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ENCUENTROS Y DESENCUENTROS CON EL ZAPATISMO

Publie le Jueves 6 de octubre de 2005 par Open-Publishing

por Carlos Beas

Una relación difícil.

Una tarde de marzo de 1997, una pequeña comisión enviada por el CNI (me
refiero al llamado Congreso Nacional Indígena y no a canal de televisión
en apuros), llego al poblado zapatista de La Realidad. El objetivo de los
comisionados era el intercambiar puntos de vista con la Comandancia del
EZLN en relación a la postura del Gobierno de Ernesto Zedillo, el cual se
negaba a cumplir con lo pactado en los Acuerdos de San Andrés.

En la mañana siguiente, después de una corta espera, los comisionados del
CNI sostuvieron una breve y ríspida reunión con los integrantes de la
Comandancia zapatista entre los que se encontraba el Sub Marcos. Por un
lado, uno de los comisionados del CNI coincidía con la dirigencia
zapatista en el sentido de que el cumplimiento de los Acuerdos de San
Andrés debía de ser la única demanda del movimiento indígena nacional;
mientras que por otro lado, dos de los comisionados planteaban la
necesidad de retomar un conjunto amplio de banderas que venía levantando
el movimiento indígena nacional desde su conformación en la década de los
años setentas del siglo pasado.

Los dos comisionados argumentaron que el tema agrario, que el tema de la
tierra tan sensible a nuestras comunidades había quedado fuera de los
Acuerdos de San Andrés y que también en esos momentos miles de indígenas
principalmente en Chiapas y también en Oaxaca impulsaban una importante
movilización en contra de las altas tarifas eléctricas; movimiento de
Resistencia civil que por cierto persiste con fuerza hasta ahora en
algunas zonas de Chiapas, Tabasco y Veracruz y por el cual recientemente
fue encarcelado el dirigente indígena nahua Demetrio Bautista.

La reacción del Sub Marcos ante este planteamiento fue fulminante,
mostrando de manera explícita su fastidio, dijo que no estaba de acuerdo
con asumir la propuesta que hacían un conjunto de organizaciones
indígenas, acto seguido se levanto de su asiento, y acompañado del resto
de la comandancia salió no sin antes decir a los comisionados por el CNI,
que se pusieran de acuerdo y que esperaran ahí.

La espera se prolongo por espacio de una hora, hasta que regresó
únicamente el comandante Tacho, quién en tono amable, sólo pidió a la
comisión que retornara un mes más tarde. Los comisionados quedaron
desconcertados y no alcanzaban a entender que había ocurrido, que fue tan
fuerte como para suspender de golpe un dialogo que apenas comenzaba. Uno
de los comisionados el compañero Noé Torres de Michoacán, ya nunca pudo
regresar a Chiapas, pues lamentablemente en el siguiente viaje, falleció
junto al hermano Francisco Cabrera de Puebla, en accidente carretero por
tierras de La Tinaja, Veracruz.

Un mundo de diferencias

Esta anécdota nos muestra las dificultades que enfrentan las
organizaciones sociales cuando se relacionan y pretenden establecer un
trato de iguales con un organismo político-militar. La estructura y el
tipo de lucha de los compañeros y compañeras del EZLN les han dado un
perfil que no tienen el resto de las organizaciones de los pueblos indios
en el país.

Un ejemplo de las grandes diferencias existentes, es sin lugar a dudas el
alto nivel de disciplina que tiene la base social del zapatismo; ya que la
mayoría de los habitantes que viven en la zona liberada o en el territorio
autónomo, como se le quiera llamar, se han abstenido de recibir recursos
de los programas gubernamentales. Mientras que en casi todas las
comunidades del Istmo oaxaqueño, la Sierra Mixe, la Meseta Purépecha, la
Montaña de Guerrero, la Sierra Negra o el Sur de Veracruz, la economía de
miles de familias indígenas depende ya de las remesas enviadas por los
migrantes o por los recursos de tipo asistencialista provenientes del
programa zedillista llamado PROGRESA que en tiempos de Fox se denomina
Oportunidades.

Otra diferencia significativa es el participación de la población indígena
en los procesos electorales; en las recientes elecciones para gobernador,
en Oaxaca, Veracruz, Hidalgo y Guerrero, fue evidente en algunas zonas
indígenas el masivo apoyo que recibieron los candidatos de la oposición
por parte de las comunidades, ello a pesar de que estos no expresaron un
compromiso claro con sus derechos y demandas. Es preciso señalar que este
tipo de participación se expresa como un espacio de lucha en contra de los
cacicazgos; los pueblos indígenas en la mayoría del país saben que si no
participan en la elección local, los caciques se despacharan con la
cuchara grande y las consecuencias a pagar serán graves.

Por otro lado también hay que reconocer como en coyunturas electorales,
muchas de las autoridades municipales oaxaqueñas elegidas por el sistema
de usos y costumbres se convierten de la noche a la mañana en comité
municipal del PRI y le dan vida al llamado el voto verde, que a cambio, de
dinero, obras, despensas, herramientas o dinero le ha permitido al
dinosaurio mantenerse vivo y vigoroso.

Un caso significativo de participación electoral es el del MULT, el
Movimiento de Unificación y Lucha Triqui, organización que en las últimas
elecciones oaxaqueñas llego incluso a promover la creación de un partido
estatal que se reivindica como indígena y que logro contar con un diputado
en la legislatura actual. El MULT fue una de las últimas organizaciones
indígenas del país que se mantuvo al margen de las elecciones.

Un largo silencio

A fines de febrero del 2001, miles de indígenas de más de 150 comunidades
del Istmo oaxaqueño y del Sur de Veracruz, acompañados de sus autoridades
y de su música tradicional se reunieron en pueblo de La Ventosa y ahí
pararon el paso de la Caravana del Color de la Tierra que llevaría a la
comandancia del EZLN al corazón del país.

Los pueblos ya habían solicitado un dialogo con la comandancia, sin
embargo los dueños de la Caravana, dijeron que no sería posible hacer un
acto, que el programa ya había sido definido, que no había tiempo, que no
había condiciones de seguridad, en fin que las iguanas, pero el bla, bla,
bla de los ungidos, no convenció a las gentes, que viajaron largas horas
para hacer un acto aunque no hubiera permiso y dar así su palabra en voz
de una mujer mixe reconocida por su larga lucha y que por cierto hoy se ha
ganado ser autoridad agraria de su pueblo.

Doña Zoila José dijo poca palabra, directa como ella es, dio a nombre de
todas y todos la bienvenida a los hermanos y hermanas comandantes
zapatistas y les hizo saber que en esa región vivía gente que tenía muchos
años luchando, defendiendo las tierras, que el Istmo no se vendía y que se
cernían grandes peligros para los pueblos en forma de megaproyectos como
el Plan Puebla-Panamá y por ello pidió con el corazón en la mano a la
Comandancia zapatista que lucharan juntos para enfrentar esos peligros.

El Sub Marcos respondió a los miles de indígenas ahí reunidos, diciendo
que era necesario que se cumplieran los Acuerdos de San Andrés; que se
reconocieran los derechos de los pueblos en la Constitución. Después la
Comandancia agarro camino rumbo a Juchitán y de ahí hasta el real; por
cierto Zoila, Doña Chagua y Lucía encabezaron a una pequeña comisión de
indígenas istmeños organizados en la UCIZONI, que acompañaría a la
comandancia por su recorrido a la capital mexicana y que regresaron con
ella hasta dejarla en buen recaudo, creo en Oventic.

Dos años después, en abril del 2003 estos pueblos le enviaron una carta a
la Comandancia zapatista, invitándola a un Encuentro nacional de pueblos y
organizaciones que se estaban resistiendo y aún resisten en contra de los
despojos y de la represión que venía dejando el Plan Puebla-Panamá. No
hubo respuesta, el silencio que para unos era una forma de expresarse,
para otros significo falta de interés y olvido.

La Sexta y un futuro incierto.

Desde aquella mañana de marzo de 1997 han pasado muchas cosas; una gran
Caravana acompañada de millones de mexicanos no pudo lograr el
reconocimiento de los pueblos indios; el cansancio ante el latrocinio
priísta llevo a la Presidencia de la República a un ex-vendedor de
refrescos de cola y mientras se mantenía el silencio desesperante de la
comandancia zapatista, el Procede, los megaproyectos, las represión, los
programas asistencialistas y la migración, avanzaban por todo el país,
desmantelando la resistencia indígena.

En estos últimos 4 años, los tiempos han sido difíciles para los vencidos
aunque no derrotados; la demanda y el mismo movimiento indígena fueron
expulsados de la agenda política nacional y los espacios ganados con las
grandes movilizaciones de 1992 y 1994 se perdieron en medio del silencio y
de la desorganización. Del CNI sólo quedo un pequeño grupo de
organizaciones y pueblos principalmente de Michoacán, Jalisco y el Estado
de México. La mayoría de las organizaciones se aislaron y desde su región
mantuvieron una sorda resistencia, mientras tanto algunos dirigentes
oportunistas negociaban en lo oscurito con Doña Xochitl Gálvez, buscando
puestos, becas o inversiones, aunque cínicamente se siguieran presentando
en público como asesores del EZLN, o como promotores de la Autonomía.

Y digo lo anterior porque al conocer la iniciativa zapatista expresada por
la Sexta Declaración me parece que el tiempo escogido no fue el mejor, tal
vez Marzo del 97 o Mayo del 2001 eran los momentos para impulsar una gran
movilización nacional. Nos guste o no el tiempo de Agosto del 2005
pertenece ya a la coyuntura electoral y a sus actores: los partidos
políticos; la iniciativa zapatista corre el riesgo de quedar
marginalizada, pues grandes franjas ciudadanas tienen y ya lo han
expresado, un interés de participar de manera activa en la contienda
electoral.

La Sexta Declaración, como iniciativa política fue acompañada de una
andanada de cuestionamientos en contra del proyecto político que enarbola
López Obrador y el PRD, lo cual ha dado lugar a un número grande de
discusiones y controversias, donde he escuchado para mi sorpresa a muchos
simpatizantes del zapatismo, decir que lo dicho por el Sub Marcos le esta
haciendo el juego a Madrazo, Creel o de manera aberrante a Salinas de
Gortari.

Muchos coincidimos en el análisis zapatista sobre el PRD que hace el Sub
Marcos, sabemos del estercolero en que se ha convertido el partido del sol
azteca, de lo siniestro y oportunista que son sus dirigentes, pero bien
sabemos que hay mucha gente sencilla y luchadora que se identifica con
esas siglas porque desprecia con toda su alma al príismo o al yunquismo
vestido de azul.

Por ello para las organizaciones indígenas y populares con base social es
y será sumamente difícil llamar en Julio del 2006 a sus gentes a no votar,
o no a votar por López Obrador. E insisto organizaciones con base social,
pues no faltaran brigadas, ongs o sectas políticas que teniendo como fondo
aquella canción que dice: "y en la calle codo a codo somos muchos más que
dos..." asuman de pleno la Otra Campaña, creando la ilusión de masas que
da el conjunto congregado de siglas y membretes.

También hace incierta a la Sexta Declaración, la articulación de actores
que en otros momentos han demostrado que su cultura política sigue estando
plagada de vanguardismos y que su ambición y estilo los lleva a querer
asaltar el Palacio de Invierno en pleno verano. En su momento la
Convención Nacional Democrática es el mejor ejemplo de lo que aquí digo.

Y por último y a pesar de que la Comandancia del EZLN y el mismo Sub
Marcos han insistido en su voluntad de construir un trato de iguales y de
querer escuchar con respeto al resto de las organizaciones y personas y no
sólo a sus incondicionales, es claro el tamaño del reto que asumen, pues
ahí pienso puede encontrarse la parte más importante de esta “nueva”
iniciativa zapatista. La voluntad del EZLN para impulsar un gran frente
ciudadano de izquierda y de hacerlo escuchando y respetando a los otros,
es el corazón de la Sexta Declaración y en la medida que se exprese en los
hechos, será posible que la Otra Campaña vaya aglutinando a cada vez más
organizaciones, grupos y pueblos.

El EZLN tiene una gran presencia entre millones de mexicanos, se ha ganado
la simpatía y el respeto de muchos, estemos o no de acuerdo con sus
planteamientos; sabemos de la gran aportación que ha hecho al movimiento
social, con sus propuestas políticas y sus valores éticos y también
sabemos que su lucha, nuestra lucha es a largo plazo.

El futuro de la iniciativa zapatista es incierto, ni el tiempo ni la
situación del actor ciudadano son los mejores, sin embargo no nos podemos
dar el lujo de quedarnos callados, viendo como saquean al país y como
siguen corrompiendo o reprimiendo a la población. Por ello creo que es
fundamental el impulsar acciones que nos lleven a crear una gran
movilización nacional que más allá de los resultados de las elecciones del
2006, nos permitan avanzar en el respeto a los derechos, territorios e
intereses de la mayoría de la población. Y recordando una vieja consigna
magonista decimos: "Despierten ya mexicanos" y agrego mexicanas, por
aquello de la equidad de genero y por aquello de que queremos un mundo
donde quepamos todos y todas, aunque pensándolo bien, pueden quedar fuera
l@s fans del Club América y de Britney Spears (o como se escriba).

Salud

Primeros días de agosto del 2005

Desde el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca.

Carlos Beas