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(VIDEO :) Algunas consideraciones sobre el Estado, la construcción de hegemonía y las contradicciones en el proceso revolucionario

par Bolivia

Publie le Lunes 5 de diciembre de 2011 par Bolivia - Open-Publishing

La siguiente transcripción intenta recoger con fidelidad el discurso pronunciado por el compañero Álvaro García Linera en la inauguración del VI Foro Internacional de Filosofía de Venezuela, el pasado 28 de noviembre, en el Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez. El título, los intertítulos, cursivas y negritas no forman parte del discurso de Linera. Pido excusas por los errores y omisiones involuntarios. Que este didáctico discurso llegue a donde tenga que llegar, se difunda y reflexione.

Discurso de Álvaro García Linera:

En este congreso internacional de filosofía, titulado Estado, revolución y construcción de hegemonía nada es más pertinente que hablar de Estado; cuando me llegó la invitación me vino a la mente el libro de Lenin, Estado y revolución, que no sé con qué tiempo escribió este libro porque en pleno momento revolucionario revisó a los clásicos del marxismo.

Que hoy en América Latina, Ecuador, Bolivia y Venezuela, gradualmente en el mundo, estemos hablando de Estado, revolución y construcción hegemónica, es un título pertinente porque viene a interrogar sobre lo que está pasando en el continente, ha habido procesos políticos muy importantes (y muestran una lectura sobre) qué se entiende sobre el Estado, cómo se interpreta el Estado, qué tipo de revolución llevamos adelante, y cuál es el contenido, cuál es el sedimento y la profundidad cultural de estos procesos de cambio y su capacidad expansiva social.

La reflexión sobre el Estado la hace Álvaro García Linera a partir de la experiencia política de Bolivia: Estado tiene que ver con el Gobierno, con la Presidencia, la Vicepresidencia y los ministros. ¿Eso es Estado?, sí, eso es Estado, pero no es únicamente eso el Estado... Tiene que ver con el trabajo de distintas instituciones del Gobierno, ministerios, dependencias, gobernaciones y alcaldías. ¿Eso es Estado?, sí, eso es Estado, pero no es únicamente eso el Estado... También tiene que ver con el ámbito de las instituciones legales, las cortes de justicias, los juzgados, los tribunales; con la policía, las fuerzas armadas, con el parlamento o el sistema de partidos políticos.

El Gobierno es Estado, sí, pero es mucho más que Gobierno, no asociemos Gobierno con Estado, el Gobierno es parte del Estado con sus instituciones: ámbito coercitivo legal, judicial, administrativo, institucional y cultural, sistema educativo.

Es una aproximación al concepto de Estado, un primer acercamiento sobre el Estado y sus instituciones: el poder ejecutivo, judicial, legislativo; institucionesque forman el primer componente del Estado. Las instituciones, en primer lugar, forman parte del Estado.

Sistema de creencias

En segundo término, Estado es un sistema de creencias, ideas, palabras, símbolos, memorias. Es parte del Estado, por ejemplo, el conjunto de maneras como las personas recordamos quienes somos, entendemos nuestro pasado, valoramos o despreciamos a nuestros dirigentes y héroes, nuestros libertadores, esa narrativa de nuestro pasado o manera de narrar el pasado es parte del orden estatal; el régimen de enseñanza e ideas legítimas, qué se enseña en el colegio y qué no es valorado, qué es valorado en nuestras universidades y qué no es valorado en el aprendizaje universitario.

El Estado, a lo largo de su existencia, sedimenta, difunde en las mentes y en las almas de las personas creencias, valores, principios; moldea en la formación de los niños, de los jóvenes, de la vida cotidiana, en la vida de la vida de las instituciones esquemas morales de la sociedad y esquemas morales de lo que debería ser el futuro, el porvenir.

Esta es una dimensión más complicada, pero tanto o más decisiva que la institucional en la Estado: éste necesita ideas dirigentes, sentido común de las cosas, de lo que fue el pasado, de lo que es el presente y de lo que debe ser el porvenir.

Como ejemplo habló de la resolución y acatamiento de un ciudadano cuando transita una calle y se encuentra con la luz roja del semáforo y detiene el automóvil: no hay un cañón apuntándome, acato porque es una creencia; cuando el legislativo emite una ley tengo que cumplirla aunque no me guste.

Si no hubiera ese ámbito del Estado, creencia, del sentido común, muchas de las decisiones irían acompañada de la fuerza, se requiere de aceptación, tolerancia, un conjunto de esquemas mentales que nos hace comprender, aceptar la decisión del presidente, ministros, juez.

La tercera dimensión del Estado es lo que llamaríamos la correlación de fuerzas. En cualquier institución hay grupos de personas, estructuras, grupos sociales con mayor capacidad de influencia sobre tal o cual decisión, hay otro grupo de personas que tienen menor capacidad de influencia o decisión. Es el Estado entonces una estructura de correlación de fuerzas sociales, con colectivos con mayor capacidad decisoria sobre otros.

Estas tres dimensiones o acercamiento sobre el Estadoes una mirada de lo que entendemos por Estado, algo muy dinámico. A veces en la lectura de nuestra formación marxista o de izquierda veíamos al Estado como una máquina o herramienta externa a la sociedad, evidentemente es una máquina porque tiene normas, procedimientos, reglas, funciones, pero también es una máquina correlacional porque hay una correlación de fuerzas previas, ha habido gente que ha hecho la norma, otro grupo ha hecho tal procedimiento, y otros han hecho las layes. No ha caído del cielo, no es algo inorgánico, es parte orgánica de la estructura y jerarquización del Estado.


El monopolio del Estado

El Estado es Estado porque tiene el control y el monopolio de ciertas decisiones, si partimos de la concepción de Lenin, y ejerce cuatro monopolios fundamentales: la coerción legítima, la tributación, la legitimidad.

La coerción legítima fue trabajada fundamentalmente por (Carlos) Marx y Lenin: el Estado como una máquina de dominación de unas clases sobre otras. Si todas las clases o grupos tuvieran el control de la coerción legítima no habría Estado, tendríamos múltiples republiquetas, como de alguna sucedió al principio de nuestro proceso de independencia.

En cuanto a la tributaciónBolivia y sus empresas públicas concentran hoy 35% de la economía nacional, gracias a que hemos nacionalizado empresas y eso le ha permitido al Estado concentrar recursos por la venta petrolera, por la explotación minera, por el gas. Y esos recursos son para construir escuelas, hospitales, carreteras y universidades; si no tuviera el monopolio de los tributos no tendría recursos para inversión social.

El segundo monopolio es de la tributación social o monopolio de la legitimidad social: está relacionada con lo que la gente cree que es correcto, válido, aceptable, legal, si no se tuviese ese monopolio las decisiones de los gobiernos e instituciones no se tomarían en cuenta.

En resumen Linera habló del Estado de la siguiente manera:tiene tres dimensiones, una institucional, un sistema de valores y de correlación de fuerzas. El Estado es un monopolizador continuo de la coerción, de la tributación, de la legitimidad social y del sentido de lo universal.

Pero hay un cuarto monopolio, estudiado por los clásicos marxistas y casi olvidado: el monopolio de la universalidad. Cuando sale una ley es para todos, no sale para unos; cuando sale una reglamentación se supone que debe ser acatada por todos. Es el monopolio de lo general y lo universal, si no tuviera esa función de disfrutar el sentido de lo universal y de lo común no tendría la legitimidad que tiene en la sociedad moderna.

La toma del poder

¿Por qué es importante este acercamiento al Estado de esta manera? Porque nos permite ver desde adentro esta máquina complicada, que es objeto permanente de disputa, y lo ha sido en los últimos años en América Latina.

A raíz del derrumbe de las concepciones de izquierda en los años 60, 70 y 80, surgió un debate respecto a la pertinencia de la lucha de los pueblos o los proyectos revolucionarios por la toma del poder estatal. En parte la sociedad es partícipe, directa o indirectamente del Estado, aun en las sociedades más despóticas, como entes marginados, relegados, no consultados, pero partícipes dentro de la estructura del Estado.

Hay quienes plantean que hay que dejar el Estado. Pero en el fondo estamos planteando, sin darnos cuenta, que esos mecanismos de incorporación subordinada y marginada se mantengan.

En lo cotidiano el Estado está presente cuando el ciudadano paga la factura de luz, envía a sus hijos a la escuela o la universidad, paga el transporte o el supermercado, y asume una ley para defender sus derechos, acata una orden judicial; y cuando se hace eso se hace Estado.

Cuando desde la izquierda salíamos a protestar y decía "cambiaremos el mundo sin tomar el poder del Estado”, lo que estábamos diciendo era que esas relaciones de dominación en la familia, en la escuela, en la universidad o en el trabajo, y ese orden de subordinación de una ley, en el parlamento, en el ejecutivo y en los ministerios; es decir que el mundo tiene que ver con el Estado, parte de la sociedad.

La gran enseñanza de América Latina en los últimos 10 años es responder al debate filosófico de manera práctica, y ha dicho que es posible cambiar el mundo transformando el Estado, aunque no únicamente transformando el Estado se cambie el mundo porque es una visión estatista. Marginarnos de la lucha al interior del Estado, de la transformación de sus estructuras, es simplemente renunciar a la lucha social, tener una actitud contemplativa hacia las relaciones de dominación de la sociedad, es un acto de impotencia política.

Cuándo estamos ante una Revolución

América Latina ha comenzado a transformar el aparato del Estado, y no sólo ha modificado el ámbito de Gobierno, sino que ha habido una modificación sustancial de las estructuras de decisión del Gobierno, de la participación y la presencia de los movimientos y sectores sociales en los parlamentos, municipios y gobernaciones; ha habido una modificación de la estructura organizativa de la policía y las fuerzas armadas, de la cultura, de las tradiciones, de los sistemas simbólicos de la sociedad…

Y cuando sucede estamos entonces ante una revolución. Y una revolución no sólo es una imagen clásica de los revolucionarios bolcheviques entrando al Palacio de Invierno con sus armas. Una revolución es política cuando hay un cambio sustancial de sus estructuras y del orden jurídico, cuando esta máquina es removida, hay revolución sino cuando se modifica el origen social y el contenido social de las personas que administran el Estado.

Hay revolución cuando se modifica la composición social del gobierno, del parlamento, y el contenido de clase. Hay revolución cuando la disciplina y el orden simbólico, la enseñanza que se imparte es modificada y transformada; y cuando se modifica las formas decisionales.


De la revolución armada a la política

Hubo una generación heroica que se inmoló en los años sesenta y setenta: y pensamos que imaginamos hacer eso mediante la lucha armada e iniciativas guerrilleras, en toda América, pero la historia fue por otro lado en Venezuela, Bolivia, Perú, Brasil, lo logró Cuba y fue un momento extraordinario que marcó la mitad del siglo XX en cuanto a paradigma de cambio revolucionario.

Pero cuando todo parecía estático se da la revolución pero ya no por la vía de la lucha armada, sino por la democrática, por la vía de la utilización del voto, por la vía de la construcción de liderazgo político como lo hizo el presidente Hugo Chávez.

Los intelectuales teníamos otra visión de las cosas: sublevaciones, levantamientos, despertar democrático de las gentes…conquista del poder de las estructuras y un efecto dominó en otras estructuras.

¿Qué profundidad tiene la revolución política y hasta donde llegará, hasta donde irradiará en lo social? Revolución política que afecta el orden estatal, y social que afecta las estructuras económicas.

La revolución social amerita un cambio mucho más profundo que tendría que afectar el modo de propiedad de los medios de producción, el modo de distribución de las riquezas, el modo de decisión sobre los recursos de la nación.

Antes hubo una transformación continental de la vida política de América pero fue de carácter conservador, con dictaduras; fuera de ese no se había dado antes un proyecto revolucionario como el que está afectando hoy a América y es un privilegio. Unos con mayor profundidad que otros en lo social o lo económicos, salvo dos países que están fuera de ese orden, permanecen anclados en el pasado, en el neoliberalismo decadente, agresivo y antihistórico.

¿En qué medida esta revolución política continental se consolidará en una revolución social? Eso hay que irlo viendo paso a paso: cómo se ha modificado la composición de las riquezas de la sociedad, cómo se ha modificado la composición de la propiedad de los medios de producción, qué papel tiene el Estado.

Lenin decía "el Estado soviético permitiría economía de mercado pero controlada por el Estado soviético para impedir que el capitalismo empresarial acabara con la revolución”. Es interesante esta lectura porque la Unión Soviética no tenía cómo invertir para la explotación de los recursos.

Antes no había indígenas ahora tenemos indígenas ministros, en el parlamento, de 130 parlamentarios de Bolivia 87 son de organizaciones sociales, indígenas y obreras, es una revolución de la composición de clase; tenemos gobernadores campesinos e indígenas: de las más de 337 municipalidades tenemos 270 bajo el control social de los campesinos e indígenas.

Hace 10 años los recursos del gas y del petróleo se iban al extranjero, y dos empresas extranjeras controlaban el 40% del producto interno bruto de Bolivia; y las empresas privadas controlaban los recursos minerales, el agua, las carreteras, las cervezas hoy se quedan en el país, el Estado sirve para redireccionar los recursos para el pueblo boliviano.

Montarnos sobre los hombros

¿Cómo definir el Estado hoy? ¿Es transición al socialismo? Es importante las palabras porque éstas evocan la memoria de viejas luchas, de clases trabajadoras que lucharon y conquistaron, las luchas de todo el mundo es patrimonio de todos nosotros, tenemos que cargarlo y llevarlo.

Decía un gran científico "somos enanos sentados en hombros de unos gigantes” y por eso podemos ver más que ellos, no por la altura, sino porque estamos encima de ellos. Tenemos que recoger los viejos debates, los clásicos, las experiencias, no para imitarlas sino para montarnos en sus hombros y sus debilidades y virtudes para aprender más allá de sus intelectuales, tenemos que mirar sin ningún tipo de vergüenza todas las experiencias socialistas y comunistas de los últimos 100 años y hacerlo mejor que ellos pero gracias a las luchas de ellos.

Mientras los neoliberales están discutiendo cómo salir de la crisis económica nosotros estamos aquí (en Venezuela), más allá y podemos ver más lejos. ¿Qué nombre tiene esto: Revolución social, política o socialismo?

Yo me permito tomar un punto de vista leninista de esto: inicialmente la revolución bolchevique tomó el poder y tomó decisiones, lo que llaman el comunismo de guerra; había que controlar los precios del mercado, del comercio exterior, de las empresas, y dos años después tuvieron que cambiar y Lenin decía: "Nuestro país es atrasado, tenemos economía tradicional, pequeña productora campesina, capitalismo, y pedazos de experiencias soviéticas”.

Pese nuestros esfuerzos esta es la realidad. Y una conclusión útil para el debate latinoamericano es la siguiente reflexión de Lenin: entre una sociedad capitalista y una no capitalista (podemos usar cualquier nombre: Comunismo o comunitarismo), hay todo un periodo de transición largo que se caracteriza porque hay pedazos de capitalismo que se mantienen en el Estado, en los precios, en los salarios, en la sociedad, y hay otros pedazos de la nueva sociedad que como lunares buscan expandirse.

Para Lenin el socialismo no era aun un nuevo modo de producción, universal de carácter planetario, pero entre éste y el capitalismo, igualmente planetario, hay un periodo de transición llamado socialismo: sería los retazos del capitalismo peleando en una guerra intestina con los retazos de capitalismo, de ataques y contraataques expansivos.

En ese sentido socialismo sirve para hablar del actual proceso en el cual vivimos, porque en esta pelea vemos empresas, economía de mercado y acumulación. Pero también hay lunares que buscan expandirse y se basan en el servicio y en el valor de uso: cuando el Estado subvenciona la agricultura no busca ganancias de acumulación sino la satisfacción de las necesidades; el Estado interviene en los servicios básicos, regulas los precios y limita las ganancias, y la lógica de la ganancia comienza a hacer combatida por el valor de uso. Y con ese pequeño detalle, desde el Estado, estamos dando la batalla para las raíces de una nueva sociedad.

Si el Estado fomenta y garantiza la educación primaria, secundaria y universitaria, y no la convierte en una mercancía, está cumpliendo con ese nuevo concepto de valor de uso; si el Estado apoya o fomenta una empresa de trabajadores, quienes previamente tomaron el control de ésta, y con un crédito del Estado, y las ganancias son distribuidas entre sus propios trabajadores, estamos ante el destello de una nueva sociedad.

¿Cuánto durará este proceso entre dos modos de producir, entre dos modos de civilización universal? Puede durar siglos, no hay una fecha definida, no lo define un decreto ni una teoría, eso se define en la práctica. Pero en América Latina, sin mucho aspaviento, a veces haciendo más que diciendo, se está gestando este periodo de transición, con el cual se intenta superar el capitalismo, hay pequeños atisbos de la nueva sociedad, destellos, lo ideal es que estos atisbos sean fundamentalmente sociales.

Solamente cuando la sociedad en su conjunto asume el control de la economía, cuando la sociedad en su conjunto no requiera del Estado como máquina para construir el sentido de universalidad, cientos de cientos de años después, podemos decir que hemos llegado a una sociedad pos capitalista universal. Mientras tanto hay que luchar…

Pero entrado en este periodo de transición, una vez controlado el poder, las tareas y las contradicciones serán de otro tipo. A este poder revolucionario seguirá la pelea y la lucha contra el poder conservador, que intentará de una u otra manera recuperar el poder perdido, los derrotaremos en una y otra elección pero siempre buscarán retomar el poder; esa pelea no la van a ganar nunca pero siempre habrá un poder conservador financiado las fuerzas reaccionarias del mundo que intentará luchar contra nosotros, y esas fuerzas hay que enfrentarlas en eventos democráticos y eventos revolucionarios.

Las tensiones creativas

Al interior del proceso de transición surgen nuevas tensiones. Escribí un librito rojo que llamo Tensiones creativas, que no las habíamos visto antes ni en Lenin, ni en Marx ni en Mao. Las tenemos en Bolivia, y en Venezuela aparecen a su modo, con sus propias características. Son cuatro las contradicciones.

La primera es la contradicción entre el Estado como monopolio y la sociedad y los movimientos sociales como democratización del poder; le sigue la tensión entre el apego al núcleo duro social de las clases populares movilizadas que apoya a la revolución y la necesidad de irradiarse a otras clases sociales para construir hegemonía, liderazgo intelectual y moral, liderazgo en las ideas y las percepciones morales de las personas, que se expande a las clases medias e incluso a las clases empresariales.

La tercera contradicción está ceñida por la lucha entre los intereses universales y la lucha por los intereses gremiales y locales de unos pocos. ¿Cómo se atienden estas contradicciones, si muchas veces están dadas en el seno del pueblo? No es contradicción con la oligarquía, es con tus cumpas, con los obreros, los indígenas, que te reclaman por algo particular contra lo universal. Es creativa, no paraliza, pone todo en movimiento.

¿Participación o decisión?

Expansión de la economía para satisfacer necesidades: termoeléctricas, hidroeléctrica, refinerías, o/y defensa de la madre tierra, preservación del medio ambiente, esta es otra contradicción (cuarta). Unos dicen hay que meterle con todo para generar más riquezas, y necesitamos riquezas para mejorar el salario de los profesores, construir hospitales; pero llega un momento que te dicen "me estás matando el medio ambiente, detén esa carretera, detén ese pozo”.

Un Gobierno Revolucionario es en su conjunto el resultado de una emergencia de lo popular en el Estado, de una avanzada, de una invasión social sobre el Estado que anteriormente era dominado por una clase privilegiada, ese llamado Estado aparente, porque aparentaba ser de todos pero en el fondo era de unas cuantas familias, con las clases sociales pobres e indígenas marginados.

Lo que está pasando en América Latina es una invasión, la emergencia, desde abajo, de lo plebeyo, de lo campesino e indígena, de lo barrial, rebasa la estructura del Estado, democratización de lo social.

Pero Estado es Estado, es monopolio, por definición es concentración de decisiones. Y la movilización y la participación, y los movimientos sociales son por definición democratización de lo social. Esto es una contradicción: ¿concentro decisiones o las democratizo?

Si concentro excesivamente decisiones el Estado se separa de la sociedad, vuelve a constituirse una nueva élite de los poderes; pero si democratizo todas las decisiones me paralizo, y a los seis meses me van a cobrar los del barrio, los de la comunidad, los de la fábrica, porque al fin y al cabo lo que los compañeros quieren es que le construyamos hospitales, escuelas, carreteras, rehabilitemos el centro laboral, y nos van a cobrar cuentas en las elecciones.

Desde afuera no podemos ver eso (las contradicciones). Tenemos que cabalgar sobre las contradicciones porque si no decidimos nos jugamos la vida, si caemos en el ultrademocratismo, te paralizas como Gobierno, como sociedad y no resuelves nada. Para esta última contradicción, al interior del proceso revolucionario, no hay solución: tienes que cabalgar ambas, tienes que hacerlas participar, hay que democratizar y decidir, consultar y decidir, pero hay que ejecutar.

Estos 10 años de proceso revolucionario en América Latina se han podido mantener porque hay gobiernos que han tomado decisiones en lo cultural, social y económico: para construir hospitales o levantar una petroquímica debes tomar decisiones, y si no las construyes la gente te va a cobrar por la falta de decisiones.

Hay que vivir la contradicción quizá 500 años más. Definiendo y consultando, riesgo de caer un lado y caer en el precipicio.

Núcleo duro

La segunda tensión creativa es la del núcleo duro: si éste es capaz de articular y expandirse, de incorporar al resto de las clases sociales, de sintetizar a otras clases sociales diferente a la suya. Hegemonía es eso, es liderazgo intelectual y moral, y esto último es liderar el sentido común de la sociedad, de lo justo y lo valedero. Liderazgo moral es haber trabajado en las situaciones profundas de las personas.

Un bloque social revolucionario es hegemónico porque tiene la capacidad de expandirse intelectual y moralmente a otras clases sociales distintas de sí, pero si se extiende demasiado se corre el riesgo de hacer demasiadas concesiones, flexibilizaciones que te hagan que perder el núcleo duro social. Nos podemos irradiarnos a todos lados porque al final tu núcleo duro te abandona, y cuando haya problemas quién va a dar la cara. Ese es el problema de la construcción hegemónica.

Pero ¿hasta dónde debemos expandirnos, flexibilizar? No encuentro respuestas ni soluciones, no hay una salida a esta contradicción, creo de nuevo que debemos cabalgarla. Si lo pensamos demasiado y abrimos demasiado a la final no tendremos ni base ni liderazgo.

Si cierro mi núcleo duro sigo siendo minoría y la construcción de hegemonía es tema sin fórmulas precisas, es una construcción diaria, es un arte de conquista, seducción y consolidación; no hay reglas, normas, es un trabajo político, de hecho la política es construcción de hegemonía.

Tienes que saber cómo mantener tu núcleo duro, tu vanguardia revolucionaria y expandirte, lo suficiente para incorporar a unas clases y neutralizar a otras, sin debilitar tu núcleo duro. En esa habilidad política radica la construcción de hegemonía, sino siempre habrá el riesgo del regreso del retroceso, del regreso de los conservadores o restauración conservadora. Por eso Lenin decía que una revolución verdadera engendra una contrarrevolución tan grande como la propia revolución.

Flujos y reflujos

Lo universal contra lo particular es otra de las contradicciones, la tercera. Lo general representa a todos y lo particular a unos cuantos. Ha habido revoluciones porque las amas de casa, los estudiantes, el profesional, se cansaron de lo que había, reconocen que hay que cambiar a la sociedad en su conjunto porque lo que hay es intolerable, es decir asumió una percepción universalista de la vida.

Pero pasado los flujos revolucionarios vienen los reflujos, como en Bolivia. Tuvimos dos procesos que demandaron una asamblea nacional constituyente, nacionalización de los hidrocarburos, beneficio para todos, es el momento del ascenso revolucionario. Demandaron gobierno indígena, beneficio para todos y descolonización del país; pero todo flujo o ascenso tiene sus reflujos o descensos.

La revolución es por oleadas, no es un tema permanente de movilización y ascenso social: se va y se viene… la idea que tenía Marx de las revoluciones. En los momentos de reflujo los movimientos se repliegan a lo corporativo, como sucedió el año pasado en Bolivia.

En Bolivia viven cerca de 200 mil indígenas en la parte baja, mientras que en las partes altas viven casi 6 millones, la suma de ambos da la totalidad del movimiento indígena. Los primeros marcharon el año pasado para reclamar las tierras fiscales expropiadas a los terratenientes, y que éstas pasen solamente a manos de los indígenas de tierras bajas (200 mil), y que no se entreguen tierras a los indígenas de tierras altas (6 millones), que por las condiciones del altiplano solo pueden tener media o una hectárea, mientras que los de abajo llegan a tener hasta 100 hectáreas.

¿Qué hace un Gobierno revolucionario en este caso? Son tus ‘compas’, son tus hermanos de lucha, has caminado con ellos, pero lo que quieren es que lo que era de todos ahora sea de ellos, es decir, el repliegue individual corporativista.

La Central Obrera Boliviana nos reclamó este año, y tienen razón en reclamarnos. Porque ellos planteaban que las reservas internacionales, que son patrimonio de todos, se convirtieran en salarios para unos pocos, y ellos son tus cumpas, se han peleado contra la oligarquía, pero ahora la mirada no es universal.

Este tipo de tendencias localistas, gremiales, genera contradicciones y tiene que mantener un proceso de debate, equilibrio, explicación, convencimiento de que las tierras tienen que ser para quienes las necesiten, que las reservas internacionales son para industrializarse y lo que se genere para mejorar salarios.

Las transiciones tienen estas contradicciones, y hay que buscar la vía democrática, persuasiva, de mutuo convencimiento, y saber que en el mundo popular habrá momentos de lucha universalista y momentos de lucha particularista, localista, momentos de ascenso y de repliegue, y así son los sectores sociales, los flujos y reflujos.

Contradicción final

La cuarta contradicción, creativa también. Un proceso revolucionario en lo político tiene que traducirse rápidamente en los resultados de carácter económico: generación y distribución de riqueza, distribución de la propiedad. Después de tanto tiempo de pobreza y para satisfacer las necesidades, tienes que generar recursos.

Pero si vas a construir una represa te dice un compañero: un momento vicepresidente, esta represa que quieres construir para dar luz al país, subvencionada, va a afectar el bosque, va afectar esta área y no quiero que lo hagas. También tiene razón el compañero. Este tema del medio ambiente no lo veíamos los que estudiamos marxismo en los ochenta, salvo Enrique Dusell.

Marx lo dijo: hay que humanizar la naturaleza y desnaturalizar al ser humano. Pero necesitas generar luz y otros te dicen que no hagas la represa. ¿Qué haces como gobernante? Si no haces la represa no tendrás luz y a los dos años los que te apoyaron, y la clase media, te cobraran. Pero también debes respetar el bosque para reservar la naturaleza y preservarte como ser humano.

Otra vez no tenemos solución, ¿cómo resolvemos esta contradicción? hay que vivir la contradicción, tienes que afectar la naturaleza para satisfacer necesidades básicas. Pero también tienes que incorporar en tu preocupación diaria, en tu preocupación de planificación e inversión, el respeto a la madre tierra, la preservación del medio ambiente y de los bosques.

No en el sentido de los ambientalistas... en Bolivia hay un grupo de ambientalistas que tienen celular BlackBerry, que viajan en avión, tienen luz y agua caliente, se bañan con agua caliente a las 7.00am para irse al trabajar a las 10.00am, que no les falta nada y reclaman por la madre tierra, porque no les falta nada y reciben financiamiento de la Usaid (de Estados Unidos), no están peleando por la madre tierra, están peleando por la idea que tienen extranjeros, y que como ellos han acabado con los bosques nos toca a nosotros ser los guardianes de los bosques.

Pero al interior del movimiento indígena se da esta tensión, compañeros que te reclaman obras y compañeros que te dicen no me toques la madre tierra. De hecho el socialismo del siglo XXI tiene un rostro ambientalista, de protección de la madre tierra, pero también de satisfacción de necesidades básicas. Contradicciones creativas al interior del proceso revolucionario, tal vez hayan muchas más… las estamos viviendo hoy, las seguiremos viviendo, emergerán otras a futuro, no importa.

Decía Marx que los procesos revolucionarios avanzan, retroceden, se caen, vuelven a levantarse, vuelven a caminar, vuelven a tropezarse, vuelven a caerse, vuelven a levantarse hasta que llega un momento en que se podrán consolidar, estamos en ese momento de avanzar, de retroceder, de caerse y volver a levantarse, de avanzar rápidamente, de volver a detenerse para volver a avanzar.

No hay una ruta especial, los clásicos no nos han dado una fórmula que eludan los problemas, al contrario, nos han dado la fórmula de entender que toda revolución verdadera engendra contradicciones, es lucha permanente, es lucha continua, y el revolucionario y los teóricos de la revolución, y los que reflexionamos y participamos en la revolución tenemos que asumir que así es la vida y así son las revoluciones y gracias a Dios que son así… luchan, luchan, luchan hasta que nos muramos.

http://www.larevolucionvive.org.ve/spip.php?article1796&lang=es