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STALIN Y EL PARTIDO COMUNISTA RUSO HOY (1)

Publie le Lunes 15 de octubre de 2007 par Open-Publishing

Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S.Comín

Stalin. Este nombre está fuertemente unido a la historia de nuestro
país. Un nombre que en gran medida representa en si mismo todo el
siglo XX; el más dinámico, convulso, creador y destructivo de la
historia de la humanidad. Un siglo durante el cual la civilización
subió de golpe varios escalones. De la energía de vapor a la nuclear.
De los rayos solares a los láser. Del transporte tirado por animales a
los aviones supersónicos y las naves espaciales. De la primitiva
carabina a la bomba de neutrones. Del correo a caballo a la televisión
e Internet. Y al mismo tiempo, de las guerras donde morían decenas de
miles de combatientes, a los conflictos mundiales, donde perdieron la
vida millones de personas.

En el crisol del siglo XX, en sus continuos cambios y
transformaciones, en sus crisis y despegues, en los cada vez más
graves conflictos sociales y revoluciones, en las 2 guerras mundiales
y la epopeya cósmica, se forjó el nuevo hombre, que ha entrado en el
tercer milenio.

Y en todos estos asuntos, en todos estos giros de la historia, Stalin
y su memoria han tenido un papel relevante.

La época de Stalin.

Con Stalin identificamos las más trágicas y grandes páginas de nuestra
historia. La revolución y la ruina provocada por la guerra civil y la
intervención imperialista. La presión del cerco capitalista y la
amenaza constante de una nueva invasión. El combate a muerte con el
fascismo, que se llevó por delante la vida de 27 millones de
ciudadanos soviéticos y las inimaginables dificultades para levantar
la economía. La posterior guerra fría y otras muchas cosas; todo esto
dejó sin duda su huella en el destino y en la imagen de nuestro país,
en el carácter de su pueblo. Sentó las bases de la firmeza y a menudo
de la crueldad del aparato estatal, de sus variaciones en el terreno
ideológico y político.

Por todo esto, el que busque respuestas simples y unidireccionales en
el análisis de la época de Stalin, está condenado a equivocarse. En el
estudio de la figura de Stalin solo es valida la aplicación del método
dialéctico.

Hay fundamentos para asegurar, que la personalidad de Stalin es
equiparable a las más grandes figuras del Renacimiento, una época que
al igual que el siglo pasado, supuso la irrupción de la humanidad en
una nueva espiral del desarrollo histórico.

De pies a cabeza, fue un hombre de su tiempo. Stalin reunía todos sus
rasgos diferenciadores: Una irrefrenable aspiración de avanzar y el
lastre del pasado. Un alto humanismo y la capacidad de no apreciar a
las personas, a cambio del éxito en lo principal. Un sincero
desinterés por lo material y un impetuoso encantamiento por el poder,
que a veces le anulaba los demás sentidos. La prudencia y el cuidado
en muchos temas y las decisiones repentinas, irreflexivas, que
afectaban al destino de millones de personas, y que luego tocaba
corregir larga y dolorosamente. Todo esto es Stalin.

Creador de una superpotencia.

Los resultados de la obra de Stalin son de todos conocidos. En los
primeros años del primer plan quinquenal, por ejemplo, fue duplicado
el potencial industrial de nuestro país. La industria pesada pasó a
ocupar el primer lugar. A la órbita del proceso productivo fueron
atraídas las regiones más lejanas y atrasadas. Crecieron una multitud
de nuevas ciudades y centros industriales. Los viejos centros
sufrieron transformaciones radicales. A finales ya de los años
treinta, se estaban construyendo en el país más de 6000 nuevas
empresas. En 1937, los nuevos centros industriales suponían más del
80% de toda la producción industrial. A comienzos del tercer plan
quinquenal, la industria comenzó a ser rentable.

Como resultado de la industrialización, comenzó a transformarse
radicalmente la cultura del trabajo de millones de personas.

A mediados del primer quinquenio se acabó con el desempleo. A
comienzos de los años 40 el 80% de la población estaba alfabetizada.
Cientos de miles de jóvenes, salidas de la clase obrera y campesina,
pasaron por los institutos y centros de formación profesional.
Apareció una nueva intelectualidad.

A pesar de todas las dificultades que acarreó la colectivización
agraria, resurgió y se alzó el campesinado ruso. Solo durante los años
del segundo quinquenio, los Koljoses recibieron más de 500.000
tractores, alrededor de 124.000 cosechadoras y más de 140.000
camiones. Solo en el periodo de 1928 a 1932, cinco millones de
campesinos dominaron el uso de la maquinaria agrícola. La gente del
campo descubrió por primera vez lo que era el tiempo libre. Lo que
significaba la posibilidad de estudiar, aumentar su nivel cultural,
dedicarse a temas sociales.

A mediados de los años 30 el aumento del salario pasó a ser algo habitual.

El sistema de racionamiento pasó a ser un recuerdo del pasado. La
creciente de manda de la gente en productos de alimentación era cada
vez mejor satisfecha. Los logros de la cultura se pusieron al alcance
de todos. Se crearon miles de bibliotecas, se construyeron nuevos
teatros, se abrieron museos.

La Constitución de la URSS poniendo broche de oro a este proceso
creador, por primera vez en la historia, proclamó un completo sistema
de nuevos derechos socialistas: derecho al trabajo, al descanso, a la
educación superior, a la jubilación. Nunca en ningún lugar un
documento había proclamado derechos parecidos.

Todos estos jalones del desarrollo social de la época soviética
producen en nuestros días una honda impresión. Los acontecimientos del
pasado aparecen hoy como ejemplos claros, como faros del futuro, de un
futuro por el que luchamos hoy los comunistas en Rusia.

Estos hechos nos enseñan a ser responsables. Tanto los comunistas como
todas las fuerzas auténticamente democráticas rusas, están obligados a
aceptar su responsabilidad por el destino del país.

El PCFR ya hace tiempo que declaró que asume su responsabilidad por el
pasado, presente y futuro de nuestro gran país. Como decía Stalin:
"Puesto que hemos llegado al poder y hemos asumido la tarea de
transformar el país, sobre la base del socialismo, respondemos y
debemos responder por todo, por lo malo y por lo bueno".

Los comunistas rusos asumimos esta responsabilidad.

Y ante todo la responsabilidad y el reto de la restauración del
sistema socialista en nuestro país. La restauración de la Unión
Soviética. La recuperación de una vida digna para todos y cada uno.
Por la recuperación del país en base a los principios de justicia,
poder popular, legalidad y orden.

Es aquí donde la experiencia de la época de Stalin nos enseña mucho,
de lo que debemos hacer precisamente los comunistas para la
consecución de estos grandes objetivos.

Fuente: www.rebelion.org