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PREDICADORES DEL SOCIALISMO

Publie le Jueves 23 de agosto de 2007 par Open-Publishing

PREDICADORES DEL SOCIALISMO

HERMES FLORES

Recientemente se celebró otro aniversario del nacimiento de monseñor Romero, mártir de estas tierras y ejemplo de dignidad para los revolucionarios del mundo. Sirva esta memorable fecha para compartir algunas reflexiones que pienso, están inscritas en un debate interesante e ineludible dentro de la propuesta de un socialismo que se parezca a lo que somos como pueblo. La convivencia entre los lenguajes revolucionario y religioso (teológico o profano) presentes en nuestro acontecer, bien lo merece. Sin caer en el magisterio que la Iglesia se atribuye y que ejerce fundamentalmente a través del simbolismo presente en la liturgia.

Estas líneas no llevan la pretensión infalible de un sesudo analista, es más bien una primera idea de alguien que intenta interpretar esa convivencia que adoptamos como pueblo desde nuestra subjetividad, desde las coordenadas culturales de nuestra sociedad y específicamente desde esos esquemas religiosos generalmente impuestos, los cuales se asumen como una opción válida para enfrentar las contradicciones de este momento histórico. Podríamos decir que es un acercamiento a la Revolución Bolivariana desde la fe cristiana que se respira en nuestro pueblo. Más aún, cuando el Presidente se declara creyente y antepone la figura de Cristo como el primer socialista de la historia.

Habrá quien opine entonces que la religión no debe mezclarse con lo político, pero la realidad es que estos dos elementos conforman una plataforma ideológica inseparable en nuestra sociedad. Por eso es natural –y asi lo hemos comprobado en estos días- que algunos jerarcas de la Iglesia manifiesten su “preocupación” en este sentido. Es su espacio político el que está en juego. La clase dominante ha utilizado siempre la religiosidad de nuestros pueblos para apuntalar ideológicamente sus intereses. ¿Cuál es la diferencia hoy? Precisamente que el lado oprimido de la sociedad se perfila como clase dominante, al menos en el plano político-ideológico. De manera que un importante porcentaje de las masas populares percibe en los esquemas religiosos suficiente motivación para alcanzar la liberación.

En nuestra sociedad y tomando en consideración el contexto en que vivimos, donde el individuo está situado, consciente o inconscientemente, de un lado o de otro en la lucha de clases, la relación entre lo espiritual y lo concreto social está culturalmente unido a una motivación por la liberación, llámese liberación cristiana o liberación política, motivada por un combate en el plano revolucionario que busca la construcción de una sociedad socialista. Es aquí donde surgen mis primeras interrogantes:

Si la Revolución Bolivariana se ha caracterizado por reanimar vínculos entre los oprimidos ¿Será un acierto hoy, borrar total y definitivamente los rasgos religiosos de la cultura occidental presentes en nuestra sociedad y sustituirla por el ateismo marxista?...

Obviamente no, en mi humilde opinión el Cristianismo, entendido como parte del imaginario popular, no entra en contradicción con el materialismo histórico, al contrario, lo reivindica.

Por otro lado, ¿los teólogos de la liberación no comparten con nosotros los mismos motivos de lucha, cuando asumen el cristianismo como un ideal por definición liberador?...

De hecho en la Biblia, trastocada o no por la mano impura de la jerarquía eclesiástica, el tema de la liberación siempre fue un asunto central: el Antiguo Testamento gira entorno a la liberación del pueblo de Israel; y en el Nuevo Testamento, que está lleno de episodios políticos, un hombre entrega su vida por la liberación de su pueblo.

Creo que es importante entonces tomar en cuenta estos rasgos, considerando que nuestra revolución socialista debe estar inscrita en el conjunto de la sociedad, en su estructura y en su cultura. Por tanto la liberación debe entenderse como la concreción de un proyecto global de la sociedad, donde el pueblo, con todos sus matices, será sujeto de su propia historia.

Entonces, no parecería extraño si nos convertimos en predicadores del socialismo…