Portada del sitio > REARMANDO LA UTOPIA DE LOS EXPLOTADOS: NOTAS SOBRE EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI
REARMANDO LA UTOPIA DE LOS EXPLOTADOS: NOTAS SOBRE EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI
Publie le Miércoles 3 de diciembre de 2008 par Open-PublishingEn un mundo amenazado cada vez más por desastres humanitarios y naturales, donde el principal responsable es la globalización del modelo de explotación capitalista, la cual se ha exacerbado en los últimos años bajo el influjo de la implosión de los distintos experimentos de construcción socialista en Europa Oriental y la URSS, se plantea la necesidad de construcción de una alternativa real al capitalismo como sistema metabólico social predominante. La pertinencia del Socialismo del siglo XXI parte de los agudos problemas que ha conllevado la última fase del Capitalismo y de la autocrítica superadora de los errores del Socialismo del Siglo XX.
Haciendo una caracterización necesaria, la sociedad mundial actual se inscribe en las relaciones sociales capitalistas de explotación, dominación y subordinación. Lo que se conoce como globalización es la internacionalización sin precedentes del Capital, no hay país del mundo que se encuentre hoy aislado de esta realidad, que beneficia a unas pocas naciones súper-industrializadas y condena a otras a la dependencia, el atraso y la miseria. Esto es lo que se conoce como el desarrollo desigual producto de la división internacional del trabajo, donde cada ves la mayor riqueza de unas naciones se traduce en el incremento de la pobreza de otras.
Hoy las contradicciones sociales fundamentales son la amenaza de la supervivencia de la vida en el planeta producto de la naturaleza eco-depredadora del capitalismo, y por otro lado la misma descrita hace 160 años por Marx y Engels, la contradicción Capital-Trabajo, que se traduce en la socialización creciente de la producción de la riqueza frente a la apropiación privada de la misma. Esto se manifiesta de la siguiente manera; mientras la distribución de la población indica que en el mal llamado Tercer Mundo o naciones dependientes vive el 80 % de la población mundial y en las naciones altamente industrializadas vive el 14 % de la población humana, en la escala de distribución de la producción de riqueza esta relación se invierte, mientras a los países periféricos le corresponde el 20 % a las naciones imperialistas les corresponde el 78 % de la distribución de la producción de la riqueza.
Otras estadísticas nos revelan la ignominiosa situación que vive nuestro mundo producto de las desigualdades y las asimetrías: Hoy en día (Millet, Toussaint, 2005):
– El ingreso anual del 1% más rico de la población mundial equivale al del 57% más pobre del planeta; Se calcula que 1.200 millones sobreviven con menos de 1 dólar por día; Las 238 personas más ricas del mundo concentran una riqueza similar a los ingresos de las 2.300 millones de personas más pobres del planeta;
– Unas 840 millones de personas sobreviven en la hambruna; Cada 3 segundos muere una persona de hambre.
– Diariamente mueren en el mundo 30 mil niños por enfermedades curables;
– En el Tercer Mundo 1 de cada cuatro niños no recibe las vacunas básicas, es por eso que 1 de cada 6 niños muere antes de los 5 años de edad;
– 2 mil millones no tienen acceso a la electricidad;
– 40% de la población mundial no posee condiciones sanitarias básicas;
– 1100 millones de personas no tienen fuentes seguras de agua potable;
– Finalmente existen tragedias sociales tales como la existencia de 854 millones de analfabetas, de los cuales 554 millones son mujeres, además que el 60% de los menores no escolarizados son niñas, lo que demuestra que la realidad de las mujeres sigue siendo más desfavorable que la de los hombres. Esta realidad es lamentable si consideramos que el comandante Fidel Castro ha expresado que con solo 10 mil millones de dólares sería suficiente para reducir a prácticamente 0 el analfabetismo a nivel mundial, considerando esta cifra comparémosla con el grosero presupuesto militar anual de los EEUU de 450 mil millones de dólares.
Estas son sólo algunas de las perniciosas consecuencias que ha traído el desarrollo del capitalismo imperialista, fundamentalmente con la aplicación de las criminales políticas neoliberales que han arrollado a pueblos enteros en las últimas décadas, produciendo deudas externas infinitas, aparatos productivos totalmente destruidos, deterioro y disminución creciente del gasto social (salud, educación, vivienda, etc.), desastres ambientales, precariedad laboral y desempleo crónico, entre otros efectos negativos.
En este sentido el capitalismo para asegurar su proceso constante de acumulación ampliada, debe elevar permanentemente sus índices de extracción de plusvalía, por dos vías, elevando los niveles de extracción de plusvalía absoluta y por medio de la explotación de la plusvalía relativa. La primera consiste en intensificar gradualmente la productividad del trabajo, aumentando el tiempo de trabajo, para esto en los últimos años se han aplicado políticas de desregularización laboral, que implican un retroceso de la sindicalización y otras conquistas logradas por la clase obrera durante el siglo pasado. La segunda vía consiste en la aplicación de grandes avances tecnológicos para elevar exponencialmente la productividad del trabajo, sin embargo este hecho que debería ser liberador, por el contrario eleva los niveles de explotación de la clase obrera, porque lo que antes producía en un tiempo determinado ahora lo produce en mucho menor tiempo, pero la jornada laboral sigue siendo la misma. Eso sin contar que hoy el Capitalismo que actúa de forma más agresiva es el especulativo lo cual ha desplazado cada vez más la producción por la estafa especulativa y el parasitismo.
Por otro lado, el capitalismo en su última y actual etapa imperialista ha perfeccionado, como nunca antes lo hizo ningún otro sistema de explotación y dominación, su capacidad de enajenación cultural e ideológica utilizando las más eficaces herramientas tecnológicas de la comunicación, ha logrado una suerte de vaciado de la subjetividad de los dominados, lo cual es un gran desafío para todos los revolucionarios quienes pretenden transformar radicalmente el mundo sacándole de la barbarie que implica el capitalismo, e iniciar la verdadera historia de la humanidad liberada a si misma y plenamente desarrollada.
Entre los elementos fundamentales que caracterizan la ideologización capitalista se encuentran la naturalización de las relaciones sociales e históricas de explotación, es decir, presentar la lucha de clases, la presencia de ricos y pobres, la opresión a la mujer, al joven, al negro o la extracción de plusvalía (trabajo cristalizado no retribuido) como elementos naturales eternos siempre existentes y presentes a lo largo de la historia de la humanidad, elementos inherentes a nuestra especie. Lo anterior es evidente tan solo prestando un poco de atención a los diversos contenidos, incluso los aparentemente “inocentes”, de las industrias culturales (televisión, cine, radio, editoriales, etc.).
De esta forma, el capitalismo en las últimas décadas ha demostrado su terrible capacidad destructiva de las dos principales fuentes de riquezas; la naturaleza y la humanidad. Por un lado se encuentra en peligro la supervivencia de los diversos ecosistemas y la vida del planeta producto de la lógica eco-depredadora del Capital. Y por otro lado la humanidad está sometida a la más cruel explotación producto de la contradicción Capital-Trabajo; a la opresión sistemática de los Estados gendarmes y policías del Capital; a la opresión patriarcal que condena a las mujeres a una terrible explotación, opresión y subordinación frente al hombre dominante; a la opresión adulto-céntrica que condena a los jóvenes a un segundo plano frente a la sociedad adulta; al etnocentrismo occidental que arrolla a las culturas originarias y milenarias de los cinco continentes, por medio de la exportación del Pensamiento Único (Ramonet 2003); y en fin a la ignominiosa exclusión que invisibiliza a millones de personas, las cuales expulsa de los derechos humanos básicos como son los servicios sociales fundamentales, tales como la educación , la salud, la alimentación, la vivienda entre otros.
Toda esta realidad dantesca nos coloca en el dilema planteado por Marx y popularizado por Rosa Luxemburgo de Socialismo o Barbarie. Frente al capitalismo que ha mostrado su característica per se bárbara y mortal debemos oponer la construcción del Socialismo en estos nuevos tiempos, El Socialismo para este siglo XXI.
Hoy en este nuevo marco internacional donde las resistencias se han incrementado y en algunos lugares se ha retomado la ofensiva como aquí en Venezuela, es menester retomar las banderas del Socialismo que habían caído al piso producto de los traumas históricos sufridos a comienzos de los 90 con la caída del Estado Soviético, inspirador fundamental de las revoluciones del siglo XX, la caída de este referente necesario de la izquierda significó como ha comentado Jerónimo Carrera (2007) la muerte de nuestros padres, hecho muy doloroso en un primer momento pero que nos enseña que la vida continua y hay que seguir viviéndola.
La discusión sobre el Socialismo que había perdido actualidad pero no pertinencia a lo largo de la década de los 90 y que sólo se circunscribía a los círculos de la izquierda tradicional, ha sido revitalizada con fuerza por el Proceso Bolivariano que hoy vive Venezuela, gracias a la convocatoria para la construcción del Socialismo del Siglo XXI que hizo el Comandante Hugo Chávez en el Foro Social Mundial del año 2005. Esta intervención histórica de nuestro presidente reactualizó la Utopía Concreta, entendida esta como un horizonte posible para la humanidad, redefinió un objetivo estratégico que estaba extraviado producto de las anteriores derrotas del campo popular y revolucionario. Otro Mundo es Posible, fue definido solo si es Socialista.
En este sentido, la renovación y reactualización del debate sobre el Socialismo, pasa por una valoración histórica crítica de las diversas experiencias concretas desarrolladas durante el siglo XX, unas fallidas y otras hoy existentes (Cuba, China, Vietnam, Moldava, etc.). Dos enseñanzas sobre los errores de las experiencias pasadas nos parecen de suma importancia estratégica: 1) El Socialismo no debe reñirse con la Democracia, por el contrario debe profundizarla en todos los sentidos (en lo económico, lo político, lo cultural, etc.), Lenin decía que el Socialismo es más Democracia. 2) El desarrollo del Socialismo no debe ser contradictorio con la protección del Medio Ambiente, premisa necesaria para la existencia de la vida. Ahora bien para desarrollar el tema del Socialismo deben definirse ciertos puntos:
En primer lugar el tema del Socialismo debe abordarse diferenciando dos procesos distintos pero íntimamente relacionados como son: la transición hacia el socialismo y el socialismo como transición hacia el comunismo (Katz 2006, Isa Conde 2006). La no distinción de estos dos momentos trae como consecuencia errores graves en la táctica y la estrategia de la revolución. Este ensayo por ejemplo pretende dar algunas luces sobre el tema de la Transición al Socialismo.
En segundo lugar deben identificarse el sujeto o los sujetos históricos que pueden acometer la tarea histórica de construcción del Socialismo, ya que el problema de la revolución no es solo un tema de vanguardias esclarecidas y liderazgos mesiánicos sino que compete a enormes sectores de la sociedad; la Revolución Socialista requiere toda una transformación profunda civilizacional. Lo que la teoría revolucionaria definió como la Clase Obrera, junto a las demás Clases y sectores trabajadores (Campesinos, Empleados, Profesionales y Técnicos, Militares Patriotas, Artistas, etc.) siguen siendo el sujeto histórico fundamental de transformación, pero además se le suman factores sociales transversales tales como: las mujeres oprimidas y doblemente explotadas por el capitalismo y el patriarcado, los jóvenes marginados por la sociedad adulto-céntrica, las minorías étnicas subordinadas a las culturas oficiales fundamentalmente pro-occidentales, los defensores consecuentes del medio ambiente, los excluidos y marginados entre otros actores sociales.
En tercer lugar, este debate debe definir y delinear algunas propuestas programáticas en los distintos planos donde se desarrolla de forma desigual y combinada la Lucha de Clases; el plano económico, político, cultural y moral, todos necesarios para la construcción del Socialismo para este nuevo siglo.
A continuación resaltaremos algunos de los aspectos que deben caracterizar el transito al Socialismo:
ASPECTOS POLÍTICOS
Toda revolución es un proceso de agudización de la Lucha de Clases, que se desarrolla simultáneamente pero con desigualdad de ritmos en el plano político, económico y cultural. La Lucha de Clases en las puertas del socialismo, en su clímax, es una guerra a muerte entre una clase dominante y explotadora que arrastra otros sectores privilegiados, contra las clases dominadas que buscan erradicar toda forma de explotación, dominación y subordinación.
En un primer momento las fuerzas revolucionarias y populares deben convertirse en un Contra-Poder, y simultáneamente trabajar por conquistar el Poder del viejo Estado, para iniciar su proceso de extinción (desmontaje gradual de la vieja burocracia y los viejos aparatos coercitivos) y transformación en uno nuevo, se trata del desarrollo de la Democracia Participativa Revolucionaria y la construcción del Poder Popular, el cual busca fundamentalmente acercar y fusionar de nuevo la esfera social de la esfera política, lo anterior se traduce en dar al pueblo que ha sido oprimido, el Poder de decisión, y el Poder de control en la ejecución de las decisiones o ejercicio directo de la gestión. En esta primera etapa de construcción del Poder Popular, se debe combatir de forma especial la corrupción, vicio peligroso incrustado en las entrañas de la burocracia de los Estados Capitalistas, responsable del desangramiento de recursos necesarios para erigir la nueva sociedad.
El Poder Popular tiene a su vez entre sus principales objetivos reconstruir de nuevo la geografía interna con el fin de adaptarla a las nuevas realidades socio-políticas vividas, en este sentido debe desarrollar un plan de disminución de las asimetrías del Campo y la Ciudad, elemento que contribuye a disminuir las diferencias producto de la División Social del Trabajo. Otro elemento importante en el caso de los países periféricos es la erradicación progresiva de los cinturones de miserias por urbanismos acordes al desarrollo pleno del ser humano.
Este Poder Popular debe garantizar en todo momento de manera eficiente los servicios básicos (Salud, Educación, Seguridad, Vivienda, etc.) necesarios para el desarrollo de la sociedad en general, ya que en la medida que se desarrolla el transito al Socialismo la sociedad poco a poco va aumentando sus niveles de auto-administración y autogestión de sus propios recursos.
Por otro lado, el Poder Popular debe desarrollar una nueva doctrina militar que se basa fundamentalmente en el concepto del Pueblo en Armas, como máxima garantía del mantenimiento de la Revolución y la protección de las conquistas sociales alcanzadas.
ASPECTOS ECONÓMICOS
El desarrollo del socialismo debe partir de un proceso continuo de socialización de los medios de producción, este hecho histórico es la premisa para el reencuentro de los productores directos con los instrumentos de producción y es la base de la democracia económica entendida esta como la participación de todos en la producción social y el disfrute de todos de la riqueza socialmente producida.
Este hecho jurídico-político que transforma las relaciones sociales de propiedad, legitima una transformación profunda de las relaciones sociales de producción presentes en el Capitalismo, tiende a la abolición de fenómenos tales como la extracción de Plusvalía, la mercantilización del hombre, el mercado y toda forma de fetichismo mercantil, sin embargo este es un proceso paulatino en el cual no se pueden dar saltos inconscientes, ya que estamos en presencia de instituciones históricas que no se abolen por decreto sino que se extinguen con el surgimiento de la nueva sociedad.
Por esta razón reafirmamos lo que ha dicho el Comandante Hugo Chávez, la transición al socialismo puede albergar en su seno diversas formas de propiedad (Estatal, Socialista, Cooperativa, pequeña-privada, etc.) por un lapso histórico determinado, sin embargo no debe darse cabida a los monopolios privados en el control absoluto de los sectores económicos estratégicos como la explotación y procesamiento de hidrocarburos, la producción agroindustrial, eléctrica metalúrgica etc. porque sino seguiremos sufriendo los males que hoy vivimos, donde un pequeño grupo de empresarios muy poderosos puede poner en jaque a una nación entera.
Otro elemento que es importante destacar es la necesaria diversificación económica, o lo que algunos especialistas denominan el desarrollo vertical y horizontal del aparato productivo, que no es otra cosa que la capacidad de producir desde una zanahoria hasta un ferrocarril de alta velocidad y a su vez con un desarrollo equilibrado a lo largo y ancho de nuestro territorio nacional, este tema es de vital importancia y ha sido recurrente en el lenguaje político desde el siglo XX, de esta preocupación se deriva la reflexión de “sembrar el petróleo”. Esto es una premisa para la concreción de la Liberación Nacional y la construcción del Socialismo, la cual es la ruptura con la división internacional del trabajo impuesta por el imperialismo condenando a los pueblos periféricos-dependientes a la monoproducción de materias primas para abastecer las necesidades de las naciones imperialistas industrializadas. El desarrollo diversificado de la economía es lo que permite acelerar los procesos de socialización, porque en las economías periféricas es difícil prescindir del mercado si contamos con una deficitaria producción de riqueza social, no se olvide que el Mercado en general no solo circunscrito al capitalismo es una institución para administrar la escasez.
En fin el proceso de transición al Socialismo debe sentar las bases jurídicas, políticas, técnicas y socio-culturales de una economía socialista o lo que algunos denominan la economía del trabajo, entendida ésta como un sistema de producción, transformación y circulación de bienes y servicios dirigidos a satisfacer las necesidades humanas frente a la economía capitalista que satisface necesidades de mercado y tiene ansias de ganancia, caracterizado por ser socialmente justo en sus relaciones de producción y de intercambio, económicamente eficiente en el uso de los recursos, ecológicamente sustentable y respetuosa de la diversidad cultural (papeles de trabajo de la Campaña Juvenil-Estudiantil Bolivariana por el Socialismo, 2007).
ASPECTOS CULTURALES Y MORALES
En otro orden, en los actuales momentos de construcción de la nueva sociedad socialista, una de las dimensiones fundamentales que debemos transformar radicalmente es la subjetividad del pueblo y fundamentalmente de las clases explotadas. No hay que olvidar que para los autores marxistas la dominación capitalista la ejerce la burguesía no sólo a través de la violencia monopolizada del Estado, sino también gracias a la dominación ideológica de las conciencias, “las ideas dominantes son las ideas de las clases dominantes” (Marx-Engels, La Ideología Alemana). Gramsci explicaba que la sola coacción violenta era insuficiente para garantizar la dominación, por lo cual las clases dominantes también utilizaban los consensos por medio del ejercicio de su hegemonía, concepto que para el comunista italiano era predominantemente cultural. Recordemos a Bolívar: “Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción”, a lo cual pudiésemos agregar dominación o explotación.
De acuerdo a esto es imprescindible que las clases dominadas además de tomar el viejo Estado y destruirlo para formar uno nuevo provisional, o de socializar los medios de producción, deba ante todo construir una contra-cultura que se vuelva hegemónica, es decir, a la hegemonía burguesa se le debe combatir construyendo una nueva hegemonía. Esto se sintetiza ante todo en la formación de un nuevo sujeto histórico, el hombre nuevo y la mujer nueva que tanto nos remachaba el Che, frente a esos paradigmas mercantiles que pretendían reconciliar planteamientos consumistas con la construcción del socialismo.
Para acometer este difícil cambio histórico es imprescindible la Revolución Cultural, que en todo momento debe ser acompañada de la Revolución Política y la Revolución Económica, hay que decirlo, todas estas transformaciones se entrecruzan e interrelacionan, en un juego dialéctico lleno de contradicciones, donde aparece nítidamente la ley del desarrollo desigual y combinado, algunas veces los logros económicos pueden llevar la delantera y la conciencia social esta rezagada o viceversa, los cierto es que ninguna de estas dimensiones debe ser descuidada ni subestimada.
La Revolución Cultural pasa por la transformación de la moralidad de la sociedad, entendida esta como el conjunto de usos y costumbres que regulan la vida colectiva de los seres humanos, en este sentido son imprescindibles cambios en el accionar de la familia, el sistema educativo, los medios de comunicación y la sociedad en general.
Entre los cambios morales que debe registrar la sociedad socialista, se encuentran modificar el marco axiológico que orienta la praxis social en general, al individualismo, el egocentrismo y la competitividad exacerbada que promueve el capitalismo, deben oponerse valores que reivindiquen la solidaridad, la cooperación, la inclusión y el respeto. Por otro lado, la sociedad socialista debe potenciar la igualdad de género, la participación y respeto a la mujer en todos los ámbitos, el Socialismo con patriarcado es un proyecto incompleto. En la sociedad socialista no debe haber ningún signo de discriminación por el origen étnico, la orientación sexual, por discapacidad física entre otros.
Otro aspecto imprescindible en la revolución cultural es la transformación profunda del sistema educativo (sus contenidos curriculares, filosóficos, epistemológicos, etc.), y la democratización plena al acceso a todos los niveles educativos, desde la educación inicial hasta la educación universitaria. Esto a su vez debe venir acompañado de un acceso democrático al aprendizaje de las ciencias y las artes. Solo así se logra una independencia plena del espíritu, y se construye al ser humano plenamente desarrollado.
Finalmente en la actual era de la información, es imprescindible la socialización de la propiedad de los medios de comunicación, ya que es una falacia la afirmación de que los medios comunicación privados actuales reflejan la opinión pública, los mass media por el contrario son los que prefiguran la opinión pública, sujetos sociales programados y pensados por el sistema capitalista de dominación-explotación, frente a esto la sociedad en general debe tener acceso al uso y disfrute de los medios de comunicación como medida para erradicar la enajenación cultural.
Para concluir estas líneas, debemos decir que el pueblo venezolano se enfrenta a uno de sus principales objetivos históricos, reconstruir de nuevo su subjetividad, su sensibilidad estética, su moral, transformar su conciencia para colocarse a la altura de la construcción de una sociedad radicalmente distinta a la sociedad capitalista. El reto que se presenta para la humanidad es que muchas de estas exigencias son cuesta arriba mientras sigan existiendo las relaciones sociales capitalistas de explotación, dominación y subordinación, frente a eso los revolucionarios deben profundizar su conciencia de clase, su accionar, su movilización, organización y combatividad. Es necesaria la construcción del horizonte revolucionario que permita la síntesis de otro mundo posible y necesario, como lo es el Socialismo.