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Una envolvencia para güeyes y gilipollas

Publie le Domingo 1ro de marzo de 2009 par Open-Publishing

Circula nuevamente por listas de correo electrónico un texto de un humor muy particular, que entre bromas y veras cuestiona y analiza los acertos de un llamado "opositor" cubano, recogidos -¿dónde si no?- en el reaccionario periódico español ABC, en Noviembre de 2004.

Como quiera que los "opositores" y reaccionarios continúan contando sus mismas falsas historias, y los ejemplos reproducidos por el autor, tomados de la compilación del Historiador Julio Domínguez continuan siendo tautológicos [ver [1] ] los invitamos a una lectura que seguramente les hará sonreír más de una vez...

Una envolvencia para güeyes y gilipollas

Quiero explicarles que la palabra güey, constituye uno de los graves insultos para los mexicanos. Es gritarles algo más que tontos, de una manera vulgar. Se parece a los insultos nuestros cuando le gritamos a alguien gilipolla.

Envolvencia es una palabra utilizada en Cuba para designar un tumulto, un rollo, una gran calumnia, un tremendo chisme. Tal vez ninguna de las tres estén recogidas por la Real Academia de la Lengua Española.

Las utilizo, porque acabo de leer un artículo publicado en el reaccionario periódico ABC, del día 21 de noviembre, que tuvo repercusión en México, firmado por uno de los llamados opositores cubano. Es una "envolvencia" de las grandes.

Trasmite la opinión con peste a orine de un supuesto viajero chileno, que visitó las ciudadelas habaneras. El desagradable olor llegó en la detallada descripción que hizo y sentí peste y tuve que taparme la nariz.

Parece que no tuvo tiempo de llevar a su amigo a recorrer La Habana Vieja, donde el doctor Eusebio Leal y el equipo de sus arquitectos, diseñadores, albañiles, pintores, jardineros, recogedores de basuras, poco a poco le devuelven todo el esplendor de la época en que los barcos llegaban a esa famosa, bella y legendaria bahía, para trasladar los cargamentos de oro, a nuestros puertos. Todos navegando juntos para protegerse de los corsarios y piratas. Sólo le faltó afirmar que en esa Habana horrible para él y su acompañante, no se ven las estrellas, las flores no tienen perfumes, las palmeras perdieron sus penachos y el Malecón su encanto, porque el mar lo abandonó y negar que La Habana esta considerada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

Ni una palabra en su artículo de los 45 años de bloqueo de Estados Unidos, nada del sabotaje a la más lujosa tienda por departamento de América Latina, que la convirtió en cenizas. Tampoco del bombardeo a la capital cubana en víspera de la invasión mercenaria por Playa Girón, ni el provocado incendio al teatro Amadeo Roldán y los cientos de sabotajes y agresiones que ha tenido que sufrir la bella, encantadora y enamorada capital cubana.

El opositor, mercenario, disidente o terrorista, como quieran llamarlo y su supuesto amigo chileno, tienen una visión del mundo muy particular. Si pretenden culpar a Castro y su régimen de las ciudadelas heredadas del capitalismo o los barracones de la época de la esclavitud, o de los habaneros cochinos que se orinan en cualquier parte, seguramente estaban embriagados de algo raro.

Sería igual que culpar al presidente venezolano Hugo Chávez, porque en los cerros de Caracas, no existe agua potable y casi el 80 por ciento de la población, vive por debajo del nivel de extrema pobreza, o al honorable presidente de México Vicente Fox, por las ciudades perdidas de la mayor urbe del planeta, o a Lula Da Silva por las Favelas de Río de Janiero. El acompañante chileno no tiene que viajar a La Habana para encontrar peste a orine y ciudadelas sucias.

¿Pensarán ese MERCENARIO y el periódico ABC de España que, todos los mexicanos son GUEYES y nosotros GILIPOLLAS para creernos esas historias? Son verdaderamente increíbles las afirmaciones que hace. Parece que llegó a la cálida y acogedora Habana, procedente de Estocolmo u otra ciudad nórdica en pleno invierno, donde no orinan en las calles porque se les congela el instrumento para hacerlo, y además que viajó en vuelo directo, sin escalas en París y Madrid, donde en ocasiones la peste a orine se siente hasta en el metro.

A ese llamado opositor le gustan los lugares donde se respiran esos desagradables olores, porque en las recientes elecciones en Estados Unidos, los mercenarios cubanos asistieron a la oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana. Cuando se anunció la victoria de Bush, gritaron de alegría a más no poder y según la prensa de Miami, una de las señoras de la emoción se orinó en medio del salón.

¿Se pensará que no sabemos nada de La Habana antes del triunfo de la Revolución Cubana? Hay que recordarle que era la capital de mayor mendicidad per capita de América Latina, el gran prostíbulo y casino de Estados Unidos, donde los marines borrachos se orinaron sobre la estatua de José Martí y el señor Dupont, era dueño de la mitad de la famosa playa de Varadero y los negros y los blancos pobres no podían asistir a los clubes privados, ni bañarse en las playas del Este de La Habana.

El opositor hace un chiste grotesco, propio de alguien con muy baja catadura moral. Dice que a un niño cubano le preguntan: ¿Qué quieres ser cuando seas grande, médico, piloto, abogado, bombero? En el único país de América Latina donde esa pregunta tiene validez de respuesta es Cuba. Cualquier niño puede estudiar lo que desea y de forma completamente gratis, sin importar donde viva y la posición económica de su familia. Lo odioso esta en lo que según el MERCENARIO, respondió ese niño: “Yo quiero ser extranjero”. Ese niño, si en realidad existe, debe ser hijo o nieto de alguien exactamente igual al disidente que escribe:

Extranjeros en Cuba, se les dice a los norteamericano. Porque a los españoles nos dicen gallegos. Cierto que los catalanes, los vascos y algunos otros se ofenden, pero los cubanos lo dicen con tanta gracia, ternura y amor que terminamos por entenderlos. Los españoles en Cuba no somos extranjeros. A los mexicanos, que es el pueblo más querido y mimado de los cubanos, les dicen MEXICANOS, nunca extranjeros, igual a los VENEZOLANOS, ARGENTINOS y CHILENOS y hasta los SUECOS, son suecos y no extranjeros.

El disidente acusa a los cubanos de cobardes, por no denunciar los horrores de La Habana, parece ser que el único valiente es él. Seguramente el periódico ABC le cantó a este señor: MIENTEME MÁS, QUE ME HACE TU MALDAD FELIZ Y TE PAGARE MÁS Y MÁS, HASTA LA ETERNIDAD…

El mercenario disidente que quiere ser extranjero en La Habana, afirmó que antes de la Revolución Cubana, existían muchos periódicos. Voy a tomar los titulares de algunos de ellos y les aclaro que no voy a referirme a los muertos, asesinatos, asaltos, robos y violencias. He tomado los datos de un excelente libro, del escritor y teólogo cubano Julio Domínguez García, titulado Noticias de la República:

En la página 155 dice: “Desagradable incidente en Santiago de Cuba, en el café Los Aliados, entre soldados norteamericanos y prostitutas. Las borracheras y los escándalos de estos militares extranjeros tenían molesta y alarmada a la población”.
Página 163: “Grave enfrentamiento a tiros, pedradas y puñetazos entre estudiantes y policías en la capital…”
Página 165: “Estalló una bomba en una iglesia matando a una anciana. Siguen detonando artefactos en otros lugares de la ciudad”.
Página 178: “Los marinos americanos provocaron un grave suceso en Santiago de Cuba. El capitán de la goleta Parson se negó a izar la bandera cubana alegando que estaba en territorio yanqui. Dispararon contra los estibadores y dieron muerte a un niño”“.El entierro se convirtió en una enorme manifestación de protesta”.
Página 188: “ Fueron lanzados a las calles más de 600 niños becados en asilos y colegios, por la drástica reducción del presupuesto. Indignación en la población.
El alcalde permaneció indiferente ante las quejas y reclamaciones”.
Página 189: “De 750 mil niños en edad escolar, solo asistieron 184 mil a las escuelas. En el análisis se mencionó la falta de aulas, de maestros y el empleo infantil, como causas principales”.
Página 191: “La población cienfueguera se encuentra alarmada ante la propagación de la rabia pues muchas personas están atacadas de ese mal. Así mismo es preocupante el número de locos recluidos en el pequeño hospital civil…”
Página 194: “Pasan de 15 los casos de tifus reportados en Santa Clara. Es alarmante el estado sanitario de la población”. Noticias similares se reportan en otras ciudades, en Camagüey la epidemia es violenta y la prensa local dijo “que la muerte es una dulce liberación”. Impotentes las autoridades sanitarias por falta de recursos”.
Página 197: “En Santiago de Cuba un grupo de marinos norteamericanos se entregaron a toda clases de depredaciones en aquella ciudad. Indignación en la capital oriental por estos acontecimientos”.

Siguen las noticias:

Los obreros jamaiquinos se subastan en Camagüey.
En oriente se venden a 200 pesos cada negra haitiana para usarla como prostituta o sirvienta.
Alarmante el bien organizado comercio de drogas heroicas en la Habana.
Gran huracán azotó a pinar del río. No se recibió ayuda oficial. Cientos de campesinos en las calles sin viviendas.
Quinientos tuberculosos esperan turnos para ingresar en el sanatorio de La Esperanza.

El único gobierno medianamente democrático que conoció Cuba antes del triunfo de la Revolución, fue durante el período del doctor Ramón Grau San Martín. Esa época como todas, estuvo marcada por la corrupción. El colmo llegó cuando se robaron el brillante que marca el punto cero en el Capitolio Nacional y también una locomotora con doce vagones. El escándalo fue mayúsculo. Una empleada del Palacio encontró la joya en una de las gavetas del escritorio del Señor Presidente de la República. El reconocido y famoso periodista Mario García Kuchilán, se atrevió a sugerir en la columna de su periódico, que siguieran buscando en las mismas gavetas, porque tal vez encontraban la locomotora y los doce vagones perdidos. Lo apresaron, torturaron y le dieron una golpiza tan grande como el escándalo que se había generado. Al considerarlo muerto la policía lo lanzó a una cuneta a la salida de La Habana, rumbo a la ciudad de Matanzas. Al día siguiente unos pastores lo encontraron moribundo. Pudo salvarse y contar la historia, su libro de memorias es una pieza antológica de la libertad de expresión que reinaba en Cuba.
Ahora este mercenario escribe estas envolvencias y se cree que los mexicanos son güeyes y nosotros como gilipollas le vamos a creer.