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Nicaragua: La derrota del miedo
Publie le Viernes 10 de noviembre de 2006 par Open-Publishing2 comentarios
por Augusto Zamora R. Rebelión
Lo intentó todo EEUU, salvo la amenaza militar, para impedir la victoria electoral del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y de su candidato, Daniel Ortega. Desde el año 2005, su embajador en Managua, Paul Trivelli, asumió el papel de director supremo del antisandinismo y presionó, intrigó, amenazó, sobornó y castigó a todos aquellos que, en su opinión, se oponían u obstaculizaban la formación de una nueva coalición antisandinista, como las que habían triunfado en las elecciones de 1990, 1996 y 2001, siempre bajo la égida tutelar de Washington.
El objetivo fundamental de EEUU era el ex presidente Arnoldo Alemán, quien, pese a ser procesado y condenado por malversación de fondos públicos, seguía controlando con mano de hierro al Partido Liberal Constitucionalista (PLC). Trivelli presionó cuanto pudo para que Alemán dejara el partido y lo entregara a su candidato, Eduardo Montealegre, entonces ministro de Finanzas y protegido del presidente Enrique Bolaños. Al no lograr la retirada de Alemán, se promovieron juicios en su contra en Panamá y EEUU, por corrupción. Luego siguió un sistema de premios y castigos, sancionando con la retirada de la visa estadounidense a los dirigentes del PLC que se negaban a secundar su línea. Trivelli fracasó. Alemán impuso a su candidato (José Rizo) y la lista de diputados a la Asamblea General. Montealegre fue expulsado del PLC y debió crear su propia plataforma política, la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN).
El sandinismo también veía ahondarse su división, con la entrada en la contienda electoral del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), al que se afiliaron figuras señeras de la revolución, como el padre Ernesto Cardenal, el ex presidente y escritor Sergio Ramírez y tres ex miembros del directorio revolucionario, además de una extensa lista de prominentes figuras. EEUU contempló satisfecho esta división, que debilitaba a su archienemigo y reducía sus posibilidades electorales.
La reacción del FSLN fue sagaz. Retomando la fórmula integradora aplicada en 1978 y 1979, para unir a distintos partidos y agrupaciones en una causa común, la dirigencia sandinista fue cerrando flancos. Se reconcilió con la Iglesia Católica y su enemigo visceral, el cardenal Obando. Se abrió el partido a grupos de centro, antes antisandinistas, como los socialcristianos y conservadores. Por último designó candidato a vicepresidente a un ex director de la contra, que abrió este movimiento al sandinismo. Los lemas de campaña resumían el espíritu de aquella singular alianza: Unidad, paz, reconciliación. “Unida, Nicaragua triunfa”. El rosado era su bandera de combate.
Tras fracasar los intentos por unificar a los liberales, el embajador Trivelli promovió la guerra sucia contra el FSLN. Para ello contó con el apoyo del gobierno de Bolaños y del Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), órgano que reúne a todos los grandes grupos económicos de Nicaragua. Usando como punta de lanza a los medios de comunicación en manos del COSEP, se empezó a propagar noticias falsas sobre el riesgo de guerra, tomas de tierra, asonadas y restablecimiento de las tarjetas de racionamiento y del servicio militar. Se buscaba generar miedo en la población, una táctica que había demostrado su fuerza intimidatoria en las tres elecciones anteriores.
Ante el hecho de que las encuestas seguían reflejando una notable ventaja del FSLN y Ortega, se promovió, en las semanas anteriores a la elección, la visita a Nicaragua de congresistas republicanos, altos funcionarios del Departamento de Estado y ex miembros del gobierno Reagan, vinculados a la guerra en los años 80. Todos advertían que un triunfo del FSLN provocaría represalias por parte del gobierno Bush. La presión alcanzó su cúspide cuando tres congresistas republicanos amenazaron con bloquear las remesas de los emigrantes nicaragüenses en EEUU, pidiendo a Bush la aplicación de legislación antiterrorista a Nicaragua, en caso de victoria de Ortega. Era el golpe más bajo que podían dar, habida cuenta que las remesas de los emigrantes son la primera fuente de divisas del país y que provienen principalmente de EEUU. La terrible amenaza, sin embargo, no bastó para atemorizar a un número suficiente de de votantes.
En la noche del 5 de noviembre, cuando empezaron a conocerse los primeros resultados, que daban a Daniel Ortega más del 40% de votos, EEUU intentó una última y disparatada maniobra. La delegación enviada por el presidente Bush emitió un comunicado en el que afirmaba la existencia de graves irregularidades en las elecciones, que podía poner en duda la imparcialidad y transparencia del proceso electoral. Desde la sede diplomática y Washington se presiona a la OEA, el Centro Carter, la Unión Europea y otros organismos, para que asuman la línea de EEUU. Nuevo fracaso. Insulza, desde Uruguay, confirma la decisión del organismo regional de avalar la transparencia de las elecciones y la validez de sus resultados. Para disipar las nieblas que emite la embajada estadounidense, a las siete de la mañana del 6, la organización Ética y Transparencia, en rueda de prensa, valida el proceso electoral y afirma que, según sus conteos internos, el FSLN va a ganar las elecciones con el 40%
de votos.
No eran, realmente, elecciones libres. Desde 1990, los nicaragüenses acuden a los procesos electorales con una pistola en la cabeza. En 1990, era la continuación de la guerra, el bloqueo económico y las penurias. Desde 1996, la amenaza de sanciones, bloqueos y represalias, en medio de una atroz campaña interna, agitando el fantasma de la guerra. La coacción llegó al extremo que el presidente Arnoldo Alemán ordenó, en los días previos a las elecciones de 2001, un despliegue general del Ejército, hecho que aterrorizó a muchos ciudadanos, que vieron en la medida un anticipo de la guerra.
En las elecciones de 2006 fracasó la estrategia del miedo y la coacción. EEUU fue incapaz, no sólo de mantener la coalición antisandinista, sino de amedrentar a un número suficientes de votantes. De ahí que la victoria sandinista sea un revés tan duro para el gobierno Bush. Porque el ascenso al poder, nuevamente, esta vez por medio de las urnas, permitirá al sandinismo gobernar sin guerras, bloqueos, destrucción y muerte. Tendrá, ahora, la oportunidad de hacer lo que la guerra de agresión frustró en la década de los 80. Si estos cinco años venideros son bien aprovechados, el pueblo terminará de perder el miedo y podrá comprobar, con hechos, las bondades de un gobierno nacionalista y de izquierdas. Si el FSLN lo hace bien, puede haber gobierno sandinista para rato.
* Profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid. Su última obra es La Paz Burlada, los procesos de paz en Centroamérica 1983-1990.
Mensajes
10 de noviembre de 2006, 23:50
ME ALEGRO MUCHO TU COMENTARIO SOBRE NICARAGUA , ERES UN ORGULLO DE NICARAGUA , SOY ESTELIANO Y IGUAL QUE TU Y TU PADRE SI NO ME EQUIVOCO TU FUISTES UNO DE LOS NICARAGUENSES QUE GANASTES EL CASO EN LA HAYA FUISTES FIGURA CLAVE SE CONDENO ALOS ESTADOS UNIDOS Y DEBIAN INDEGNIZAR A NICARAGUA POR LA GUERRA INJUSTA QUE TANTOS NICARAGUENSES MURIERON Y LOS EU DEBIAN DE PAGAR A NIC 17000000000 MILL DE DOLARES
HACE POCO TE VI EN UNA ENTREVISTA EN UN CANAL EN NICARAGUA SIEMPRE PLATICAMOS DE TU PERSONA CON ULISES LANUZA CHEPON qepd SALUDES
25 de noviembre de 2006, 20:21
EL TRIUNFO DEL FSLN DERROTA NACIONAL Y CONTINENTAL DEL IMPERIALISMO
Ante el desplome de 16 años de gobiernos neoliberales y la victoria electoral del FSLN en la Alianza “Unida Nicaragua Triunfa”, los abajo firmantes, en representación de un contingente histórico de luchadores sociales, hemos considerado un deber necesario, dejar plasmada nuestra posición política-ideológica ante la opinión pública, nacional e internacional.
Entre nuestros criterios queremos resaltar los siguientes:
Primero:
El pueblo de Nicaragua dio su voto de confianza al FSLN y a la candidatura del comandante Daniel Ortega Saavedra después de 16 años de estar sumergido en una miseria nunca vista antes en la historia mientras el abismo entre ricos y pobres se hizo cada vez mas grande, el ascenso entreguista de Violeta Barrios de Chamorro, el lapso corrupto de Arnoldo Alemán hasta el austerismo antinacional y antipopular de Enrique Bolaños Geyer.
Segundo: Gran parte del pueblo nicaragüense desdeñó otras opciones y apostó con su voto a la única fuerza que estaba en capacidad de hacer frente a la oligarquía tradicional corrupta y vendepatria. Votó por el FSLN, partido que aún con todas las limitaciones que se le pueden señalar, fue el partido que durante su gestión de gobierno entre 1979 y 1990 logró grandes beneficios sociales para la población y que además en los tiempos recientes impulsó excelentes políticas sociales a través de las alcaldías municipales entre las que se pueden destacar la campaña de alfabetización, la Operación “Milagro” y otras programas alternativos que favorecieron al campesinado, el movimiento cooperativista, la niñez y las mujeres.
Tercero: No solo constituyó una derrota a la oligarquía tradicional vendepatria sino también a la campaña del miedo gestada y respaldada por millones de dólares de los EEUU. Pocas elecciones en el mundo fueron tan limpias y observadas por distintos organismos internacionales y a su vez, nunca antes en la historia habíamos visto una intervención yanqui tan vulgar y tan descarada en los asuntos internos de un país condenada hasta por los mismos observadores de la Unión Europea y representantes de la OEA.
Entre mas alto era el rango del filibustero que venía de EEUU, mas larga era la fila y las reuniones con todos los candidatos de la derecha.
No faltaron amenazas como la suspensión del envío de las remesas familiares; maniobras como la introducción de la discusión del aborto terapéutico en el poder legislativo por parte del presidente Enrique Bolaños Geyer. Más, el pueblo hizo caso omiso de la satanización de los años 80 con el terrorismo electoral, y se volcó masivamente a votar por la opción del FSLN.
Cuarto: A pesar de estas sucias campañas, no se hizo esperar el reconocimiento de gobiernos y pueblos al éxito electoral del FSLN. Los gobiernos revolucionarios y progresistas desde Cuba hasta el cono Sur han expresado abiertamente su júbilo ante esta nueva Victoria de los Pueblos Latinoamericanos.
Quinto: El eje del mal encabezado por Washington y sus aliados que se imponen sobre los pueblos a base de presiones y guerras de rapiña (Afganistán, Irak, Palestina como los ejemplos más recientes), han sufrido tanto a lo interno como a lo externo contundentes derrotas de repercusión mundial.
Hoy miércoles 8 de noviembre, fecha en que redactamos esta declaración nos llega la noticia de que por décimo quinto año consecutivo y con record de 183 votos a favor la Asamblea general de la ONU ratificó la demanda de cese al asedio económico, comercial y financiero a Cuba. A esto se agrega el singular fracaso de Bush y su pandilla en las elecciones legislativas de EEUU con lo cual la derrota se torna triple en una sola semana para el imperialismo y sus secuaces.
Sexto: En esta época del mundo unipolar, del auge revolucionario en América Latina en que la situación se torna compleja y confusa en lo económico, político, ideológico, social y cultural es cuando mas se debe aplicar la concepción dialéctica de la historia.
Gran parte de la población incluidos nosotros está contra el pacto que se dio con el sector mas corrupto de la derecha local (PLC), lo que entre otras consecuencias tuvo que el voto de la izquierda se dividiera, pero sobre todas las cosas la bandera antipacto implicó que buena parte del electorado popular la diera el voto al emergente partido de la oligarquía tradicional (ALN) (el candidato del State Departament), que quedó en un ventajoso segundo lugar.
El FSLN debe romper con estas rémoras y encabezar una verdadera lucha contra la corrupción, su pacto debe ser con el pueblo, con las fuerzas patrióticas y progresistas de la sociedad. Todo esto debe estar enfilado a rescatar su prestigio y la base social que se tuvo en el periodo de la revolución.
Séptimo: Dentro de esta lógica para que haya transparencia, gobernabilidad y coherencia deben ubicarse en la administración y gestión pública a personas calificadas no solo por su honestidad y confiabilidad, sino también por su capacidad. El FSLN debe deshacerse de las viejas lacras maniobreras y perniciosas que tanto daño le hicieron en los años 80 a movimientos sociales tan estratégicos como el movimiento sindical. La dirigencia y los cuadros del FSLN también deben superar el mezquino sectarismo acercándose y estableciendo acuerdos con personalidades, intelectuales y muchos hombres y mujeres de la izquierda nicaragüense que ha sido siempre inclaudicable, para fortalecer las tendencias progresistas de la sociedad y arrebatarle la iniciativa a las tendencias político-ideológicas más conservadoras de la sociedad. Recordemos lo que le pasó al Gobierno de Salvador Allende Todo esto, deberá dar como resultado una autentica unidad popular
Esta es una oportunidad histórica única para el FSLN como para el pueblo nicaragüense, ahora o nunca. De lo contrario esta victoria podrá convertirse en una derrota estratégica.
El nuevo gobierno que encabezará el Comandante Daniel Ortega Saavedra a partir del 10 de Enero próximo, debe tener presente que el imperialismo norteamericano siempre tiene una carta escondida en la manga de su camisa. La historia esta repleta de estos ejemplos.
Octavo: En estas circunstancias el FSLN requiere organizarse como Partido o Movimiento capaz de darles formación revolucionaria a los trabajadores de la ciudad y del campo, a los jóvenes hombres y mujeres, a todos los ciudadanos para construir si no una vanguardia, una alternativa de organización suficientemente sólida con una ideología verdaderamente humanista, anticapitalista.
Sin este tipo de organización, el futuro del FSLN, el poder conquistado con tanto tesón se vuelve incierto y a la deriva.
Noveno : El FSLN debe cambiar la concepción de desarrollo del país y romper con el esquema oligárquico de “apertura comercial, inversión extranjera, créditos y ayuda externa”. Esa es la receta propia de los gobiernos neoliberales. Debe construirse un mercado interno con todas las perspectivas de expandirlo regionalmente, y la inversión extranjera debe realizarse en función de ese mercado bajo un control por medio de políticas nacionales que delimiten los espacios en los que la inversión se supedite a las necesidades nacionales de desarrollo; Garantizar transferencia tecnológica y la calificación de los recursos humanos. No se puede subordinar el desarrollo económico y social a las condiciones de los prestamistas internacionales; debemos comparecer ante ellos con una visión de proyecto nacional.
Tal proyecto deberá ser autónomo privilegiando beneficios sociales tales como la educación, la salud, las fuentes de trabajo a las grandes mayorías.
Décimo: El compromiso final de este contingente histórico de luchadores sociales será de respaldo al nuevo gobierno siempre y cuando este cumpla con el mandato y la confianza depositadas por el pueblo en las urnas.
El apoyo del Pueblo nicaragüense al nuevo gobierno no significa un cheque en blanco al FSLN, al Comandante Daniel Ortega, sino, un voto de confianza después de largos años de desesperanza y de engaños de los gobiernos neoliberales.
Managua 9 de Noviembre 2006
Dr. Julio Briceño Dávila Prof. Lombardo Aburto Cornejo
Róger Callejas Moreira Lic. Rafael Casanova Fuertes
Lic Gonzalo Alvarado Acetuno Gustavo A. Cornejo Alvarado