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TODA LA EXPERIENCIA, NADA DE ENCANTO
– Ella no es Bill, y Bill no está postulándose-gracias a Dios-
01/08
El comentarista estadounidense Daniel Patrick Welch escribe en relación a la campaña presidencial con todo el entusiasmo anuente de alguien que cubre la transmisión de un evento deportivo en donde el equipo local ha sido dejado fuera. No hay un debate verdadero, pero tal como sucede en toda carrera de caballos, siempre hay alguien a quien se apuesta a favor o se apuesta en contra.
Yo debería comenzar con un completo descargo de responsabilidades: El único candidato Demócrata a quien tengo en más baja estima comparado con Hillary Clinton podría ser Barack Obama. Este no es un segmento en favor de Obama. En un reciente alegato con un votante potencial de Clinton, el cual aceptó la crítica hacia Obama pero la rechazó cuando la misma crítica se le hizo a Clinton, le recordé a mi interlocutor que ellos eran, de hecho, el mismo candidato: dos mejillas gemelas en el mismo trasero gordo empresarial, así de sencillo.
En consecuencia, ¿Por qué tendría que preocuparme el hecho de que a la Máquina HillBilly le hayan pegado una soberana paliza en Carolina del Sur? En primer lugar, sin ninguna discusión de ningún tipo a lo largo del presente "debate", la única emoción genuina que me queda es la precipitada adrenalina del corredor de apuestas, lo cual a la distancia equivale a algo así como estar entusiasmado con la vaga percepción de que o los tipos buenos ganaron o los tipos malos perdieron.
Carolina del Sur parece ser el lugar de la competencia donde el juego se vuelve sucio. En otras palabras el repugnante martirio hecho por la máquina de Karl Rove a John McCain en el año 2000 y ahora John McCain se lo hace al descarado patrocinio que Clinton, el cuadrigésimo segundo presidente de los Estados Unidos, hace esta semana. Yo la llamaría la competencia del lodo, pero, en un estado como Carolina del Sur que es oficialmente tan racista que todavía enarbola la bandera de la confederación, eso indudablemente podría tergiversarse. Hillary—llamémosla Clinton 44 con un signo de interrogación— trató de huir del estado de Carolina del Sur, dejando a 42 para que llevaran a cabo su despreciable trabajo. Lindo intento, Hil. La única cosa, tan fea como ver a la enorme Conspiración del Ala Derecha abalanzarse sobre Slick Willie, es la elemental pulcritud de Willie mismo.
Bill dirigió la no muy sutil embestida contra Obama, cautelosamente calculada para ser hecha en ausencia de su esposa, en una competencia por popularidad que fué tan ampliamente rechazada como para desacreditar toda una campaña. Los Clinton como cadáveres ya han resucitado antes, y esta competencia está muy lejos de llegar a su fin. Puede ser de que los votantes se pusieron hasta la coronilla de oir—en el tono que él utilizó al referirse a Sista Souljah y Christiane Amanpour—que tenían que votar por su esposa. Puede haber sido demasiado, y una vez que las aguas vuelvan a su cauce normal, el dinero y la máquina pueden volverse del lado de Obama.
Sin embargo, yo sospecho que algo aún más recóndito está en juego. La simpatía de Bill fracasó de manera tan miserable como para obtener el triunfo, o aún para contener un poquito la avalancha de
forma que presagiara un cambio de parecer en la conciencia del votante, si es que acaso cualquiera de sus oximorones puede escribirse en relación con el electorado de los Estados Unidos sin necesidad de que la pantalla de la computadora explote al final de esta perorata. Ujj...me alegra el saber que puedo salirme de ésta.
Pero encare Ud. ésto—Bill es más o menos el último grito en lo relacionado a armas. La empresa HillBilly Inc. comenzará a mostrar poco a poco su dependencia en el huracán Bill a fin de irrumpir de un estado a otro para mover los distritos electorales a la señal de un guiño y un movimiento afirmativo con su cabeza. Ellos dírán que nunca tuvieron la intención de que Hil fuera relegada a un segundo plano por Bill, y dele que dele hasta la saciedad. Sin embargo, la suerte está echada. La estratagema de los Clinton en su totalidad---un inmenso fraude que, no obstante, puede ser eso—estriba en la embaucadora redundancia que ella contínuamente hace en relación con su presuntuosa "experiencia", todavía manifestada en sus propias palabras cuando se refiere a que “conoce la Casa Blanca desde adentro”.
¡Puf! Aún los republicanos saben cómo lidiar con éste embuste, al llevar consigo sus achaques tradicionales para distanciarse de la misma Washington la cual continúa alimentando a sus obesos pagadores que promueven la guerra. Bill se pone de pié al lado de ella, o bien detrás de ella, o enteramente en otra condición dada, pero siempre a medida que el verbo se hiciese carne(o carnudo) o regordete, quizá, es el ejemplo vivo de toda la experiencia que ambos pueden aglutinar.
Pero con Clinton, las pretensiones no son menos indecorosas o huecas. Con once años de experiencia legislativa en contraste con los siete de Clinton, Obama tiene hasta el momento la oportunidad de poner al descubierto este fraude tipo Ponzi y exhibirlo como lo que es: una especie de dependencia de la historia de HillBilly al estilo de "me escondo y te aparezco repentinamente" cuando el caso se dá, y cuando no se dá, es sólo cuestión de reafirmar la necesidad por el cambio.
La experiencia de Hillary Clinton, desde ser la rosa damascena del derecho hasta su horrible ensayo en relación con los servicios de salud en lo cual apoya a Bill a lo largo y ancho del camino, está para caer al final en un fracaso rotundo al poner en marcha toda resistencia opuesta a los actuales crímenes de guerra perpetrados por el gobierno de los Estados Unidos del cual ella forma parte---ésta tan sonada experiencia no es nada para que alguien la pregone. Con todo y a pesar de eso, ella lo pregona a cada momento---de hecho se ha convertido en el lema de toda su campaña. Es algo cansador, fastidioso, aburrido y sobre todo, fraudulento. Es sencillamente asombroso el hecho de que a ella no se le haya hecho un llamado de atención con respecto a ésto; la agobiante redundancia que hace en consonancia con su trabajo arduo así como las brutadas que habla relacionadas con sus duras labores llevadas a cabo de forma abnegada y sin tomar descanso, se han convertido en el refugio para un candidato que no tiene nada más que vender. Todo al fin de cuentas viene a representar algo así como una especie de un “mi-turno” enojadizo al estilo de Bob Dole o John McCain la idea de que ella de alguna manera lo merece y los demás no.
Por supuesto, no hace falta decir que los Estados Unidos deberían ser capaces de elegir a una mujer como presidente. Después de Golda Meir, Benazir Bhutto, Margareth Thatcher, Angela Merkel y un sinnúmero de nombres más, los estadounidenses se hallan decididamente detrás de la curva al igual que marcadamente se hallan en relación con muchos otros asuntos a pesar del elevado concepto que tenemos de nosotros mismos. Además, esta pequeña lista provee una leve indicación de que el género ya sea masculino o femenino, no representa ninguna garantía de una buena política o liderazgo; el punto fundamental acá es que eso bien podría no suceder por ahora, y por el amor de Dios,..nadie dijo que tenía que ser Ud.
Bill trajo a colación esta semana el espectro de Jesse Jackson, lo cual hizo en una manera marcadamente negativa, diciendo que él ganó unas cuantas elecciones primarias y caucuses pero obviamente él no obtuvo la nominación. Una implicación evidente fué la advertencia hecha al enorme distrito electoral de la gente de raza negra en Carolina del Sur en el sentido de que no depositaran su voto en las urnas sólo porque ello les diera una sensación de felicidad y bienestar, que a la postre, no tendría ningún impacto a nivel nacional. Está también codificado con el mensaje obvio que declara que los Estados Unidos como país, está más que preparado para tener a una mujer como presidente que tener a un presidente de raza negra, y que ellos deben aguantar hasta el final y que mejor se retiren “con la oferta que les traemos”. Que Dios bendiga a los votantes de Carolina del Sur porque le dijeron a él, en sentido figurado, que se metiera eso por el trasero.
No solamente se trata de que HillBilly está jugando con fuego, lo cual mencionamos por la obvia razón de que la carta de la baraja que se relaciona con la idea de género/raza, puede volteada. Su hábil y calculador( aunque afortunadamente a veces le sale el tiro por la culata) uso de la historia de Jackson allí, es indignante en manera especial. Cuando Jesse Jackson ganó Carolina del Sur además del mismo Sur, con una verdadera bancada negra y como un verdadero candidato negro, lo hizo contra una abrumadora situación en donde él tenía todas las circunstancias desfavorables, acción que había sido perpetrada por los consejeros y amigos de Clinton que formaban parte del embrionario Comité de Dirigentes del Partido Demócrata quienes creyeron que un super martes sureño impediría que tal espectro se fuera a convertir en el preocupante obstáculo para el partido Demócrata en las elecciones generales. Luego cuando Jackson les probó a ellos lo errados que estaban, los delicados y fraudulentos ajustes fueron llevados a cabo, los cuales condujeron al ahora total destierro de cualquiera que enarbole una agenda progresiva, bloqueándosele el avance hacia cualquier punto cercano a una plataforma nacional, aparte de que unos cuantos perros collies dejaron calando de frío al ala izquierda del partido Demócrata, impidiendo que los votantes que desean un verdadero cambio, surjan a la palestra.
No cometan errores: escoger a Obama en lugar de Clinton es algo tan sonso como escoger a Clinton en lugar de Obama; la campaña de Obama en sí misma mantuvo a Jackson a la distancia en su propio estado. No habrá otro demócrata que demande una reducción en el presupuesto de guerra, o que tenga las agallas de decirle a una concurrencia nacional «que los árabes no pueden continuar siendo vistos como seres indeseables». Campañas impregnadas de slogans, háganlas por favor a un lado. De ningún otro candidato participante en esta competencia, va a originarse un cambio que tienda a beneficiar al pobre del rico.
El primero y más grande beneficiario de esta vergüenza no fué otro más que Clinton mismo, y su dedo en complicidad para que ocurriera como tal y su cobardía dan como resultado los dos purificados y corporativamente aprobados simpatizantes de la guerra que tenemos hoy.
Para él, va más allá de lo espantoso el tratar de aprovechar las oportunidades queriéndolas obtener de las ruinas que conforman la historia de su propio partido. Debería darle vergüenza. El debería saber cuándo quedarse con su gordo y falso trasero así como su boca lanzadora de piropos, cerrados. No importa lo que ellos digan, el creciente número de demócratas se irán en masa en pos de Obama por la simple y sencilla razón de que él no es Clinton. Encierra un significado minúsculo por supuesto, pero, ¿A quién más pueden ellos echarle la culpa?
Daniel Patrick Welch. La reimpresión es concedida con el crédito y el enlace a danielpwelch.com. Tr. de Raul Castillo