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¿Qué partido necesitan las masas oprimidas de Venezuela para impulsar la revolución socialista?
Publie le Lunes 19 de marzo de 2007 par Open-Publishing¿QUÉ PARTIDO NECESITAN LAS MASAS OPRIMIDAS DE VENEZUELA PARA IMPULSAR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA?
Este papel de trabajo tiene como objetivo introducir algunas consideraciones teóricas e históricas, que podrían ayudar en el debate que existe en este momento en Venezuela, en cuanto al carácter del partido político de la revolución. Carácter, que desde nuestra modesta posición debe ser socialista revolucionario de tipo marxista. Dentro de esta concepción, los hechos históricos no pueden considerarse como hechos ocurridos al azar, sino que deben someterse a las leyes que los rigen. León Trotsky, revolucionario ruso y conductor del Ejercito Rojo, en la Historia de la revolución Rusa dice que “El rasgo característico más indiscutible de las revoluciones es la intervención directa de las masas en los acontecimientos históricos”.Es decir, es un rasgo común –una ley- en todas las revoluciones, la intervención directa de las masas en los eventos históricos. En este sentido, las masas trabajadoras socialistas y revolucionarias, tienen que ser participantes directos en la formación del partido. Más adelante Trotsky agrega: “En los momentos más decisivos, cuando el orden establecido se hace insoportable para las masas, éstas rompen las barreras que las separan de la palestra política, derriban a sus representantes tradicionales y, con su intervención, crean un punto de partida para el nuevo régimen”.
El mundo actual representa un cuadro muy complejo. Coexisten en él casi dos centenares de países que se encuentran a los niveles más diferentes de desarrollo social, económico, político y cultural. En casi todos los países el poder está en manos de los capitalistas, banqueros y grandes terratenientes, que poseen inmensas riquezas creadas por el trabajo de los obreros, los que no tienen nada más que su fuerza de trabajo. Los capitalistas, como es natural, consideran que este orden es justo y tratan de persuadir de ello a los trabajadores. Esta persuasión puede ser violenta o a través de concesiones económicas a los trabajadores. Aunque, estas últimas no se otorgan por mucho tiempo.
En todos los países -ricos o pobres-, los trabajadores son explotados. Sin embargo, en los países pobres, que son la mayoría, la explotación es extraordinariamente mayor. Las masas populares de los países pobres combaten contra las nuevas formas neocolonialistas de las potencias imperialistas y en contra de los agentes y cómplices del imperio, de sus propios países. Estas luchas tienen como objetivo supremo, la independencia económica y política y el avance social y cultural. En nuestros días, ha adquirido importancia fundamental en todo el mundo la lucha de los pueblos por la paz, contra la nueva guerra mundial que prepara el imperialismo internacional, y ante todo, el imperialismo norteamericano, que amenaza a la humanidad con acabar el planeta, ya sea con las emanaciones tóxicas de sus industrias, destruyendo la habitabilidad de la tierra, o ya sea con la catástrofe nuclear.
En toda esta lucha política, compleja y multiforme, por lo general, dirigen las acciones de las clases, capas y grupos sociales los partidos políticos que expresan sus intereses. En los países capitalistas existen no uno sino varios partidos que interpretan los intereses de distintos grupos o capas sociales dominantes. La burguesía de muchos países apoya incluso a los partidos integrados por obreros y campesinos, ejerciendo la plena dirección de éstos, subordinándolos a su influencia e intereses.
Estas condiciones que impone la burguesía, se oponen a la naturaleza de los partidos verdaderamente revolucionarios que reúnen a la clase obrera, a otras capas trabajadoras y a los campesinos. Vladimir Lenin, ideólogo y revolucionario ruso, decía “la lucha entre clases hostiles en una sociedad dividida en clases, se convierte de manera indefectible, al llegar a una fase determinada de su desarrollo, en lucha política. La idea de la fusión revolucionaria entre los obreros, los campesinos y otras capas trabajadoras explotadas como medio fundamental para derribar los capitalistas, terratenientes y banqueros y crear la sociedad socialista debe convertirse en el principio que oriente el Partido Socialista Revolucionario de Venezuela (PSRV); además esta fusión significa que obreros, capas trabajadoras y campesinos venezolanos tienen que marchar directamente, al lado del proletariado de otros países, por el camino de la franca lucha política, hacia la victoria de la revolución socialista. Declaramos que el partido es socialista porque el papel que le asigna la historia consiste en reorganizar la economía y la sociedad según un proyecto preconcebido: la organización consciente de la economía con miras a satisfacer todas las necesidades racionales de la población venezolana y asegurar el pleno desarrollo de su personalidad. Un proyecto semejante no puede realizarse de manera automática. Reclama, por parte de la clase revolucionaria, una conciencia clara de sus fines y de los medios para alcanzarlos. Declaramos, asimismo, que el partido es revolucionario porque es una organización política de vanguardia, cuya tarea fundamental, es organizar y dirigir la lucha de clases contra el capitalismo. Esto exige por parte de las masas trabajadoras, conocer y aplicar el materialismo histórico y el materialismo dialéctico. En resumen, los trabajadores para liberarse de los explotadores, para derrocar el poder de éstos, necesitan un partido político socialista revolucionario, que sea su vanguardia, que exprese sus intereses, y no los intereses de los explotadores.
Antes de caracterizar la esencia del partido revolucionario, que debemos construir los revolucionarios venezolanos, vamos a transitar un corto recorrido histórico, que nos dará cuenta de las múltiples organizaciones que han creado los obreros en su lucha contra la burguesía.
La clase obrera ha venido formando diferentes organizaciones en el transcurso de toda su historia. Cada una de ellas servía a determinados fines de la lucha. Las formas más temprana de organización obrera fueron las cajas obreras de ayuda mutua, las cajas de hospitales, las cooperativas. Estas organizaciones, sin significar aún una lucha activa contra la burguesía, contribuyeron, sin embargo, a la cohesión y ayuda mutua de los obreros. Más tarde aparecieron las uniones sindicales, que ayudaron a los obreros a actuar en un frente unido contra los patronos en la lucha por mejorar las condiciones de trabajo, por elevar el salario, reducir la jornada laboral, es decir, por sus intereses económicos inmediatos. La lucha económica hace ceder algo a los patronos, pero los capitalistas aprovechan la primera oportunidad que se presenta para eliminar las concesiones otorgadas, y de esta manera desmejorar la situación de los trabajadores. Si éstos consiguen, por ejemplo, mejoras salariales, los capitalistas los hacen trabajar más, suben los precios de los alimentos, de la ropa y la vivienda y, así, recuperan con creces lo concedido. En conclusión, la experiencia histórica ha demostrado que el mejoramiento radical de la situación de la clase obrera, su emancipación es imposible sin el derrocamiento de la dictadura de la burguesía.
La experiencia que ha vivido la clase obrera, desde que se constituyó en clase social, hace dos siglos, le ha convencido que debe organizarse tanto para defender los intereses inmediatos del cada día, como para luchar por el derrocamiento de todos los explotadores, y la toma del poder. Por eso es necesaria la lucha política contra las normas capitalistas. Y para organizar y dirigir esta lucha la clase trabajadora debe crear el partido político, que exprese sus intereses de clase. El primer partido verdaderamente revolucionario de la clase trabajadora, que terminó resueltamente con el oportunismo y el reformismo, fue fundado en 1903 en Rusia. El partido bolchevique, cuya base ideológica fue la marxista-leninista.
A continuación se señalan algunas características, que muestran qué es un partido socialista revolucionario, y qué es un partido socialista de derecha.
Características fundamentales de un partido socialista revolucionario
• La denominación de todo partido revolucionario, es científicamente exacto y contribuye políticamente a esclarecer la conciencia de los trabajadores.
• El partido de la clase trabajadora organiza y dirige la lucha por los intereses tanto económicos como políticos.
• El partido desarrolla la conciencia socialista de la clase trabajadora y despliega su oposición contra la ideología burguesa. Aunque la burguesía pudo llegar al poder sin una clara comprensión del proceso histórico, sin una conciencia precisa de los acontecimientos, llevada por el desarrollo económico-social. El conocimiento científico del movimiento de liberación no era de ninguna manera una condición de su victoria, y fue la mistificación ideológica, la que caracterizó en general su comportamiento en tanto que clase revolucionaria. Por el contrario, el proletariado no puede tomar el poder y transformar la sociedad más que por un acto deliberado y conciente. El conocimiento objetivo de la realidad, de la estructura social, de la coyuntura política, es en consecuencia una condición necesaria de su práctica revolucionaria; corresponde, pues, a su interés de clase. Sólo así, el socialismo será científico o no será.
• El partido socialista revolucionario comprende e interpreta mejor los intereses de la clase trabajadora.
• El partido socialista revolucionario termina resueltamente con el oportunismo y el reformismo.
• El partido socialista revolucionario es la forma superior de organización clasista del proletariado.
• El partido socialista revolucionario está llamado a realizar la dirección política de todos los trabajadores (sindicales, culturales, organizaciones campesinas, de las mujeres, de los homosexuales y otras organizaciones de masas), sin imponer esta dirección, sino actuando de manera que todas estas organizaciones participen en las decisiones fundamentales, en cuanto al diseño de la lucha revolucionaria, que tiene como fin último el derrocamiento de la burguesía y la toma del poder.
• El partido socialista educa la vanguardia en cuanto a la teoría y la práctica revolucionaria. Una vanguardia capaz de tomar el poder y conducir a todo el pueblo al socialismo, de orientar y organizar el nuevo régimen, de ser el maestro, el dirigente y el guía de todos los trabajadores y explotados en la obra de ordenar su propia vida social sin la burguesía y contra la burguesía.
• Las organizaciones de base del partido son el fundamento del mismo.
Para los revolucionarios, es de importancia vital aprender a aplicar a la realidad concreta, el materialismo dialéctico y el materialismo histórico. Solamente el marxismo nos demuestra con certeza, que no existe nada definitivo, absoluto, consagrado; en todo nos pone de relieve lo que tiene de perecedero.
Características de los partidos socialistas de derecha
• No expresan los intereses de los trabajadores. Ejemplo de ello son los partidos actuales de la derecha socialista de los países capitalistas (socialdemócratas, socialcristianos, socialistas, laboristas.
• Estos partidos conducen a los trabajadores no a la lucha, sino al acuerdo con la burguesía.
• Pretenden convencer a los trabajadores de que el socialismo se puede construir sin derribar el dominio de la burguesía por medios revolucionarios, se puede alcanzar gradualmente, mediante algunos cambios, mediante reformas en la sociedad burguesa.
• Propugnan la transformación del capitalismo en capitalismo “popular”, “democrático” “bueno”; donde los trabajadores y los capitalistas pueden vivir, supuestamente en paz, sin divisiones de clase, y cada cual puede llegar a hacer millonario.
• Los socialistas de derecha causan con su política un gran perjuicio al movimiento trabajador, desviándolo hacia el camino de la conciliación con la burguesía, camino que no puede llevar a la liberación económica.
En otras palabras, las teorías de los ideólogos de la burguesía, cuando intervienen en calidad de representantes de los intereses de los trabajadores, son francamente reaccionarias, porque proponen la conciliación entre las clases sociales, que en esencia son antagónicas, y hablan de la unificación del país, conservando intacta la estructura económica capitalista. Por último, sus teorías son reaccionarias porque los ideólogos combaten ferozmente la necesidad de la lucha, de la lucha desesperada de los propios trabajadores por su liberación. Resulta, por ejemplo, que “estos amigos del pueblo” son capaces de arreglarlo todo ellos solos, y los obreros deben esperar pacientemente porque todo cambiará, pero, no se sabe cuándo.
¿Qué partido necesitan los trabajadores venezolanos?
En la República Bolivariana de Venezuela, están intactas las instituciones capitalistas, ellas tienen todavía una fuerza tan extraordinaria, pesan con su yugo opresor sobre el pueblo, deteniendo el desarrollo del pensamiento político en todas las capas trabajadoras del país. Por lo tanto, se tiene que insistir en la enorme importancia que para los trabajadores tiene la lucha contra las instituciones capitalistas de toda especie, contra la burocracia, la corrupción y la impunidad. Es preciso mostrar al pueblo con todo detalle qué terrible fuerza reaccionaria representan estas instituciones, cómo aumentan el yugo del capital sobre el trabajo, con qué fuerza humillante pesan sobre los trabajadores, cómo mantienen el capitalismo, que frenan otras formas más elevadas de organización de la sociedad. Dicho de otra manera una sociedad que satisfaga las necesidades del pueblo. Los trabajadores deben saber que si no se derrotan estos pilares de la contrarrevolución no tendrán ninguna posibilidad de luchar con éxito contra la burguesía. Esta realidad que aplasta la vida del trabajador, impulsa a la clase trabajadora a tomar una acción revolucionaria formar el partido socialista de tipo marxista. Marxista porque en la lucha política, cualquier revolución, toma la base de esta ciencia, o sea la teoría de la lucha de clases. Dicha teoría expresa que en una sociedad dada las aspiraciones de una parte de sus miembros son contrarias a las aspiraciones de otros, que la vida social está repleta de contradicciones, que la historia nos revela las luchas entre pueblos y entre sociedades y también las luchas en el seno de las mismas. Carlos Marx escribe, en el Manifiesto Comunista, que “La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días, es la historia de luchas de clases; opresores y oprimidos se han enfrentado siempre, se ha mantenido una lucha constante, velada unas veces, y otras franca y abierta; lucha que ha terminado siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases beligerantes…La moderna sociedad burguesa, que ha salido de entre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido las contradicciones”. Sólo el estudio del conjunto de aspiraciones de todos los miembros de una sociedad dada o de un grupo de sociedades, nos lleva a la determinación científica del resultado de estas aspiraciones; también nos demuestra que la fuente de estas aspiraciones antagónicas es la diferencia en la situación y en las condiciones de vida de las clases en que se divide toda sociedad. Para abolir las contradicciones existentes en la sociedad capitalista, no necesitamos un partido que tenga como objetivo central confeccionar planes maravillosos o que exija a los capitalistas que mejore la situación de los trabajadores, sino que necesitamos uno que organice la lucha de la clase trabajadora y dirija esa lucha hacia la conquista del poder político y hacia la organización de la sociedad socialista. Para lograr este fin supremo el partido debe construir la unidad de las masas trabajadoras, teniendo como base teórica y práctica el marxismo. No el marxismo como lo ha interpretado y practicado los distintos partidos comunistas, que con sus posturas y coaliciones, traicionaron las masas trabajadoras del mundo. Desde esta concepción, la labor teórica del partido socialista revolucionario de Venezuela, constituye el objetivo más trascendental en la lucha de la clase trabajadora, de todos los trabajadores, por la construcción de la nueva sociedad, cuyo resultado, será la formación de hombres y mujeres desarrollados y preparados de manera integral. Definitivamente, la creación de la sociedad sin clases, sin explotación, no es el resultado del desarrollo espontáneo, sino de la labor conciente de mujeres y hombres dirigidos por el partido. La experiencia y la práctica vienen a confirmar que todo desprecio del papel de la teoría marxista, entrañan graves consecuencias políticas e ideológicas. El materialismo histórico y el materialismo dialéctico, permiten al revolucionario, interpretar, explicar los múltiples problemas teóricos y prácticos de la sociedad capitalista. Si el partido socialista revolucionario no cuenta con el método filosófico e histórico que le provee el marxismo, no podrá hacer el análisis científico de la vida real, el estudio de los rasgos de la realidad y la confrontación de la experiencia –que no siempre coinciden- con otros países hermanos. En fin, el reforzamiento del papel rector del partido, la profundización de las bases científicas de su labor política y organizativa son inseparables del desarrollo creador de los principios teóricos en que se debe asentar el programa de acción del partido. Más adelante se tratará la cuestión del Programa.
Una política justa es el fundamento del éxito del partido
Lo fundamental en la actividad de un partido socialista revolucionario es elaborar una política acertada que responda a los intereses de los trabajadores que le sea comprensible y afín. Para elaborar una política justa, el partido debe tener en cuenta con precisión la situación dentro del país y fuera de sus fronteras. Para alcanzar un objetivo en una etapa determinada, no basta el deseo de hacerlo. Es necesario establecer con exactitud si existen para ello las condiciones indispensables. Una política justa es una política realista tanto en la apreciación de lo logrado como en las medidas proyectadas para el futuro. Es preciso evaluar lo alcanzado con sentido realista.
La política del partido socialista venezolano, si considera la unidad y refleja los factores más importantes del desarrollo de la sociedad –económicos, sociales, nacionales, demográficos, internacionales-, será una fuerza que cohesionará a todas las capas del pueblo para alcanzar la meta que dicha política aspira: la satisfacción de todas las necesidades materiales y espirituales.
La unidad crea y fortalece el partido revolucionario
Una de las condiciones indispensables de la labor fructífera del partido socialista revolucionario será su unidad ideológica y orgánica. Los fundadores del socialismo científico, Carlos Marx y Federico Engels, consideraban que para el éxito del partido proletario “es necesaria la unidad del pensamiento y de la acción”. Sin esta unidad de su vanguardia, la clase trabajadora no puede asegurar la unidad de sus filas.
Al formar el partido de nuevo tipo –socialista y revolucionario- es obligatoriamente necesario reunir en él sólo a personas de una posición ideológica común, sin pensar siquiera en la posibilidad del “pluralismo” ideológico. Es más, antes de agrupar los numerosos partidos revolucionarios en un partido, es necesario aclarar quién es cada cual. Cada grupo o círculo que se disponga a ingresar en el partido, debe decir con claridad y precisión a qué concepciones se atiene. Vladimir Lenin, gran pensador y revolucionario ruso, decía “¡La unidad es una gran cosa y una gran consigna! Pero la causa de las masas explotadas necesita la unidad de los marxistas, y no la unidad de los marxistas con los enemigos y los falseadores del marxismo. Hoy día en Venezuela, los chavistas con Chávez, dicen lo mismo “¡No queremos la unidad con los enemigos del pueblo, con los falsos revolucionarios!”. La unidad ideológica prevé la coincidencia de pareceres sobre los fundamentales problemas de la lucha de clases y de la construcción de la nueva sociedad, que hace al partido una unión de correligionarios. Una organización sin la unidad ideológica de sus miembros se asemeja a una multitud que desea avanzar, pero no sabe a dónde ir, ni para qué. Ahora bien, la unidad ideológica por sí sola no es suficiente para el partido socialista revolucionario; a la unidad ideológica hay que agregarle una estricta disciplina, para que los miembros del partido puedan actuar como un solo hombre.
La disciplina del partido socialista revolucionario es una disciplina conciente, no fundada en la coerción, sino en la unidad de visión del mundo, en la unidad de los objetivos, en la convicción de cada socialista de la necesidad de una u otra acción. Lenin expresó de forma muy clara el concepto disciplina: unidad de acción, libertad de discusión y de crítica. Los enemigos de la unidad del partido socialista revolucionario venezolano tanto dentro del movimiento como fuera de él, al rechazar la idea de unidad de acción, interpretan la libertad de discusión y crítica como libertad de la voluntad anárquica de cualquier grupo, libertad de conservar sus posiciones dentro del partido; y para defender sus posiciones, crean sus grupos con su programa político, entierran la disciplina estos grupos no se subordinan a la mayoría del partido y a su dirección central. Semejante “libertad” es el fin del espíritu partidista, la división anárquica cuando no es derrotada puede destruir el partido y paralizar completamente sus actividades. Estas posiciones divisionistas no son algo novedoso, la historia nos ilustra al respecto. El bolchevismo no habría derrotado a la burguesía en 1917-1919, sino hubiese aprendido antes –desde 1903 al 1917- a derrotar y expulsar implacablemente del partido de la vanguardia proletaria a los mencheviques, es decir, a los oportunistas, a los reformistas.
Por supuesto, las acciones de estos divisionistas cuentan con todas las simpatías de los imperialistas y sus cómplices. Y no es nada casual. La experiencia de todas las revoluciones ha demostrado en todas partes unívocamente que la contrarrevolución siempre brinda su apoyo al partido o a la agrupación oposicionista más próxima al partido que realiza la revolución o que se ha convertido a través de ella en el partido gobernante. Se hace esto con el fin de socavar la situación del partido más revolucionario, restablecer las normas viejas, liquidando luego también a sus propios cómplices si no se prestan a servir en cuerpo y alma a los reaccionarios.
La fuerza del partido radica en su compenetración con el pueblo
El Partido Socialista Revolucionario puede cumplir con éxito su papel de dirigente de la reestructuración revolucionaria de la sociedad, de la construcción del socialismo sólo cuando consigue el apoyo de toda la clase trabajadora (campesinos, obreros, amas de casa, técnicos e ingenieros, maestros, etc.). Esto se desprende de la importantísima tesis marxista sobre el pueblo como creador de la historia. “Ninguna revolución puede ser realizada por el partido, la realiza únicamente el pueblo”, escribió Marx.
Cuando el partido refuerza constantemente sus vínculos con las masas, comparte sus necesidades y preocupaciones, su fuerza y significación en la vida social se multiplican. A su vez la fuerza del pueblo, sus capacidades creadoras se multiplican cuando lo dirige un partido revolucionario que conoce las leyes del desarrollo de la sociedad. Claro que el partido no obtiene la confianza del pueblo para siempre. En la lucha de la liberación o en la construcción del socialismo no se afirma para siempre una concepción revolucionaria y se aceptan incondicionalmente los consejos del partido.
El partido revolucionario existe precisamente para ir delante de las masas señalando el camino. El partido conquista esta posición en la lucha por los intereses de los trabajadores que aprenden no sólo y no tanto de los libros y folletos (que deben, sin embargo, leer permanentemente), sino en cuanto de su propia experiencia de la vida.
¿Qué es la vanguardia?
La vanguardia se llama así porque ella marcha hermanada al ejército de trabajadores. Para no separarse de las fuerzas principales y no frenar su movimiento, el partido debe conocer el estado de ánimo de las masas y su capacidad y disposición a emprender determinadas acciones, proponer un programa claro que considere sus intereses, conquistar su plena confianza. Lenin postulaba “La vanguardia cumple su tarea de vanguardia sólo cuando sabe mantener el contacto con la masa que dirige, cuando sabe conducir realmente a toda la masa”. La vanguardia verdaderamente revolucionaria de todos los trabajadores, el partido que se guía por la interpretación científica de la sociedad, y no por intereses de momento de grupos, se estructura según el signo de clase. También, el internacionalismo, la solidaridad y apoyo mutuo de los trabajadores de diversos países, de diversas naciones en la lucha contra los enemigos comunes de clase es el signo de la vanguardia verdaderamente revolucionaria de los trabajadores.
Acerca de la cuestión de la dirección revolucionaria y los individuos que la desempeñan
Una de las cuestiones de mayor importancia para las fuerzas revolucionarias en la formación del Partido Socialista Revolucionario de Venezuela, es la de los líderes y los dirigentes. ¿Qué es lo que define a un dirigente revolucionario? ¿Qué hace que un dirigente sea “mejor” que otros en cuanto a dirigir? ¿Cuál debe ser el criterio para evaluar a los dirigentes y los papeles que desempeñan?
Cuando abogamos por la colectividad en los métodos de trabajo y se lucha para encarnar un espíritu y forma de vida socialista, por qué destacamos a dirigentes individuales. En los últimos ochos años de la revolución bolivariana, lamentablemente, se han destacado y promovido dirigentes individuales que no han cumplido con las tareas asignadas, todo lo contrario, han tratado de desarticular el proceso revolucionario. Todo ello ha trabado la iniciativa y plena participación de los miembros de base y de los cuadros de niveles inferiores, verdaderamente revolucionarios. Más grave aún, han detenido el desarrollo de la sociedad socialista. Los auténticos dirigentes revolucionarios son producidos, desarrollados, nutridos y sostenidos por el pueblo revolucionario, y ese mismo pueblo debe comprender más cabalmente tal conexión. Los dirigentes revolucionarios son realmente la creación, es decir, la obra del pueblo revolucionario. Los dirigentes no son nada sin el pueblo revolucionario. Y sin dirigentes revolucionarios auténticos para delinear el camino por el campo empedrado, el pueblo no encontrará cómo lograr verdaderos avances revolucionarios cuando se presenten las condiciones necesarias. Si el pueblo carece de dirección revolucionaria, su resistencia será aplastada una y otra vez y no logrará construir el socialismo.
Los dirigentes no son dioses ni seres sobrehumanos. Cometerán errores; algunos inclusive harán algo peor traicionarán la revolución. Y el enemigo arrebatará algunos, asesinándolos. Los mismos dirigentes revolucionarios deben prestar atención a fomentar la mayor colectividad revolucionaria y el mayor crecimiento y desarrollo posibles de las filas revolucionarias y de muchos dirigentes veteranos y nuevos, con el fin de asegurar al mayor grado posible que otros estén listos a tomar su lugar si el líder es asesinado. Por ello, los dirigentes revolucionarios clave deben ser defendidos y protegidos con todo lo que se tenga a disposición. De hecho, representan al pueblo revolucionario. Encarnan lo mejor del pueblo, lo que el pueblo ha creado y producido en un momento dado de la historia. Respetar, proteger y defender a estos dirigentes revolucionarios es respetar, proteger y defender al mismo pueblo.
¿Cómo debe estar estructurado el partido socialista revolucionario?
Para el éxito de la causa por la que luchará el partido socialista revolucionario, es preciso que todos sus miembros estén bien organizados, que cada uno conozca su lugar en la formación común, que todos actúen en coordinación. Sólo así se ganará esta lucha, la lucha de clases –trabajadores versus burguesía-, y sólo así se asumirá el poder, el poder del pueblo.
Por consiguiente, cómo debe estar organizado el partido, que tendrá como misión histórica derrotar el capitalismo. Algunos rasgos distintivos, en cuanto a la estructura y funcionamiento del partido, se presentan en lo que sigue, los mismos intentan dar respuesta a la pregunta planteada al comienzo de este párrafo:
• Carácter electivo de todos los organismos de dirección del partido de abajo hacia arriba.
• Control popular periódico del cumplimiento de las tareas de los dirigentes.
• Rendición periódica de cuentas por los organismos del partido ante las organizaciones del pueblo.
• Antes de tomar las decisiones los organismos superiores, deben someterlas a consideración a las organizaciones revolucionarias del pueblo.
Las partes integrantes del Programa del Partido Socialista Revolucionario
El partido organizado debe proclamar a todo el pueblo por qué lucha, a qué llama a los trabajadores, a todo el pueblo. En este sentido el partido debe tener un Programa, que debe contener los principios y objetivos del partido - por ejemplo, principios y objetivos de la revolución socialista-, los Estatutos del partido, así como el Código del dirigente, que establecerá las normas de todos miembros del partido, tanto los que ocupan cargos directivos como los que no. Este Programa debe conocerlo el pueblo.
El Programa debe ser un documento en el que se entregue una exposición clara, precisa, argumentada científicamente de que fin persigue el partido y por qué lucha. Los objetivos que se plantea el partido no se deben formular de manera arbitraria o por el deseo de alguien. El partido lo que debe hacer es argumentar, formular lo que ha madurado en la vida, lo que corresponde a los intereses de las masa populares. En este sentido Lenin expresó la misma idea: “… El Programa debe contener lo que es absolutamente indiscutible, lo que ha sido comprobado en la realidad…”. El partido debe proceder siempre con extrema atención en la elaboración de sus documentos programáticos, intentando dar en ellos una generalización científica de la enorme experiencia práctica, de la realidad y promover tareas sustentadas en un fundamento científico.
El Programa del partido socialista revolucionario debe considerar los objetivos y las tareas referentes a toda a una época histórica. Naturalmente, no cambia en el curso de un largo período de tiempo, hasta que estos objetivos y tareas no sean alcanzados y resueltos en lo fundamental. Más importante aún, el partido y su programa contendrán las necesidades del desarrollo de la sociedad y expresarán los intereses más profundos, tanto de los trabajadores del pueblo venezolano, como de los trabajadores del continente latinoamericano.
Comprendiendo perfectamente las dificultades que ofrece la tarea de ofrecer a los camaradas, un papel de trabajo acabado plenamente satisfactorio, en cuanto, a la formación del partido, aceptamos que muchos aspectos fundamentales quedaron por fuera, y los aspectos contemplados carecen de profundidad. Dentro de esta realidad, se muestra a continuación algunos puntos que podría contener el Programa del partido:
• Referencia al carácter del desarrollo económico de la República Bolivariana de Venezuela.
• Referencia a las consecuencias económicas, sociales y políticas, para los trabajadores, por permanecer intacta la estructura capitalista en el país.
• Referencia a la lucha de clase de los trabajadores como base de la confrontación que se da en la construcción del socialismo.
• Referencia a la lucha de clases como teoría revolucionaria, que combate el reformismo.
• Referencia a los objetivos finales del socialismo, en cuanto a la aspiración legítima de los trabajadores de conquistar el poder político para alcanzar esos objetivos (el socialismo) y al carácter internacional de nuestra revolución.
• Referencia al carácter necesariamente político de la lucha de clases.
• Referencia al modo de producción capitalista, que impera en Venezuela, el cual, oprime a los pobres y protege a los ricos.
• Enumerar las reivindicaciones democráticas y las reivindicaciones a favor de la clase trabajadora, incluyendo a las amas de casa.
• Enumerar las reivindicaciones a favor de los campesinos, explicando el carácter general y específico de las mismas.
• Referencia a la necesidad de combatir el oportunismo. El oportunismo se manifiesta en el plano teórico, cuando se hace una revisión de las bases teóricas del socialismo revolucionario, para así cambiar toda actividad que conduzca a la derrota del sistema capitalista. También, el oportunismo se manifiesta en el plano práctico, cuando se negocia la coalición electoral con los partidos socialistas de derecha; cuando se acepta progresivamente la participación ministerial de elementos no revolucionarios; cuando no existe la lucha consecuente contra el colonialismo u otras manifestaciones del imperialismo.