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El invitado no deseado

Publie le Lunes 11 de septiembre de 2006 par Open-Publishing

Los periodistas independientes, a pesar de sufrir constantemente actos de repudio y amenazas de que se les aplicará la ley mordaza, son inasequibles al desaliento y reportan desde Morón lo que ya todo el mundo sospechaba: el aedes aegypti, que tradicionalmente medraba en aguas claras, ha mutado y es capaz de hacerlo en albañales o fecales.

Andan los funcionarios ocupados en adecentar las avenidas, túneles y alojamientos para los invitados a la Cumbre de los No Alineados, aunque el maquillaje no aguanta un paseo en taxi ilegal y si se salen del recorrido comprobarán en qué estado está mi novia del alma: mi Habana amada.

La cirugía estética ha llegado incluso al Combinado del Este. Se han trasladado no menos de cien presos molestos, ya saben, mutilados e indeseables opositores pacíficos que, al no aceptar la reeducación, se les receta jarabe de tonfa y golpiza en el patio por parte de presos comunes ávidos de congraciarse con los carceleros; estos gusanos fueron llevados a la prisión de máxima seguridad Kilo 8 de Camagüey. Ya imaginarán que si alguien habla de prisiones y presos políticos, le llevarán al teatro de penal, preparado para que lo vean los incrédulos.

Mientras, las brigadas de respuesta rápida no dejan de hacer guardia en las casas de los disidentes y la contrainteligencia no ceja de detener a opositores, con golpiza de propina. Los juicios en el Tribunal Provincial Popular de La Habana no acaban hasta las 11 de la noche.

Acaso la guerra que le declararon al mosquito con fumigaciones desde aviones y cañones de humo seco por las casas, con la multa correspondiente por impedir el tratamiento aunque haya un enfermo en la casa, no la puedan ganar a tiempo. El condenado hijo del capitalismo aedes aegypti decidió mutar y los casos de dengue, incluyendo el más grave, el hemorrágico, pululan por La Habana, Santiago, Morón, Guantánamo y las demás provincias. ¿Se imaginan qué le ocurriría a la imagen de la revolución si, como acto postrero del enfermo barbudo, les regalara a los asistentes una picadura mortal del aedes aegypti? Y Castro rumiando en su lecho: ``Yo me voy, pero muchos también’’.