Portada del sitio > Nadie puede matar la luz..
La posibilidad de ser testigo de un hecho histórico, es siempre, un regalo que la vida nos da. Hay tal cúmulo de circunstancias que se han hermanado, para ponernos en ese lugar y en esa hora, que algunas veces pensamos que algo mágico hay en las realidades, por más políticas que ellas sean.
Eso pensaba, sentada con mis dos hijas en la Plaza Manuel Marulanda, teniendo por norte la estatua recién descubierta de quien le da nombre. Ellas, jóvenes, llenas de sentimientos frescos, se dejaban llevar por el calor de aquella plaza amable, donde la vida, la alegria, la solidaridad, la sencillez, la valentía campeaban.
Mucha juventud, hacía presencia. Mensajeros de la voz del pueblo "El pueblo lo dice y tiene la razón: Las Farc son el ejército de la revolución", consigna hecha canto. Vida. Futuro.
La historia se glosa en ese bello viejo en silla de ruedas que presa de la emoción grita:
"Yo fui companero de Manuel, yo estuve a su lado luchando. Viva Manuel Marulanda"
Seco una lágrima disimuladamente; me cuido de que ninguna debilidad aparezca, trato de no quebrarme, como siempre.
Un animal de galaxia, un hijo del tiempo, salta a la palestra con su verbo enamorado y enamorador:
"Que difìcil ser como él
Nacer campesino para nunca dejar de ser
Vivir para nunca morir
luchar por la vida, toda la vida, más allá de la muerte"
Vuelve la algarabía a sacudirme. Una bandera de los estados unidos ondea quemándose. Qué contraste...El símbolo patrio por excelencia, ondea en medio de las llamas. Aplauden. Aplaudo.
Mujeres....Muchas mujeres. Unidas. Nuevas. Frescas. Indiferentes al modelo que quieren vendernos: Beligerantes. Companeras de sus hombres.
Ninos. Muchos. Gritan. Gozan. Se viculan a las causas de sus padres, a lo que han mamado en sus hogares, en su hermoso barrio, a ese nuevo ideal donde la vida, la paz, la fiesta, sean posibles.
Una cervecita aquí, un abrazo allá, un encuentro más allá.
Un poeta, enorme, enorme, enorme, un gran poeta, lee un bellísimo poema en que se declara la inutilidad de un portaviones gringo. "Aquí lo que sobra es música y ganas" , le dice el poeta grande, al barco "con su cubierta, sus avioncitos, su muerte gris ".
Siembro miles de flores, en mi cabeza, en el barco que pretenda violar mi corazón. Repito con el poeta:
"Ahí sabrás que a cada hombre muerto le sobrevive
su mujer
y a cada mujer muerta la sobrevive la dignidad de
su amor"
Huéspedes ilustres que han venido a solidarizarse con nuestras causas, de acá, de allá, leen, proclaman, asumen el riesgo...no sin sentir el peso de su solidaridad, que ya sabemos cuánto vale hoy...Para quien la da y para quien la recibe.
Y música....voces, cuerdas, instrumentos, ritmo, cuerpo. "Esta canción la hice para Chavéz, por supuesto, pero hoy la canto para Manuel" dice una poeta de la solidaridad, una mujer de la solidaridad. Su voz se afina, se hace fuego, agua, nube, flor. Cierro los ojos. Me reservo el derecho de sonar. Me descuido. Relajo el ánimo y el corazón. Raro privilegio.
Llega un mensaje... afinen el oido. Un mensajero. Un portador de la buena nueva. Las palabras de un valiente, viajeras por encima de los montes , por en medio de los rios, cabalgando, jadeantes. Llegaron.
La buena nueva, reitera, insiste, reafirma: Hoy más que nunca el presente es de lucha porque el futuro es nuestro. Hoy más que nunca, pero como siempre, se imponen el valor y la coherencia. Es verdad que las circunstancias son duras, es verdad que los golpes quebrantan, que las ausencias duelen, pero el proyecto por el que se juró vencer, permanece.
La noche avanza...Los abrazos, los saludos, la palabra, también.
Acá estamos. Somos los que somos. Somos lo que somos. Nadie puede matar la luz....