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Retrato: Jean Pierre Thorn.

Publie le Domingo 17 de mayo de 2009 par Open-Publishing

En la pantalla negra de sus noches en blanco: los monos azules de los trabajadores.

Por Maud Vergnol

La cámara es como su tercer ojo. Con ella, ha llevado sobre sus hombros las grandes transformaciones de la izquierda francesa. Su mirada tiene la sabiduría del que ha vivido, sus manos llevan la huella de ocho años de trabajo en la fábrica. Su recorrido singular y su visión del cine comprometido son hoy revisitados con interés por las jóvenes generaciones. Por todo ello el cineasta va felizmente de proyecto en debate, de las universidades parisinas hasta los festivales de cine en América Latina. Cien por cien “Sesentayochista”, Jean Pierre Thorn nunca ha cambiado de rumbo, rompiendo con algunos de sus antiguos camaradas maoístas convertidos en los más fervientes neoliberales. Su amor por el cine no tiene nada que ver con eso. Salido de una familia católica de clase media, nada le predisponía a convertirse en un cineasta implicado en las luchas sociales. En 1966, consigue comprarse una cámara “pelloche” y filma un medio-metraje “Emmanuelle”, que le valdrá el primer premio del Festival de cine de Évian. Luego Mayo del 68 se encargará del resto. “Entré en el movimiento con una ingenuidad increíble, explica. No tenía formación política. Al final de mi jornada de rodaje, me metía en el fondo de un coche para leer a Lenin o el pequeño Libro rojo.”

Mientras Godard filmaba los acontecimientos del Barrio Latino, el elige meter su cámara en las fábricas. Es el comienzo de una larga historia de amor con el movimiento obrero. Pasa cinco semanas al lado de los miles de huelguistas de la fábrica Renault Flins, donde filma “Atreverse a luchar, atreverse a vencer”, gracias al apoyo financiero de Jean Luc Godard. Sobre la marcha, Jean Pierre Thorn se una a Línea roja, un grupúsculo de extrema izquierda. “Para conocer el sabor de una pera, es preciso probarla”, dice el libro rojo. Como numerosos maoístas, decide “integrarse” en las fabricas. “Un año después de mi adhesión, ya no soportaba más los debates abstractos, estas organizaciones siempre en proceso de escisión, en las que se analizaba la historia a hachazos”, recuerda. En 1971, es contratado en la fábrica Alsthom de Saint Ouen para medir cables y cortarlos manualmente, una elección “personal” que no lamenta ya que permanece 7 años y vive, según él, sus mejores años. Experimenta nuevas formas de lucha, nutridas del internacionalismo, hace huelga contra la dictadura franquista y organiza las primeras acciones solidarias con el “movimiento de trabajadores árabes”. Pero su pasión por el cine permanece todavía allí, oculta en el sótano de su casa del extrarradio rojo. En 1974, después de jornadas de trabajo extenuantes, consigue realizar “Margoline”, un documental sobre la lucha de los trabajadores sin papeles, explotados, que vencen, tras cuatro días de huelga. Después de este breve retorno detrás de la cámara, permanece todavía cuatro años más en Alsthom. “Durante este periodo, la ruptura de la unión de la izquierda me impactó profundamente. Este retroceso, pienso que agotó el movimiento social, con la demagogia ideológica donde cada uno quería tener razón en su pequeña secta”. Desencantado, vuelve sobre sus primeros amores. Su salida de la fábrica es un verdadero desgarro. “Abandonar a sus compañeros” le enferma. Convertido en cineasta “a tiempo completo”, Alsthom le vuelve a recuperar. En octubre de 1979, antiguos colegas llaman a su puerta. “Ven a filmarnos, ocupamos la fábrica.” Un cuadro de la empresa, sorprendido al verlo le pregunta: “¿Qué hace aquí?” Y eso es lo que dará fuerza al filme, “La espalda contra el muro”, verdadero documental histórico sobre la vida política de los años setenta. Esta empatía y el profundo respecto a las personas que filma son su marca de fábrica. Desde los años noventa, Jean Pierre Thorn se ha convertido en el cineasta más respetado de toda una generación de artistas hip-hop, al que ha dedicado ante todo el mundo, varios filmes documentales.

Detrás de cada injusticia, está su cámara para testimoniar y luchar como ha hecho contra los integrismos religiosos en la bellísima “Allez Yallah!”. “Necesito la epopeya”, confiesa, reivindicando la contribución de Brecht en lo que afirma alto y fuerte ser su línea de conducta: “Ayudar a encontrar su sentido al mundo.”

Datos biográficos:

1947: nacimiento en París.

1966: primer filme, “Emmanuelle”.

1968: realización del filme “Atreverse a luchar, atreverse a vencer”.

1971: Entra en la fábrica Alsthom de Saint Ouen como obrero especialista.

1979: Deja la fábrica y vuelve a filmar la huelga de los obreros de Alsthom en “La espalda contra el muro”.

1990: Documentales sobre el movimiento hip-hop.

2002: salida de “No somos marcas de bicicleta”, retrato de Bouda, víctima de esa ley llamada "doble condena" (que, expulsa, tras el cumplimiento de su pena en prisión, a los hijos de emigrantes a sus países de origen, países que hoy les son extraños).

2005: salida de “Allez Yallah!”

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