gobierno del mundo: CFR; Mecanismos de control; Poder y sociedades secretas.

Y por último: Palabras finales. La bomba de tiempo de Wall Street, donde el autor pronostica una serie de crisis financieras justamente en uno de los principales centros de negocios del mundo: Wall Street, debido a dos motivos principales, la complejidad administrativa del mercado y el sistema monetario (las llamadas "caídas" en la bolsa de valores), y la crisis energética que se avecina: el petróleo se acabará en poco años, el petróleo es la base de la economía mundial y no se han buscado seriamente otras fuentes de energía alternativa.

Ahora bien, cada uno de los ensayos del libro, escritos de modo programático, nos lleva a armar la siguiente cascada de control a nivel mundial: existe un conjunto de familias (por ejemplo, los Rockefeller, Harriman, Rothschild, Bush, entre otras), las cuales han conformado, durante el siglo XIX, XX, y lo que llevamos del XXI, una grupo reducido de elites que controlan los más importantes negocios del mundo (sobre la familia Bush describe un interesante historial desde el abuelo, el padre y el actual Jr. Bush: sus relaciones, por ejemplo, con las elites nazis y grandes empresarios del petróleo y las armas). Graziano explica: "El esquema de dominio se basa principalmente en poder dominar un extenso abanico de negocios (petróleo, armas, laboratorios, educación, información, banca, etc.) en una vasta gama de países del mundo.

Para controlar estos negocios estratégicamente centrales, fue necesario,
entre otras cosas, idear e implementar mecanismos financieros por medio de los cuales un reducido grupo de personas puede controlar la política empresarial de una gran cantidad de firmas de esos sectores" (Ibid:225).

Esto nos permite explicar asimismo que la globalización consiste en debilitar los Estados Nacionales, lo cual "permite a las grandes empresas
multinacionales instalarse en todo el mundo y ejercer el verdadero y real
poder en zonas del planeta donde hace años no tenían entrada" (Ibid: 146).

En su libro, Graziano expone, pues, las estrategias que han desarrollado las elites de poder para dominar los principales negocios del mundo.

Nos dice, entre otras, que una de las estrategías de las elites para el dominio a nivel global es generar opuestos antagónicos. Graziano explica, por ejemplo, que el nazismo y el socialismo rojo fueron impusados por elites empresariales (Rockfeller,Rothschild, etc.), a quienes les interesaba que hubiera dichos conflictos para el control de la compra y venta de petróleo y armas.

La actual guerra contra el "terrorismo", musulmán, en este caso, indica Graziano, es parte de una vieja estrategia (de crear opuestos tagónicos)

que ya conocen muy bien las elites de poder, para lo mismo, tener el control de los energéticos y el mercado de armas, que dejan millones de dólares.

Es más, indica que para las elites, es necesario que un país
sea"democrático", es decir, que haya derecha e izquierda, pues de este modo se crea la ilusión de que en efecto hay democracia, por medio de procesos electorales, pero que en el fondo, no existe ni izquierda ni derecha, pues los que gobiernan en el poder político, "desde arriba", siempre son los mismos, unos títeres de las grandes elites.

Finalmente, por qué titula Graziano a su libro "Hitler ganó la guerra". Nunca lo dice, pero lo intuímos por los datos que nos ofrece en sus ensayos. La ideología de Hitler no ha muerto. Hitler, la persona, ya no existe, pero sus creadores, quienes estaban atrás de él, y sobre todo su ideología de superioridad, de para nosotros todo, sigue presente. Bush, papá e hijo, es un claro ejemplo de que Hitler ganó a guerra, y sigue dando guerra.

Graziano, Walter; Hitler ganó la guerra; Ed. Sudamericana; 2004, Argentina,

234 pp.

Mensajes

  • Muy interesante, ciertamente la ideología y los financieros de hitler aun estan imponiendo su visión al mundo. No era el nazismo lo que habia que derrotar, sino a aquellos que los financiaron para que surgieran y que porcierto, se beneficiaron mucho de su derrota ya que ganaron mucha plata con la guerra