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Venezuela : La bárbara represión en Sidor

Publie le Martes 1ro de abril de 2008 par Open-Publishing

La represión desproporcionada ejercida por los organismos policiales y militares en el estado Bolívar para aplacar la protesta de los trabajadores sidoristas es asombrosa por ser injustificada. La agresión a los obreros, incluyendo a los dirigentes sindicales, así como su detención expresan la manera violenta como actúan los gendarmes en Venezuela.

La reclamación de Sutiss, el órgano sindical de las siderúrgicos, acerca de un incremento salarial ha desatado un conflicto de dimensiones enormes debido a la intransigencia de la empresa y la actitud parcializada hacia el factor capital del ministro del trabajo y la seguridad social. La suspensión de las conversaciones apuntaba hacia una huelga indefinida y tanto la empresa como el representante oficial la estimularon además de solicitar un referéndum acerca del aumento propuesto por el empleador.

Así las cosas, los trabajadores se han orientado a volver a las faenas para posteriormente continuar con su lucha. Pero la reacción policial ha demostrado la intención del gobierno de intervenir en el conflicto para amedrentar e intimidar a los obreros favoreciendo a la empresa.

Hay que recordar la trayectoria del sindicato sidorista. Tuvo una conducta contestataria frente al Estado, a la sazón propietario de Sidor, hasta una huelga irresponsable mantenida por dirigentes masistas con un resultado desastroso y la desaparición de ese partido como fuerza laboral en Guayana.

Empero, posteriormente surge el movimiento Matancero y marcó pauta en el estilo de negociación. Se acabaron las conversaciones en bares y los pagos indebidos hecho a los sindicaleros. Además, el énfasis en la discusión de los contratos colectivos se puso en las cláusulas de seguridad industrial y no sobre las socio-económicas.

Después se privatizó la empresa siendo sus nuevos accionistas una compañía argentina. Su actitud ha sido de pugnacidad y más de una vez hemos conocido las movilizaciones de los trabajadores en defensa de sus derechos y logros. De tal manera que no es accidental el actual conflicto.

La gravedad de la represión brutal no ha sido tomada en cuenta ni por el gobierno ni la oposición. Al oficialismo no le importa porque está dedicado a gobernar y a la campaña electoral. Nadie del PSUV opina al respecto porque no es una prioridad las luchas obreras. La oposición está impregnada de la campaña electoral y las candidaturas constituyen su única actividad.

Lo más relevante de los abominables hechos de violación a los derechos humanos por combatir a las manifestaciones es la postura del gobierno chavista quien se arroga ser el defensor de los pobres en su retórica demagógica. Pero estos acontecimientos demuestran en forma palmaria la esencia del actual régimen. Cuando el capital está en confrontación con el trabajo el Estado no duda en respaldar a una transnacional porque su función es eminentemente de resguardo de las grandes corporaciones. Además, el armamentismo tiene una justificación.

Es la esencia del Estado como una manifestación de las relaciones de poder existentes en la sociedad venezolana. Constituye unas prácticas sociales inherentes al modelo capitalista. Pensar en el aparato estatal como un instrumento de cambio social no es más que una falacia porque así lo confirman las experiencias históricas del llamado socialismo autoritario. Y Venezuela no es la excepción como lo evidencia la violenta reacción policial en este lamentable caso.