Portada del sitio > Las generaciones del futuro
Nuestro mandamás dictador nunca reparó, a buen seguro, en la reacción social juvenil y estudiantil que provocaría su avance acelerado y altanero, a trochemoche, hacia los predios del totalitarismo fidelista que imagina para Venezuela.
La aceleración del caso ha lugar por una razón elemental. Se le pasa el tiempo. Son ya ocho los años de ejercicio del poder, y lo cierto es que todo tiempo gasta y se vuelve en contra incluso para los buenos gobiernos: que no es el caso; y la caja chica de promoción de la revolución socialista – que en eso derivaron el Tesoro Público y la industria petrolera manirrotos – se viene agotando. Se reduce la capacidad fiscal para la compra de adhesiones o el silencio de las voces contrarias. La deuda pública crece demencialmente y las reservas internacionales hacen aguas.
De modo que, sostener el poder sólo le será posible al mandamás dictador mediante una mayor represión y el control de la opinión pública: métodos viejos, ya gastados por otras autocracias nada distantes en el tiempo y en el espacio.
Mas en lo que no repara éste es que si bien, dada la coyuntura histórica, los manotazos que le ha dado a la institucionalidad democrática y republicana poca mella hicieron en el pueblo, que se mueve sobre símbolos menos abstractos y más sustantivos, menos formales y humanamente útiles y hasta utilitarios, al pisar y repisar con su bota de soldado sobre la libertad de conciencia y de discernimiento de nuestros compatriotas, despertó de su letargo la altivez originaria de nuestra “personalidad nacional”.
Para los partidos y para los actores partidistas tradicionales – me incluyo dentro de éstos, a pesar de mi falta actual de membresía partidaria – la defensa de los elementos clásicos de la democracia: la separación de poderes, el Estado de Derecho, las elecciones libres, el republicanismo en suma, ha sido un desiderátum. Y dentro de ese marco, el mandamás dictador descubrió que podía moverse a sus anchas, hacer y deshacer con sus atropellos sin riesgos mayores; porque la defensa de tales elementos la hacían y todavía hacen los miembros de la vieja casta política, sin dolientes y mostrando agotamiento.
Domingo Faustino Sarmiento acotaba, con vistas a la realidad argentina de su momento, que veía en el cansancio de los partidos y hasta en la pérdida de imaginación por éstos para ambicionar fines superiores – incluso para soñar – más allá del ejercicio alternativo y rutinario del gobierno, justamente, el origen de los tiranos; que se cuecen sobre la abulia de las sociedades, presas fáciles de reanimar mediante el tráfico de las ilusiones.
Quizá por no entender los partidos y nuestros dirigentes de ayer, que hacíamos parte – como correas de transmisión - de un modelo de Estado tan fenecido como los primeros; y que habiendo emergido tal Estado Nación de la lucidez racionalista, bajo el impulso de las revoluciones modernas de finales del siglo XVIII, hoy nada cuenta o no tanto como ayer; cuenta muy poco – en sus símbolos y banderas – frente a las corrientes mundializadas y mejor alimentadas por el fenómeno de la comunicación global totalizante, negada a los totalitarismos.
Si en lo externo, hasta el dogma de los límites soberanos del Estado se desmorona al ritmo en que crecen las redes del Internet, el uso de los mail y satélites para la radio y la televisión, en lo interno, ante sus pobladores, es, lo antes dicho: un paquidermo, una pieza de museo demasiado pesada, costosa y hasta fastidiosa para la generación del porvenir.
Así las cosas, es explicable, como lo veo a la luz de lo dicho, que el mandamás dictador haya podido hacerse de los poderes de la legislatura en Venezuela, tanto como secuestrara antes y ahora el poder constituyente, sin que nadie se inmutase. Asaltó a la Justicia y la secuestró e hizo de la presidenta de su máximo Tribunal empleada a su servicio y redujo a sus jueces al papel de títeres de Palacio, sin concitar rubor en casi nadie, salvo en los partidos de siempre y en sus líderes gastados.
Sin embargo, por deslizarse prepotente hacia otro plano, el más sensible y de mayor actualidad, dominante y denominador por excelencia del porvenir: el de la comunicación e información libres que es base de la Edad de la Inteligencia Artificial en cierne, a fin de atropellarlo a sus anchas y vituperarlo, no reparó el mandamás dictador que una cosa era sepultar el pasado y patear a sus cadáveres y otra creerse Dios y autor del porvenir.
Al cerrar una opción o alternativa de entretenimiento e información televisivos para imponer otra propia, dogmática y al mejor estilo de los censores medievales, evitando el cruce universal de las gentes y de las ideas en curso, de las culturas, de las civilizaciones, no atentó contra una empresa o un empresario: quiso corromper, como buen Mefistófeles que es, al alma cierta del Siglo XXI: los jóvenes y estudiantes.
De allí la reacción, que no cesará fácilmente, de esas bien llamadas generaciones del futuro, negadas al hombre materia, ese que el mismo Sarmiento identificaba como “aquel que pace su pan bajo la férula de cualquier tirano; hombre en fin, para quien el interés de la libertad, de la civilización y la dignidad es posterior al de comer y dormir”.
Los jóvenes y estudiantes venezolanos, libres de fronteras y de ataduras partidarias o ideológicas, decidieron confrontarlo al mandamás dictador, haciéndose dueños de su destino y decididos a impedir que se les confisque. ¡Enhorabuena!
Entre líneas
• Ofendió con procacidad inenarrable a Bush, a Toledo, a Fox, a Aznar, a Uribe, a Alan García, a Calderon, al mismo insulso secretario de la OEA y maltrató al Papa Benedicto XVI. Lula, finalmente hubo de reaccionar. El agua pestilente le inundó su patio. Desde Brasil dicen que “el MERCOSUR no puede ser un palco para dictadores”, aludiendo a nuestro mandamás dictador.
• Sobre la actitud de éste, que cerró sin miramientos al Canal 2 y sin poner su oído sobre el pecho de la mayoría, el gobierno de Kirschner no se manifesta expresamente. Desde la Casa Rosada se hizo saber oficiosamente que “es muy distinto enfrentar a los periodistas desde el discurso, como hacemos nosotros, que usar el poder del Estado para cerrar medios de comunicación críticos”. Y agregó esa voz oficial que, sin mengua del afecto que media entre ambos Presidentes, “la idea del partido único, el cierre de medios y la apelación de las fuerzas de seguridad contra los opositores” aparecerían como sus grandes diferencias.
• Se realizaron las elecciones para Jefe del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Mauricio Macri, del movimiento Pro y cabeza del Boca Junior, opositor al Presidente Kirschner, ganó con una ventaja insuperable de 20 puntos. Pero habrá ballotage entre éste y el candidato gubernamental, el ministro de educación Daniel Filmus, el próximo 24. De parte y parte no hubo sino elogio para el proceso e invitación al dialogo democrático.
• “Que digan de mi lo que les venga en gana; que me llamen Hitler o Mussolini; que se vayan al carajo los representantes de la burguesía internacional”, fue la frase última del mandamás dictador: ¡demócrata el personaje!, ¿o no?