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¿Y si Chávez fuera un comunista revolucionario?

Publie le Sábado 25 de noviembre de 2006 par Open-Publishing
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Si jugásemos a ignorar el rol que juegan los personajes, los héroes, los tribunos que, para la propaganda burguesa, son los que encabezan la historia, la manejan a su antojo; que la historia no es más que una sucesión de personajes extraordinarios y fuera de lo común, entonces habría que darle la razón a los que siguen y confían en un Chávez que lanza bellos discursos sobre el socialismo -y darle razón también a la democracia, para quien las grandes soluciones sociales, de los grandes males de la época, residen en la selección de los buenos individuos, sinceros, honestos que, gracias a las elecciones, vendrían a reemplazar a los corruptos y a los malvados, y así todo será resuelto.

La concepción marxista de la historia que, de por sí, es una concepción general de la lucha de los clases y no del individuo, es formal: ¡la revolución proletaria surgirá cuando los proletarios ya no esperen a ningún libertador!

Si Chávez fuera un socialista revolucionario, un comunista, no sería presidente de una República burguesa sin antes haber traicionado sus principios y haberse entendido o vendido a los grandes capitalistas (Cisneros & Co.) para llegar a ser presidente.

Un comunista no podrá jamás llegar a ser presidente de un Estado burgués, ya que la burguesía no lo dejaría llegar hasta allí; lo que sí ha sucedido es que la burguesía ha dejado llegar a la presidencia de una república burguesa a los falsos comunistas o falsos socialistas, (Lula, Allende, Morales y... Chávez), cuando la situación social se encuentra en tensión permanente debido a los ataques crecientes de los proletarios, cuando las huelgas se suceden, y las organizaciones de masa se acrecientan.

Allí la intervención de un bombero social (¡Chávez lo ha dicho a viva voz avisando a los burgueses de sus reales intenciones!) es necesaria para el Orden burgués, este trataría en lo posible de reforzar las ilusiones y de desviar a los proletarios de la lucha anticapitalista, de hacerles creer que es la vía electoral la que deben seguir, la única vía que les permitirá llegar al socialismo, etc. -pero, sobre todo y antes que nada, ¡no tomar la vía opuesta: la lucha revolucionaria, la insurrección y la destrucción del Estado burgués, de su parlamento y de su presidencia!

La revolución proletaria no es una cuestión del individuo de excepción que puede ser más astuto que los burgueses (o incluso un partido que se crea más astuto o conspirador) para utilizar las instituciones y los métodos burgueses contra la burguesía.

No existe ardid para la lucha de clases. Cualquier maniobra, ardid o atajo se tornará contra los propios proletarios.

Estos no podrán vencer sino con la lucha abierta y violenta, dirigida por el partido de clase, contra el Estado burgués y todas las instituciones capitalistas; y para esta lucha estos tienen necesidad de la verdad (el secreto y la mentira son propios a las clases burguesas), porque tienen necesidad de liberarse de todas las mentiras y todas las ilusiones con las cuales la burguesía oculta su dominación.

El revolucionario comunista no es un individuo de una inteligencia superior al común de los mortales que pudiera hacer uso de cualquier maniobra; de aliarse hoy con los burgueses (venderse a ellos, sin duda) y combatirlos mañana: es un militante disciplinado de la organización de la clase obrera, es decir, del partido de clase armado del programa comunista. El rol de ese militante y del partido al cual pertenece es de advertir al proletariado de todas las trampas y maniobras burguesas, de unificarlo y dirigirlo hacia el enfrentamiento decisivo, la toma del poder y la instauración de la dictadura de clase.

Pero si es un falso comunista, un falso revolucionario, entonces hará la propaganda de su persona, del individuo-ciudadano.

Se puede establecer el axioma de que el culto a la personalidad indica que estamos en el campo burgués, donde el “jefe” carismático, un fantoche como denunciaba Bordiga, es el juguete de fuerzas sociales burguesas más grandes que él. Tampoco existe un gran Chávez rodeado de mediocres “que no le dicen la verdad”, eso también se decía de Mussolini, de Napoleón, de todos los “grandes hombres”: la mediocridad de quienes lo rodean no es más que el fruto inevitable del culto a la personalidad y de la mediocridad del gran personaje.

partido comunista internacional

Correspondencia:

Editions Programme

3 rue Basse Combalot

69007 Lyon

FRANCE

Mensajes

  • Reciba mi saludo fraternal. De nuevo conversando con usted, insisto, sepa entender mi desconocimiento sobre marxismo. No obstante me atrevo a responder la siguiente pregunta: ¿Cuál es el papel del individuo en la historia? Esta respuesta es de alguna manera un "comentario" a su escrito. Tiene razón pero ...

    Los ideólogos burgueses, para tratar de justificar el "derecho" de una ínfima minoría a oprimir la mayoría, se esfuerzan por inculcar en la conciencia de los hombres la teoría reaccionaria de los "héroes y la multitud". Según esta teoría los únicos creadores de la historia son personalidades insignes: reyes, jefes militares, presidentes, legisladores, etc., porque son capaces de girar la historia. Esta teoría concibe (representa) a las masas trabajadoras como una multitud pasiva, ignorante e incapaz de crear la historia.

    Como sabemos, el marxismo desvaneció el mito de que la sociedad humana lo debe todo a un puñado de elegidos. Pero, eso no quiere decir que el marxismo no reconozca el papel de la personalidad en la historia. Ninguna clase (léase bien) ha logrado en la historia de la sociedad instaurar su dominio sin haber promovido a sus propios jefes políticos, a sus representantes avanzados, capaces de organizar el movimiento y dirigirlo. No pasa eso en un partido político, ya sea de izquierda o de derecha. No piense, por favor, que mi pensamiento está en el estadio del socialismo utópico. Cabe destacar que las personas progresistas que comprenden correctamente las necesidades de las masas encuentran la solución más idónea de las tareas planteadas ante la sociedad y, de este modo, aceleran el desarrollo de los procesos históricos. Las personalidades insignes actúan como dirigentes de las masas y de las clases. La fuente de su fuerza estriba en el apoyo que les prestan las clases y los grupos sociales. Ahora bien, ustedes los del PCInt., plantean que Chávez es un traidor, le exigen lo que en este momento el movimiento de la historia no esta dando. Cualquier dirigente que en un momento dado no esté en sintonía con los acontecimeintos históricos no se mantiene por mucho tiempo. El tiempo histórico quiero decir.

    Chávez, ustedes saben que jamás ha dicho que es comunista. Tampoco ha negado el papel dirigente del partido revolucionario -se va a fundar este partido-, y su conducción será responsabilidad de la vanguardia socialista. Chávez, asimismo, está conciente de la importancia de la ligazon que debe existir entre el partido y las masas. La mayoría de los que entendemos este momento prerrevolucionario somos enemigos del latifundio y del capitalismo. Todo lo que subyace, lo que no se ve, es un caldo de cultivo, en el que cada día se asume la importancia de la teoría y la práctica marxista. Los vacilantes, los pusilánimes que se desvían hacia el capital serán barridos por la gran marea roja socialista, incluyendo al propio comandante Chávez, si se queda al margen de las masas. Lucharemos sin piedad contra el capital; la alianza de los obreros y los campesinos derrotará a la burguesía y a sus aliados. Instalaremos definitavemente la democracia proletaria.

    Tenemos que entender que la historia de la humanidad -muy corta por cierto con relación a la historia de la tierra o de la vida- da cuenta de la permanente lucha de clases. Unificaremos todos los trabajadores y explotados alrededor de su vanguardia, el proletariado. La tarea a cumplir después de las elecciones, es lograr que todos ¡todos! los marxistas, todos los simpatizantes, todos los obreros y campesinos honrados, todos los funcionarios honrados nos pongamos en pie de guerra para derrotar y erradicar el capitalismo. Serán años de lucha.¡Ya basta de critica, a trabajar todos para alcanzar el objetivo! Cada acción revolucionaria nos fortalecerá. La moral socialista en cada derrota crecerá. Flujos y reflujos nos llevarán a construir la sociedad comunista.