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Las vacas sagradas

Publie le Lunes 28 de mayo de 2007 par Open-Publishing

Qué lástima…Otra vez las “vacas sagradas” de la comunicación
Autor: Millie Zurita
La noche del 27 de mayo de 2007 quedará escrita en la memoria colectiva de los venezolanos, como un momento donde lo nunca imaginado se volverá realidad.
¿Quién hubiera podido predecir hace años atrás, que en nuestro país un Gobierno pudiera decirle NO a una de las más poderosas empresas privadas de televisión, ante su deliberada intención de continuar usando el espacio radioeléctrico contraviniendo para ello todo el estamento legal y sobre todo, irrespetando de manera abusiva y jactanciosa todas las regulaciones establecidas en la Ley de Responsabilidad Social de Radio y Televisión promulgada en enero del año 2005?
¿Quién hubiera podido imaginar hasta al menos cinco años, que el viejo sueño de comenzar a construir una Televisión de Servicio Público pudiera tener al menos la oportunidad de dejar las interminables y cansonas discusiones estudiantiles en las aulas de comunicación social para abrirse como una gran ventana para crear y soñar?
Y por último, ¿quien hubiera imaginado que las más insignes figuras de la lucha por la democratización de las comunicaciones, los catedráticos más opuestos a la hegemonía impuesta durante años por los medios comerciales, se hayan convertido hoy en los borregos más patéticos del “imperio de la publicidad” que tanto criticaron?
Qué tristeza observar como caen los mitos, las máscaras y los disfraces, dejando al descubierto los intereses y mentalidades obtusas de figuras que otrora merecieron nuestra admiración y estima.
Como profesional de la comunicación y mujer venezolana no puedo menos que sentir esperanza ante tan inusitados acontecimientos. Con pleno conocimiento de causa me atrevo a aseverar que no se lesiona la libertad de expresión cuando se le informa a una planta privada de televisión que ya su contrato de concesión cesó y que el espacio que ha venido usufructuando obteniendo a cambio jugosas ganancias, tendrá un mejor uso, decidido por el Pueblo venezolano y materializado en la decisión irrevocable del Presidente.
Cualquiera que en este momento esté en contra de que el Gobierno haya decidido no renovar la concesión al canal RCTV, debido a que detesta al presidente Chávez, es un opositor a ultranza o sencillamente se aferra sentimentalmente a lo que alguna vez fue dicho canal, debería detenerse un momento a revisar las cuantiosas críticas que desde diversos sectores durante años y sin tener eco alguno de las autoridades de turno, se manifestaron de manera valiente contra los mensajes deformantes emitidos por esos medios.
Hace unos momentos haciendo el típico monitoreo de medios que solemos hacer los periodistas cuando estamos de guardia en nuestro trabajo, me topé con una entrevista que me dejó un amarguísimo sabor en la boca, se trataba de un encuentro con el comunicólogo y catedrático universitario de dilatada producción investigativa, Antonio Pasquali, el admirado profesor Pasquali, cuyas obras: “Comunicación y Cultura de masas” y “Comprender la Comunicación”, entre otras que invito a releer, eran la “Biblia” de todos los estudiantes de comunicación social del país y quizás de América Latina y diversas partes del mundo.
Cómo es posible que esta profesor que pasó los años más fructíferos de su vida, desmontando de manera crítica y sistemática todo el aparato hegemónico de medios creado como réplica del sistema norteamericano en nuestro país, y denunciando el secuestro por años de la pluralidad y la diversidad comunicacional de nuestro pueblo en manos de los intereses mercantilistas de las grandes transnacionales- al ser interrogado sobre la situación de Radio Caracas- haya reiterado en un programa de la televisora golpista “Globovisión” que la hegemonía anterior era “más blanda” que la que ahora supuestamente está fortaleciendo el Gobierno de Hugo Chávez, a cuya sombra por cierto han florecido las más variopintas iniciativas de comunicación comunitaria y alternativa, ( y quien lo dude que revise las estadísticas sobre los numerosos periódicos, estaciones de radio y TV establecidos en el país en los últimos cinco años).
Cómo es posible que Pasquali no sienta vergüenza al acusar a la gente que se desborda en las calles, plazas, ciudades y pueblos de Venezuela para celebrar la iniciativa de no seguir permitiendo los desmanes y la producción de mensajes de baja calidad, de hacerlo porque están siendo supuestamente pagadas por el Gobierno y porque son “traifadas” de las Misiones sociales.
Que lastimoso confirmar que desde el aparente contrapoder intelectual donde se refugió gran parte de la izquierda venezolana, lo que se configuró en el nuestro país, durante los últimos 40 años de democracia puntofijista, no fue más que una burguesía disfraza de “izquierda exquisita”, cuyo trabajo era mantener empalagados a los estudiantes con una prosa contestataria y libre de sospechas, que desde los escritorios y tinteros, miraba supuestamente hacia un mundo mejor y exigía de nuestro futuro quehacer profesional la apuesta por la ética y la reivindicación del ser humano.
Qué patético confirmar que esas “vacas sagradas” de la comunicación, cuyos textos nos enseñaron a criticar la hegemonía del interés comercial sobre la necesidad de una comunicación para la vida, que nos mostraron el sendero hacia una comunicación distinta y tantas veces nos recordaron la necesidad de rescatar el famoso “Proyecto de Radio y Televisión de Servicio Público” engavetado para siempre por el viejo Congreso Nacional; precisamente en este momento crucial para la democratización de las comunicaciones, se dediquen a satanizar la iniciativa de Televisión de Servicio Público, TEVES, al pueblo que la apoya, y a todo el que aplauda la idea, tan sólo por que no son ellos los protagonistas.
Siento vergüenza ajena al ver a catedráticos como Pasquali titubear sin argumentos de peso, cuando se les interroga cómo pueden defender lo que tantas veces criticaron, cómo pueden hacer tan poco honor a la Academia, cuando defienden posturas imperiales dejando entrever escalofríos ante la posibilidad de un mínimo roce con la “chusma”, con ese pueblo que se empeñan en descalificar sin base moral, porque ese pueblo sí sabe lo que quiere con la certeza que no dan los libros ni los méritos académicos, sino la sabiduría del hombre inmerso en su propia realidad.
El 27 de mayo a la medianoche mueren muchas cosas, sobre todo mueren los traidores al Pueblo, los que sabiéndose en los estertores de la vida se niegan a dar su aporte en la vida real, no en la ficción de la crítica cómoda hecha a la sombra de las bibliotecas y las aulas universitarias, tan aisladas lamentablemente de los problemas reales de la comunidad.
Qué lástima por Pasquali y otros como Gloria Cuenca o Marcelino Bisbal, a quienes el fanatismo político les privará de la grata sorpresa de ver un nuevo amanecer para Venezuela, en donde ellos no tendrán ni siquiera un papelito de segunda, ni un buen recuerdo que dejar.
Qué lástima que las universidades sigan siendo el reducto de tantos “dinosaurios” de la cultura y la comunicación y que uno se empeñe en pasar por ellas sin asimilar que su mejor tiempo definitivamente pasó, porque sus pensadores no son coherentes con sus enseñanzas ni rinden honor a lo que investigaron, escribieron y trasmitieron alguna a tantos alumnos.
Qué lástima…