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Campesinos hondureños se niegan a abandonar vivos sus tierras por represa de El Tigre
Publie le Domingo 4 de junio de 2006 par Open-Publishing"Sólo muertos”
Por Noé Leiva
SAN ANTONIO, Honduras - AFP- "Sólo muertos nos pueden sacar de aquí", manifiesta José María Zavala, uno de los miles de campesinos que tendrán que desalojar este municipio si los gobiernos de Honduras y El Salvador construyen la represa hidroeléctrica "El Tigre" en la frontera común.
Según las autoridades gubernamentales, unas 6.000 personas deberán ser desalojadas del municipio de San Antonio para construir el embalse donde hoy se encuentra este pueblo de calles adoquinadas y parque en el centro, rodeado de las oficinas de la alcaldía, la policía y la iglesia.
"Aquí no queremos represa", señala Zavala mientras se mece en una hamaca en el corredor de una humilde vivienda de bahareque (mezcla de barro y paja) en la periferia pobre de San Antonio (300 kms. al este de Tegucigalpa), mientras a su alrededor juguetean tres gatos, y unas gallinas con sus pollos picotean el piso de tierra en busca de alimento.
"Aquí al otro lado tengo el sembradío de maíz y más allá está el cementerio donde tengo enterrados a mis abuelos: por nada del mundo salgo de aquí, no es así nomás que van a sepultar bajo el agua a nuestros seres queridos", asegura el campesino.
Los gobiernos de los presidentes Manuel Zelaya (de Hondura) y Antonio Saca (de El Salvador) parecen decididos a construir la represa sobre el río Lempa, en la frontera común, para generar energía a un menor costo que la que cuesta la producida con derivados del petróleo.
Pero más decididos a oponerse parecen los pobladores, y los próximos meses se sabrá quién gana el pulso.
Según el proyecto oficial, la planta hidroeléctrica tendría un embalse de 70 kms. cuadrados, generaría unos 700 megavatios/hora de electricidad.
"Ya tenemos estudios, hemos hecho encuestas, tendrían que sacarse unas 80.000 cabezas de ganado, sólo en San Antonio nosotros exportamos el mejor queso a Estados Unidos y a El Salvador, y se inundarían unas 17 iglesias y de 15 a 17 cementerios, además de decenas de escuelas y colegios", asegura Enrique Alvarez, coordinador de un comité binacional de resistencia, que integraron el miércoles los pobladores de ambos lados la frontera.
Alvarez indicó que San Antonio es apenas uno de los municipios, con sus aldeas y caseríos, que "se tragaría" la represa.
Los otros son Santa Lucía y Magdalena, en el departamento de Intibucá y Mapulaca; Virginia, Piraera y parte de Candelaria, en el departamento de Lempira, donde viven unas 20.000 personas sólo del lado de Honduras.
Al lado de El Salvador, donde quedaría la otra mitad del embalse, serían desalojadas 3.500 personas, según el comité.
"La gente está consciente de lo que significa el proyecto: San Antonio está a 120 kms. sobre el nivel del mar y en la primera etapa la represa llena 130 metros, queda sepultada de agua esa torre", afirma señalando el campanario de la iglesia el comerciante Juan Manuel Ayala, que tiene una tienda de abastos frente a una esquina del parque.
"Para la segunda etapa se inunda a 180 metros, San Antonio queda a 60 metros abajo del agua", añade el comerciante.
San Antonio queda justamente en la base de un valle con forma de vaso rodeado de verdes elevaciones montañosas, donde se embalsaría el agua con una cortina construida justamente en una garganta del río Lempa, ya dentro del territorio de El Salvador.
"No a la represa El Tigre", dice un papel pegado de casa en casa. "Aquí vivimos, aquí nacimos, aquí vamos a morir", añade otro que está pegado a la par del rótulo de la municipalidad de San Antonio.
"Que no nos den, pero que no nos vengan a joder", afirmó Francisco Martínez, profesor de la comunidad de Mapulaca, próxima a San Antonio.
"Nos queda la lucha armada como última opción, del otro lado de la frontera es gente con experiencia en El Salvador y de este lado (en Honduras) también se apoyó la lucha del pueblo salvadoreño, no se crea", asevera a la AFP otro vecino, aludiendo a la guerra librada en la década de los 80.
De El Tiempo