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NI SI, NI NO

Publie le Domingo 16 de diciembre de 2007 par Open-Publishing

Ni Sí, ni No
Acá en Venezuela se están dando las más contrapuestas –y hasta se puede decir pintorescas- versiones y explicaciones respecto a los muy enigmáticos resultados de la votación del pasado domingo 2 de diciembre. En primer lugar, parece no estar claro si lo que se votaba era apenas una reforma constitucional o más bien se trataba de una elección presidencial. Allí creo está la clave para explicarnos la confusión ahora imperante.

En todo caso, mi interpretación personal –tan válida como cualquier otra- es la siguiente. Oficialmente se había dicho que había un cuerpo electoral de 16 millones de posibles votantes, ¿y qué pasó con dicha cifra en realidad...? Unos 9 millones acudieron a votar, y lo hicieron divididos en dos bandos muy parejos, casi iguales. Los otros 7 millones de posibles electores, fueron los que en la práctica conformaron una mayoría, la de un tercer bando, absteniéndose de votar.

El problema que tenemos ahora es adivinar, sin prejuicios, lo que realmente esa mayoría abstencionista significa. Por lógica, puede ser que las dos minorías se sientan defraudadas, imaginándose que el abstencionismo se produjo a expensas suyas, o sea por culpa de unos “traidores”. Difícil será que cada bando acometa un análisis serio, con sentido autocrítico, para encontrar las causas de su respectivo fracaso. Pues lo cierto es que tanto un bando como el otro fracasó en su aspiración de ser la mayoría.

Inútil les será argumentar sobre la base de falacias como esas que de parte y parte se esgrimieron durante la campaña previa a la votación. Ni estamos bajo un régimen dictatorial, como tantas veces los hemos sufrido los venezolanos, ni tampoco estamos ya entrando en el socialismo, según pregonan a cada momento por televisión, radio y prensa los bien pagados propagandistas gubernamentales. Ambos bandos comenten el error de creer que la mayoría de los venezolanos no saben distinguir entre una verdad y una mentira.

Considero que es ridícula en extremo esa “explicación” según la cual los revolucionarios perdimos porque a las gentes del pueblo –de un pueblo como el venezolano. que hace tiempo dejó de ser campesino y ahora la revolución bolivariana acaba de alfabetizar totalmente- les hicieron creer que con la reforma constitucional el Estado hasta les iba a quitar sus hijos...

O esa otra patraña de que el pueblo “votó contra el socialismo”, como alegan los agentes de Washington, por una parte, y asimismo lo dicen ciertos “revolucionarios”, con el argumento de una supuesta falta de preparación de nuestras masas populares para entenderlo. Parecerían olvidar quienes así opinan que aquí en Venezuela, por ejemplo, existe desde 1931 un partido comunista, con su periódico Tribuna Popular desde 1948, ambos conocidos ampliamente en todo el país y cuya tarea principal justamente ha sido propagar en esas masas la idea del socialismo.

Lo importante hoy, sin duda, es que la dirección revolucionaria se atreva a enfrentar la realidad del descontento popular, y lo lógico sería darle un revolcón al gabinete ministerial sin contemplaciones personales. Eso es lo clásico y lo que hace el jefe de Estado de un país democrático, en cualquier parte del mundo, ante una situación semejante, para no hablar del otro paso todavía más drástico como es proceder a la disolución del parlamento y llamar a elegir uno nuevo.

Tal es la vía llamada democrática, propia de una democracia como la que ahora tenemos en Venezuela. Otra vía también posible es la de una democracia revolucionaria, basada en las clases trabajadoras y fundamentalmente en la clase obrera, que sustituya la actual propiedad privada sobre los medios de producción por la propiedad colectiva sobre esos medios, es decir, que tome efectivamente el rumbo hacia el socialismo, el verdadero y no uno utópico, sin tapujos.

Por ahora, la verdad es que el pueblo venezolano no ha dicho ni Sí, ni No.

Envío de: http://pcvcarrizal-aquiesta.blogspot.com