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OTAN 1949-2009: infamia, tramas oscuras y liberticidas

Publie le Miércoles 8 de abril de 2009 par Open-Publishing

Por Humanité Dimanche

1949, Europa está exhausta tras la 2ª guerra mundial que ha provocado más de 45 millones de muertos. La Unión Soviética ha sido decisiva en la victoria y su esfera de influencia se ha incrementado. Para los Estados Unidos, es el enemigo nº 1. Para combatirla se crea la OTAN, comienza la guerra fría.

El 7 de marzo de 1966, el general De Gaulle se dirige al presidente Lyndon Johnson para anunciarle que en adelante Francia no participaría más en el Mando Integrado de la OTAN, esencialmente, en nombre del respeto primordial a la independencia de Francia. Estimando que el equilibrio del terror nuclear alejaba el riesgo de un conflicto directo entre Estados Unidos y la URSS y con la fabricación de una bomba atómica francesa que permitía la “disuasión nuclear”, el Jefe del Estado francés escribió: “ Por todo ello Francia se propone extender el ejercicio pleno de su soberanía sobre todo su territorio, actualmente mermada por la presencia permanente de elementos militares aliados o por la utilización habitual que se hace de su espacio aéreo, cesando su participación en los Mandos “integrados” de la OTAN” . El año siguiente los EE.UU. evacuaron del territorio nacional francés la totalidad de sus fuerzas, es decir 27 000 soldados, 37 000 empleados civiles, y liberaron 30 bases terrestres, aéreas y navales. El retorno al seno militar estadounidense decidido por Nicolás Sarkozy es por tanto una tremenda regresión.

Desde su creación, en Washington el 4 de abril de 1949, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (1) es el instrumento privilegiado, junto con la CIA, de la nueva estrategia estadounidense para poner bajo tutela a Europa Occidental. Desde antes de la Segunda Guerra Mundial, y muy especialmente, en el contexto de la división del mundo en dos bloques – una de cuyas fronteras más estratégicas pasaba por el continente europeo- los Estados Unidos ponen en práctica un dispositivo temible de injerencia en las decisiones de los pueblos del mundo y especialmente de Europa del Oeste. Se dotan de un “centro de decisiones de la política extranjera estadounidense, destinado a oponerse a los planes de Stalin y a garantizar los intereses y la seguridad de los EE.UU.” (2).
Ratificada el 26 de julio de 1947 por Harry Truman, el Acta de Seguridad Nacional (National Secutity Act) establece al lado del Presidente de los EE.UU., un Consejo Nacional de Seguridad, encargado de coordinar las actividades del Secretariado de Defensa y de los Servicios secretos con la política fijada por el Departamento de Estado.

Los Estados Unidos, la única gran potencia que no ha conocido la destrucción de su territorio, son los grandes vencedores de la Segunda Guerra Mundial. De una manera “completamente natural” Washington se plantea poner en práctica una política de reconfiguración de Europa en beneficio de sus propios intereses. Así intentará, desde 1940, privilegiar por ejemplo a Pétain y al Régimen de Vichy en detrimento del General De Gaulle y de la Resistencia. El proyecto de los EE.UU. era crear en los países europeos liberados, además de modificaciones territoriales (3), una Autoridad de ocupación que asegurase la transición con una constitución según el modelo estadounidense.

En este marco, la OTAN es destinada a ser el brazo armado estadounidense con un doble objetivo: combatir la influencia de la URSS con una estrategia de cerco militar y, al mismo tiempo, en nombre de “la defensa de la libertad”, impedir la aparición de políticos independientes en los países europeos y ,especialmente, cortar un posible acceso al poder de los Partidos comunistas y progresistas en Europa Occidental.
Formalmente el Tratado del Atlántico Norte es una alianza defensiva de Estados que se comprometen a acudir en socorro de todo miembro víctima de una agresión exterior. En la práctica, la OTAN ha estado, directamente o con la CIA, en el origen de todas las tramas oscuras que ha conocido Europa desde 1945. El documento adoptado el 27 de mayo de 1955, preconiza “tener en cuenta la necesidad eventual, de algunos países de la OTAN, de utilizar una parte de sus fuerzas OTAN” fuera de la zona de referencia, “dadas las formas diversas y cambiantes que puede tomar la amenaza comunista de inspiración soviética en el conjunto del mundo”. Se avalan oficialmente de este modo, en el mismo marco, las guerras coloniales contra los movimientos de liberación nacional y la represión contra toda tentativa política progresista. Por otra lado, desde noviembre de 1944, las fuerzas británicas intervienen en Grecia contra la Resistencia dirigida por los comunistas, aliados a organizaciones patrióticas, que habían liberado más del 90 % del país. El apoyo logístico estadounidense a las tropas británicas y a sus aliados locales rompió la Resistencia griega, al arrojar decenas de miles de toneladas de bombas y al lanzar, en 1949, sobre la montaña de Grammo-Vitsa 388 bombas de napalm, una primicia…

Las actividades subversivas- en nombre del anticomunismo- de los Estados Unidos en Europa Occidental han pervertido la vida democrática en los países afectados, durante las décadas de la confrontación Este-Oeste (según la expresión del presidente Truman: “Cada uno debe elegir su campo”). En Francia, por ejemplo, en asociación con la CIA, fue lanzada una formidable campaña llamada “Plan Cloven” desde los años 50 contra el PCF, con la participación de numerosas personalidades, movilizadas a menudo sin saber que estaban siendo manipuladas por la Agencia estadounidense. Fondos del Pentágono fueron asignados a periódicos, a intelectuales y también a sindicalistas, como aquellos que provocaron la escisión de la CGT con la creación de F.O. (Force Ouvriêre). Se trataba, precisaba el plan, de destruir “la influencia comunista” en la enseñanza, en la administración y en las empresas. La lucha contra la participación francesa en la OTAN, animada por los comunistas y el Movimiento por la Paz, conocía su punto culminante los días 28 y 29 de junio, durante una potente manifestación en Paris contra la presencia del Comandante en Jefe de la Alianza, el general Ridgway (“¡Ridgway la peste!”). La represión policial se tradujo en un muerto, 230 heridos, y 518 detenciones.

Fondos del Pentágono son asignados… a sindicalistas como los que escindieron la CGT

En 1950, los Estados Unidos, lanzan la estrategia más amplia “Stay Behind”, auspiciada por la OTAN, destinada a luchar contra “la expansión del comunismo” en los países europeos. Comandos clandestinos que disponían de depósitos ocultos de armas son instalados en los diferentes países europeos para, en caso de necesidad, impedir por todos los medios la llegada al poder de los comunistas y sus posibles aliados. En Italia, se creará “Gladio” (la espada), un programa cuyo brazo armado está constituido por activistas neofascistas, bajo el paraguas de la OTAN. Su objetivo es impedir la instalación en Roma de un gobierno que reúna a comunistas y democratacristianos.

Las acciones de “Gladio” están orquestadas por la logia masónica P2, cuyo gran maestre es Lucio Gelli y cuyos miembros son políticos, hombres de negocios, abogados, militares. Manipulando grupúsculos de extrema derecha, autónomos o de extrema izquierda, el ejército secreto de la OTAN financia u organiza directamente sangrientos atentados. De 1969 a 1980 (los años de plomo), más de 600 atentados fueron perpetrados, provocando al menos 362 muertos. El 12 de diciembre de 1969, el atentado de la Piazza Fontana, en Milán, provocó 16 muertos y 98 heridos. El atentado contra la estación de Bolonia, el 2 de agosto de 1980, provocó 85 muertos. El asesinato del dirigente de la democracia-cristiana Aldo Moro, en mayo de 1978, ya había hecho añicos toda posibilidad de “compromiso histórico” con el PCI. Las secuelas de “Stay Behind” todavía no han sido erradicadas: la democracia italiana permanece, aún hoy, herida por los años de plomo.

Reencontramos “Gladio” y, especialmente, a uno de sus agentes Stéfan Della Chiaie, en América Latina, en la operación “Cóndor”, que consiste en asesinatos de demócratas sudamericanos. En 1975, este asesino tuvo contactos con la siniestra policía política chilena, la DINA, y participó junto a Klaus Barbie en el golpe de Estado de 1980 en Bolivia. DellaChiaie también fue visto en compañía de un jefe de los fascistas turcos “los Lobos grises”, en Miami en 1982. El programa “Stay Behind” fue igualmente activo en el golpe de los coroneles griegos (24 de abril de 1967) destinado a impedir la llegada al poder de una mayoría progresista. El mismo guión se llevó a cabo en el golpe de Estado militar turco del 12 de septiembre de 1980. Estos dos países son miembros de la OTAN desde 1952. En noviembre de 1990, el jefe del gobierno italiano, Giulio Andreotti, confirmó que en 1964 los Servicios de Información militares italianos se habían unido al “Comité clandestino aliado” del que formaban parte los Estados Unidos, Francia, Bélgica, Holanda, Grecia, entre otros países (4).

Belgrado arde bajo las bombas de la OTAN en 1999. Supuestamente cambiar la opinión pública serbia…

Hace diez años, día tras día, el 23 de marzo de 1999, la OTAN, con la participación de Francia, lanzó – sin mandato del Consejo de Seguridad de la ONU- una campaña de bombardeos contra Serbia en el marco de su intervención en Kosovo, violando flagrantemente la Carta de Naciones Unidas, que limita su intervención en la estricta legítima defensa de uno de sus miembros. Al mismo tiempo, en Washington, la Alianza definía un nuevo concepto estratégico, en lugar de disolverse, como habría sido lógico con la desaparición de la amenaza que constituía el bloque del Este. Esta nueva doctrina afirma que la OTAN estará “dedicada a nuevas actividades esenciales, en el interés de una amplia estabilidad”. El 11 de agosto de 2003, la OTAN, tomó el mando de la Fuerza internacional de asistencia para la seguridad en Afganistán (ISAF) en virtud de una resolución del Consejo de Seguridad. De este modo, estamos en el punto de partida: las tropas de los países de la OTAN puestas al servicio de los intereses estadounidenses, gracias a una hábil maniobra de Washington tras los atentados del 11 de septiembre, para velar en adelante por los intereses del sheriff del planeta.

¡En vano! Atascada en una estrategia de “pacificación” digna de las guerras coloniales y encerrada en el apoyo a un régimen fantoche y corrupto, la Administración estadounidense tiene previsto por otra parte negociar con los talibanes “moderados”, salvando la cara a los señores de la guerra que se pretendía combatir. La militarización de las relaciones internacionales no tiene fin: la disolución de la OTAN seria un primer paso- junto al cese de la carrera de armamentos- hacia una cooperación pacífica que cada vez más reclaman los pueblos.

(1) Además de los EE.UU., los miembros fundadores son los firmantes del Tratado de Bruselas (17 de marzo de 1948): Francia,Gran Bretaña, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, a los que se añadieron Canada, Italia, Dinamarca, Islandia, Noruega y el Portugal de dictador Salazar.

(2) “La CIA en Francia”, de Fréderich Charpier. 2008. Éditionss de Seuil. 21 €.

(3) La Bélgica francófona debería unirse a una « Valonia » que comprendiese Luxemburgo y… Alsacia-Lorena

(4) Ver “L´Humanité” del 10 de noviembre de 1990.

HUMANITÉ EN ESPAÑOL