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NO SE PUEDE HACER SOCIALISMO SIN EL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA REVOLUCIONARIA ( 2 )
Publie le Martes 10 de julio de 2007 par Open-PublishingTP: En Venezuela la juventud burguesa se moviliza contra el gobierno progresista ¿No es antinatural que los jóvenes sean de derecha?
DB: La juventud no es una clase social. En el mundo entero, en relación con la mundialización capitalista, se asiste a fenómenos parecidos en torno a la juventud. El primer fenómeno es que con la agravación de la crisis, se pide a los jóvenes que se adapten a una sociedad más dura e inhumana. Esto puede llevar a rebeliones como ha ocurrido en Chile, Grecia o en Francia. En este último país la juventud no ha votado por Nicolás Sarkozy, ha votado masivamente por la izquierda. Pero hace falta ver también que ya que la juventud no es una clase social, en su seno se producen las mayores desigualdades; la fractura entre los jóvenes es más grande que en los otros grupos etarios. Por tanto aunque la mayoría de la juventud pueda ser golpeada, hay una minoría que puede radicalizarse en el otro sentido. En fin, conozco mal la situación de Venezuela, pero en mi reciente viaje me ha sorprendido el hecho de que había dificultad para contratar enfermeras y médicos venezolanos para atender a los pobres; ¿hay un verdadero trabajo ideológico en la juventud universitaria o se les ha ofrecido fáciles ventajas individuales? Se hace un trabajo enorme para integrar las capas proletarias al sistema educativo, pero es un terreno en el que me parece que subsisten los problemas.
TP: ¿Qué valores crees que deben ser defendidos y cultivados en una educación socialista?
DB: Los contrarios a los del capital; por ejemplo al egoísmo individual hay que sustituirlo con la solidaridad, la ayuda mutua. Es más fácil decirlo que hacerlo porque si el capitalismo, la apropiación privada, tiene siglos de historia y parece provenir de un derecho natural, en materia de socialismo sólo estamos al comienzo. Pero hay a menudo en las tradiciones populares, por ejemplo en los Andes, en las formas de producción colectiva, cosas que existen y deben ser desarrolladas, que están en la base de la moral popular, y a veces también en algunos aspectos contradictorios de la religión. Hay en general principios comunes a toda la humanidad y otras reglas morales más locales que pueden corresponder a estos grandes ideales universales. Es tal vez por lo que he visto, lo que convierte a la sociedad venezolana en tan apasionante hoy en día, todo se convierte en una cuestión no sólo política, económica, sino también moral. ¿Quién va a ganar, el interés individual, el de los pequeños grupos deseosos de consumo, o el interés colectivo, lo humano, la educación, la salud?
TP: Una televisión al servicio de la construcción socialista ¿es fundamental?
DB: Efectivamente es fundamental, y la campaña que ha habido no sólo en Venezuela sino en el mundo entero sobre la no renovación por el gobierno venezolano de la licencia a una cadena televisiva privada, no es nada inocente. Se trata de ofrecer la imagen de una dictadura para poder atacar al gobierno impunemente, desestabilizarlo, pero hay más. Primero, el hecho de que el 90 % de la información mundial está controlada por el imperialismo estadounidense y sus aliados europeos; es un monopolio que no pueden abandonar porque de otra manera los pueblos se darían cuenta de la fragilidad económica e incluso militar del Imperio. Se darían cuenta de que es posible una resistencia. Además la televisión corresponde a un modelo de dominación imperialista sobre los espíritus. El individuo está aislado ante un televisor que le vacía el cerebro, lo llena de imágenes; lo hace obeso, desgraciado, vacío y saturado de puñetazos publicitarios, un ritmo, ruidos, luces. Es una dulce adicción que lo conduce hacia su propia aniquilación. Por tanto, la reacción violenta de la televisión capitalista frente a lo que afecta a su mercado se parece algo a la reacción de una mafia que se defiende y defiende su monopolio sobre los espíritus. No se trata simplemente de que un gobierno tenga legítimo derecho de otorgar o no una frecuencia televisiva a una cadena pornográfica, violenta y que participa en un golpe de estado, sino más bien de este monopolio sobre los espíritus.
TP: ¿Cuál es la función de los intelectuales revolucionarios en los procesos de liberación populares nacionales?
DB: Me parece que en Venezuela se plantean más frontalmente que en Francia dos cuestiones, la de la soberanía, de la resistencia a la agresión permanente de los EE.UU. y de las multinacionales, y la de responder a las necesidades materiales, físicas e incluso espirituales, intelectuales de una población en pleno subdesarrollo. Por tanto el intelectual revolucionario debe participar en esta doble tarea que es la de toda la sociedad. Debe ayudar a la construcción de esta identidad nacional, bolivariana, debe oponerse con la creación, el debate, formas de reflexión, de creación, a lo que describía antes como una dulce marcha hacia el aniquilamiento intelectual. Veo que lo que hacen los cubanos es completamente apasionante y contribuye a la formidable resistencia de este pueblo. Hay que poner atención en este campo porque a veces el principal aporte no es necesariamente entendible política e ideológicamente, hay que dar a la creación un espacio de libertad. Es complicado de entender porque si se lleva bien el proceso revolucionario deberá surgir un nuevo público, el pueblo deberá ganar acceso a la educación, a la lectura, al teatro, y no necesariamente compartirán los gustos de una vanguardia o los refinamientos de una elite burguesa. Me parece que hace falta a la vez aumentar el número de los que tienen acceso a la cultura y ayudar simultáneamente en la elevación del nivel de conocimientos y de la creación, evitar la ruptura. Hace falta, como lo hacen los cubanos en el campo médico y en otros, formar profesionales conscientes de sus deberes hacia el pueblo. Lo más extraordinario en Cuba no es que se vayan algunos, sino que se queden tantos intelectuales e investigadores de alto nivel a pesar de las dificultades. No se puede hacer socialismo sin el desarrollo de la conciencia revolucionaria. Creo que hay en la experiencia cubana un proceso de rectificación permanente del socialismo que sería interesante conocer mejor. Acabamos de escribir un libro sobre este tema con J.F. Bonaldi titulado Cuba, Fidel y el Che o la aventura del socialismo. Creo que habría que aumentar las reflexiones sobre las experiencias pasadas, presentes y las que Uds. viven actualmente en Venezuela, que nos parecen absolutamente apasionantes. Estamos atentos a lo que ocurre en su país hasta un nivel que Uds. no se pueden ni imaginar; tenemos necesidad de los análisis de Uds., y de hecho ya comenzamos a conocer los trabajos y reflexiones del Partido Comunista venezolano, y eso nos ayuda mucho. En Europa, en Francia, los necesitamos a Uds, especialmente en vista de nuestras capacidades actualmente muy vacilantes.
Nota de la Redacción TP:
(*) Pierre Bourdieu es un destacado científico sociólogo francés. A pesar de lo que piensa la camarada Danielle creemos que se le puede inscribir en una corriente "neomarxista". Inventa nuevos términos de análisis de la realidad social que enriquecen la sociología. Influye en los estudiosos de las clases sociales y de otros fenómenos. Al final de su vida tomó partido activo en favor de los movimientos sociales de los oprimidos y de los explotados y en contra del capitalismo. Una frase suya en contra de la desviación liberal y oportunista de la "izquierda" francesa (fundamentalmente los partidos socialista y comunista) fue: "Hace falta una izquierda a la izquierda de la izquierda". La derecha académica francesa intentó marginarlo pero no pudo ocultar la fecundidad de sus análisis sobre diversos problemas y cuestiones sociales ni tampoco impedirle llegar a la cima de la jerarquía académica: le Collège de France.
Junto a Danielle Bleitrach, a James Petras, a Henry Lefebvre, a Wright Mills, a Jesús Ibáñez y otros sociólogos, dignifica la ciencia sociológica y la saca del pantano burocrático, positivista y reaccionario en el que la mete la burguesía.
Fuente Original: http:www.tribuna-popular.org