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Gobernantes pederastas y asesinos en México: Las barricadas de Oaxaca
Publie le Domingo 1ro de octubre de 2006 par Open-PublishingLas barricadas de Oaxaca
Ricardo Andrade Jardí
Cuando Carlos Abascal, secretario de Gobernación, les exige a la APPO y al magisterio de Oaxaca que dejen de tener secuestrada a la niñez de ese Estado, les está advirtiendo que defender un futuro con justicia y dignidad para la infancia oaxaqueña no está en el imaginario de los gobiernos del PRIAN.
Si los de la APPO fueran violadores de niños y traficarán con pornografía infantil, entonces la Secretaria de Gobernación y el PRIAN harían de ese movimiento una bandera de lucha y la mayoría de sus integrantes serían hoy senadores o diputados y mañana gobernadores y presidentes municipales e, incluso, alguno, quizá, podría llegar a ser Presidente. El México kafquiano, no radica en el hecho de que cientos de miles de ciudadanos cierren la avenida Reforma y sí en que el tercer hombre más rico del planeta, gracias al ala derechista del PRIAN y al monopolio telefónico que controla, se asuma como paladín de la democracia desde el Castillo de Chapultepec, al tiempo que cientos de niños mueren de desnutrición y de enfermedades curables a lo largo y ancho del país, sin que ningún citadino clasemediero se sienta tan ofendido como para tocar el claxon de su auto por cada niño asesinado por la indiferencia.
La corrupción, como la humedad, todo lo destruye y el sistema político mexicano, corrupto hasta el límite, ha evidenciado que la clase política inmunda, de esta bananera república, se escuda en el fuero para proteger los cada vez más patéticos crímenes de la podrida pandilla de cretinos al servicio de empresarios agraviadores y trasnacionales voraces.
No nos equivoquemos, la lucha de resistencia civil nació en Oaxaca ante los excesos de un gobernador que se sentía Dios y que se mofaban, una y otra vez, de los gobernados que poco o nada le importaban una vez alcanzada la gubernatura; las sistemáticas agresiones contra el periódico Noticias de Oaxaca, fueron poniendo en alerta a una población que, con un poco más de dignidad que la que existe en habitantes de otras Entidades, decidió poner límites y ejercer su legítimo derecho a exigir la nulidad de poderes de un gobierno que desde el primer momento dejó de representar los intereses colectivos para defender los privilegios de una reducida oligarquía delincuencial.
Mientras en Puebla se mantiene a un gobernador que si no es pederasta (violador de niños y niñas), sí es, presumiblemente, protector de los mismos, el que vendió la justicia y la dignidad de los poblanos en “dos botellas de coñac”, al tiempo en que el gobierno de Yucatán y particularmente el ICY (Instituto de Cultura) protegía y ayudaba a huir a pederastas (violadores de niños y niñas) que desde antes de su contratación, por esa institución, tenían orden de aprensión, de otros países, por supuesto, los violadores de niños y niñas vienen a nuestro país donde no sólo gozan de impunidad sino que se les otorga protección gubernamental por el dudoso mérito de su perversidad decadente, mientras a los oriundos de aquí hasta se les hace legisladores o gobernadores y se les nombra por ejemplo coordinadores políticos del Legislativo federal, faltaba más.
El pueblo de Oaxaca, los indios, los nacos, los estudiantes, los maestros, las amas de casa, los artistas e intelectuales de calle, las y los jóvenes, los ancianos y las ancianas, los niños y niñas, los hombres y mujeres, etc., es decir, los renegados necios de siempre, están en lucha contra el hambre, contra la corrupción gubernamental y contra la impunidad; están en pie de lucha porque su dignidad no les permite seguir siendo pisoteados por las “inconsistencias” de una “institucionalidad” que no responde a los intereses de la mayoría gobernada sino a los intereses de la minoría explotadora.
Las barricadas de Oaxaca son también barricadas de la dignidad rebelde, de la dignidad humana en medio de un sistema que lo único que premia es justamente la deshumanización. Las barricadas de Oaxaca son barricadas de la conciencia colectiva de un pueblo que ha dicho basta ya de tanta mierda y la verdadera virtud de estas barricadas es que en el momento que intenten ser aplastadas por el “diálogo” de la fuerza bruta (algunos la llaman pública) se multiplicarán como la peste de Norte a Sur y de Este a Oeste, por todo México, pues.
Ellos lo saben y lo sabemos nosotros, la solución en Oaxaca es simple: que renuncie el prepotente gobernador que la inmensa mayoría de ciudadanos ya no quiere y que se convoque a “elecciones”, de lo contrario Oaxaca sólo adelantará la mecha de un México donde millones de agraviados han llegado al límite de su resiliencia, de un México que después del el 2 de julio, el 5 de septiembre, el 16 de septiembre y de Oaxaca es otro México, que transita entre dos rutas: la de la dignidad ciudadana en resistencia y en construcción de un nuevo imaginario político o el de la política de la barbarie cínica que sólo podrá sostenerse con una sistemática e institucional represión carente de legitimidad. Las barricadas de Oaxaca representan hoy la conciencia de millones de mexicanos que no estamos ya dispuestos a ser coordinados y menos aún a ser representados por presumibles violadores de niños y niñas (pederastas) impunes y corruptos al servicio de los Kamel Nacif, de los Roberto Hernández o de las trasnacionales refresqueras y petroleras que todo lo roban.
La historia mundial moderna nos ha demostrado que la trasformación de un régimen a otro es posible también por la vía pacífica, los caminos están abiertos, de lo que queda del desgobierno de Fox dependerá la ruta que tomemos millones, sin olvidar que Oaxaca es hoy la Cananea de ayer.
Si la fuerza bruta (pública) se debe usar en Oaxaca es justamente para sacar a Ulises Ruiz y restablecer la concordia en Oaxaca, pues cualquier agresión contra la APPO es una afrenta contra la dignidad del movimiento ciudadano, contra millones de mexicanos pues...