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Miles de estudiantes franceses desafían al gobierno

Publie le Viernes 17 de marzo de 2006 par Open-Publishing

París, 16 mar (PL) Decenas de miles de estudiantes franceses continuaron hoy las protestas en desafío contra el gobierno por la nueva ley del Contrato del Primer Empleo (CPE), que permite a la patronal despedir a los jóvenes sin justificación.

Los manifestantes juveniles, apoyados por las principales centrales sindicales y partidos opositores de izquierda, colman las calles parisinas e importantes ciudades galas, en una jornada que se espera se convierta en una prueba de fuego para el gobierno del primer ministro Dominique de Villepin.

Según partes preliminares, en Tolouse, Marsella y otras urbes, los manifestantes se elevaron a más de 100 mil, mientras en esta capital se reportaron más de 30 mil.

El nuevo CPE es rechazado por más del 70 por ciento de los educandos al otorgar a la patronal la potestad de despedir sin justificación, ni indemnizar, en 12 meses a los jóvenes menores de 26 años.

Las demandas de los estudiantes de cancelar el CPE y de que dicten nuevas normas para poner fin a la precariedad de los jóvenes que se inician en la vida laboral, cuentan con un amplio espectro de la sociedad gala.

Precisamente, esta jornada se sumó a ese respaldo el arzobispo de Dijon, noroeste francés, Rolan Minnerath, quien consideró inhumana la reforma que pretende implantar el gobierno.

Minnerath calificó de atentado a los derechos individuales y la dignidad de las personas la posibilidad de ser dejadas cesantes sin motivo.

Por su parte, el gobierno argumenta que con el nuevo contrato de trabajo pretende disminuir el alto índice de desempleo, más del 25 por ciento, que afecta a su fuerza laboral juvenil, una de las más altas de la desarrollada Europa.

A pesar del vendaval desatado y de la determinación de los dirigentes juveniles de no desistir en las protestas hasta que el gobierno acceda a sus demandas, Villepin insiste en el propósito de llevar adelante sus planes.

Para ello dispone del respaldo del presidente Jacques Chirac, quien, no obstante, la víspera insistió en que se debe comenzar el diálogo entre las partes en conflicto.

Tal es la inflexibilidad del gobierno y la persistencia estudiantil, que algunos medios de prensa consideran bastante difícil que el primer ministro pase lo que consideran su segunda prueba de fuego, en alusión a las violentas protestas desatadas en noviembre pasado, en su mayoría por jóvenes inmigrantes.

Entonces el detonante fue la muerte de dos adolescentes que se electrocutaron cuando se escondieron de la policía en una caseta de transformadores.

Sin embargo, las demostraciones iniciadas en demanda de justicia por ese incidente se transformaron en una espiral de manifestaciones violentas para llamar la atención sobre la critica situación de los barrios periféricos parisinos, donde escasean los empleos.

El sábado pasado las protestas contra el CPE alcanzaron el clímax al ocupar un grupo de educandos la Sorbona de París, algo que no ocurría desde 1968, con la diferencia que entonces las protestas fueron contra las guerras en Vietnam y Argelia.

Para desalojar a los manifestantes la policía asaltó el centro de altos estudios, lanzó gases lacrimógenos y se registraron fuertes enfrentamientos con los universitarios.

Pero a la movilización de esta jornada sigue otra el próximo sábado que también se augura más multitudinaria, fuertes empujes que pueden hacer tambalear el gobierno.

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