Portada del sitio > El desaparecido universal
Pregunta obvia: Si Videla y los militares argentinos, o Pinochet y los represores chilenos, fueron procesados y condenados por la desaparición forzada de personas en sus respectivos países, ¿habrá justicia algún día para el responsable, George W. Bush, de la desaparición universal de ciudadanos.
Entre los aportes del gobierno de Bush, de su ideología, su concepción del poder y del mundo, está una nueva figura: el desaparecido universal. No es ya el desaparecido local, nacional, producto de la sórdida figura represiva impuesta en Latinoamérica por la Escuela de las Américas en la guerra fría, empleada contra los movimientos populares de la región durante las décadas del 60 y 70. Venezuela tuvo la mala suerte, en la democracia puntofijista, de ser el primer escenario en aplicar el terrible proyecto de la “desaparición forzada de personas”.
Luego, la figura se extendió como mancha de aceite. Países centroamericanos y Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, tutelados por EEUU sufrieron el impacto. Miles de personas fueron chupadas por los agujeros negros de los organismos de seguridad civiles y militares. La huella de todos ellos se perdió en el tiempo, y entre los oscuros pliegues de la burocracia comprometida con las dictaduras y el imperio. De vez en cuando se ubican restos humanos o surgen testimonios de los propios verdugos; pero el tema continúa siendo la más implacable acusación contra gobernantes civiles y militares de la época.
En el contexto de semejante práctica hay que ubicar la actual política de Bush. Política que, con el pretexto de combatir el terrorismo, asume las más execrables formas de terrorismo, violador de los valores de la libertad y la democracia que tanto invoca el huésped de la Casa Blanca. Terrorismo de Estado, trasnacional, sin límites, con infinidad de complicidades.
Días atrás la televisión española presentó un programa sobre el tema, elaborado con gran profesionalismo. Me sorprendió que una televisora -insospechable de antiyanquismo- acogiera la denuncia. Un relato sobre miles de ciudadanos que en el mundo, por simple sospecha de vinculación con terroristas, son detenidos, incomunicados indefinidamente (algunos aparecen después), torturados, o sus cuerpos masacrados. A muchos luego se les reporta como presos en Guantánamo, en Abu Ghraib, en cárceles de Afganistán, Paquistán y lugares de retención provisorios en Macedonia, Grecia, Bulgaria, Rumania.
Es lo que el reportaje califica como “desaparecido universal”. La persona que es detenida en cualquier lugar de la tierra, ruleteada por Europa, Asia, África, cuyo rastro se pierde. O que si tiene suerte aparece en alguna prisión, o si tiene más suerte aún es liberado. Como ocurrió a un ciudadano alemán que contó su increíble calvario. Pregunta obvia: Si Videla y los militares argentinos, o Pinochet y los represores chilenos, fueron procesados y condenados por la desaparición forzada de personas en sus respectivos países, ¿habrá justicia algún día para el responsable, George W. Bush, de la desaparición universal de ciudadanos.
Marciano
Viejoblues, un espacio libre ∆