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LA GUERRA Y LA PAZ

Publie le Lunes 24 de octubre de 2005 par Open-Publishing

“No se puede defender a la libertad con las armas de la tiranía ni combatir a la inquisición con otra inquisición. Tenemos que aprender a mirar de frente a la gran noche del siglo XX. Y para mirarla necesitamos tanto a la entereza como a la lucidez, solo así podremos, quizá, disiparla”. Octavio Paz.

Muchas personas en el mundo miran las noticias con preocupación.

El temor a un conflicto mundial que atraviese fronteras y continentes está latente en cada uno de nosotros.

Tranquilos amigos, la guerra comenzó hace rato y viene con formatos que la disimulan ante nuestra percepción. Y es mundial.

Acaso comenzó cuando la Revolución Industrial inició su marcha y acompañándola, fortaleciéndola, el hombre tomó conciencia que podía producir en serie, acumulando riqueza y poder.

Y nació el Capitalismo.

Y abolieron la esclavitud porque un esclavo no consume, sólo requiere techo y comida. En cambio un asalariado necesita pagar casa, alimentos y comprar elementos para la comodidad primero, para el status social después.

Tal vez comenzó antes, cuando desde Europa llegaron a América oleadas de conquistadores y misioneros, unos buscando la mítica ciudad de Eldorado, otros almas para el banco Vaticano y de paso oro.

En el ínterin arrasaron civilizaciones más avanzadas que las Europeas.

Es cierto que los habitantes originales de América no conocían los metales, el dinero, la pólvora y el caballo.

También es cierto que eran sociedades libres donde la comunidad se ocupaba de la educación y alimento de todos, que no existía la propiedad privada, que no se depredaba el medio ambiente (al cual se le sacaba lo estrictamente necesario), que tenían un sistema astronómico envidiable y que las construcciones son aún inexplicables en su diseño y confección.

El hecho es que por fuera de los síntomas explosivos, lease invasiones varias, Afganistán, Irak, atentados como las Torres Gemelas, Atocha o Londres, se viene librando una guerra que por sorda no es menos cruenta entre el Capital y la Humanidad.

Una guerra donde el Capital y sus medios de comunicación sirven para que unos pocos acumulen más dinero del que necesitan y que muchos padezcan miseria, hambre, enfermedades y represión.

En 1974 el 10% más rico de la población Argentina tenía un ingreso 12 veces superior al del 10% más pobre. En 1995, luego de la aplicación de las recetas neoliberales impuestas por el FMI y avaladas por nuestros políticos la brecha se amplió a 24 veces. En la actualidad la distancia creció hasta 40 ó 50 veces.

Lo decimos más claramente, en las últimas 3 décadas Argentina se convirtió en una máquina de transferir recursos de los pobres a los ricos.

Es una paradoja que en un país que, según la Universidad de Agronomía de Buenos Aires, tiene capacidad de generar alimentos para 200 millones de personas (y teniendo sólo 40 millones de habitantes) la mitad de la población está por debajo de la línea de pobreza.

Esta riqueza mal distribuída con alta concentración de capital en pocas manos es lo que hace que Argentina sea un país subdesarrollado e irónicamente es lo que frena el consumo interno y por lo tanto la producción, haciendo que el dinero en lugar de circular y convertirse en bienes productivos o de consumo, sea un capital especulativo depositado en bancos de paraísos fiscales.

También hace que haya desocupación, marginación, clientelismo político, subeducación y delito.

Este freno del desarrollo de nuestro país tiene su contracara en el vivir paranoico de las “clases acomodadas” que buscan residir en comunidades cerradas, barrios privados con shoppings, clínicas y escuelas.

Esta gente, según datos estadísticos de la Ciudad de Buenos Aires, gasta más dinero en seguridad (aislándose) que el necesario para solucionar los problemas de base cuyos síntomas son la violencia y el delito.

En la actualidad hay más de 140 lugares de este tipo funcionando en el Gran Buenos Aires. Algunos son: Estancias del Pilar, Pilar del Este, Nordelta, Buena Vista, El Nacional y Mirasoles de Monte Grande.

Supuestamente lo que se paga es calidad de vida.

Salir del barrio cerrado hasta la autopista privada y de allí al garage custodiado de la empresa (propia o multinacional).

¿Es esto vivir mejor?

Aislados del contexto y con temor al “afuera”. Como en el medioevo.

La guerra es entre Capital y Humanidad.

Según la Organización Internacional del Trabajo, la mala alimentación reduce hasta un 20% la productividad económica de los países. Uno de cada seis habitantes del planeta está desnutrido y otro tiene sobrepeso o es obeso (como EEUU que tiene casi un 80% de obesos en su población).

Vemos en las noticias que Bodegas Norton invirtió 5.000.000 de dólares en una nueva área de fraccionamiento y guarda de sus vinos de alta gama.

Saltamos a las noticias internacionales y nos enteramos que 100.000 personas desfilaron frente a la Casa Blanca en EEUU protestando contra la guerra en Irak. Teniendo en cuenta la cantidad de habitantes de ese país, el desastre del huracán Katrina y la cantidad de muertos que han sufrido, es una cifra que no dice nada.

La otra noticia que involucra a los mismos protagonistas es por lo menos absurda, sale a la luz pública que Bin Laden escapó de las fuerzas especiales de la CIA en la frontera Afgano/Pakistaní utilizando los túneles y fortalezas construidos en las montañas de Tora Bora por... la CIA!!!!

Esta guerra es de ambición y manejo geopolítico del petróleo mundial.

Nunca, los países dominantes se han planteado un uso racional de los recursos naturales no renovables. Es más simple invadir y matar.

La guerra es entre Capital y Humanidad.

Pero nos vamos a Sudamérica, a Paraguay, simpático país subtropical que ha permitido la inmunidad de las tropas norteamericanas en su suelo. Inmunidad que Argentina les ha negado en años consecutivos y que Japón otorgó con los sonantes casos de abusos y violaciones perpetrados por los soldados del norte.

Y esto que tiene que ver con la lucha entre Capital y Humanidad?

Tal vez nada, tal vez mucho.

Han construido una pista aérea militar de 3.800 metros de largo en Mariscal Estigarribia, pleno Chaco Paraguayo, desde donde pueden controlar a Bolivia y sus luchas por el gas estatal y a Brasil, Argentina y Uruguay, países propietarios del Acuífero Guaraní, donde se encuentra el 47% de las reservas de agua dulce del mundo.

Tal vez dicho de esta forma no signifique mucho, pero teniendo en cuenta la invasión por petróleo a Medio Oriente conviene citar algunas cifras y datos para que sirvan de marco:

 El Acuífero Guaraní es una reserva subterránea de agua dulce que supera en tamaño a España, Francia y Portugal juntas. Puede abastecer a una dotación diaria de 720 millones de personas con 300 litros por habitante.

 Se encuentra por debajo de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay en estos porcentajes: Brasil 72%, Argentina 18,9%, Paraguay 6% y Uruguay 4,9%.

 Las estadísticas mundiales dicen que el 85% del agua que se usa es acaparada por el 12% de la población. Una vez más la torta se reparte en forma despareja.

 La industria del agua embotellada mueve anualmente 800.000 millones de dólares y por ahora sólo maneja el 5% del agua dulce del mundo.

 La industria del embotellamiento supera en ganancias a la industria farmacéutica. En EEUU el galón de agua potable supera en precio al galón de petróleo.

 Hoy hay 300 millones de personas en el mundo que pagan por agua. A principios de los ’90 eran 50 millones.

 De los 6.250 millones de habitantes del mundo, 1.100 millones no tienen acceso al agua potable y más del doble vive sin condiciones sanitarias dignas.

 Con ríos contaminados por agrotóxicos, son muchos los países que usan agua subterránea para proveer a sus poblaciones.

 50 de los 55 ríos europeos están contaminados.

 Según la ONG Water for All, el 40% de los ríos y lagos de EEUU están contaminados. La sobreexplotación y el uso de pesticidas están terminando de matar las aguas.

 Cada día 2 millones de personas mueren en algún lugar del planeta por alguna enfermedad vinculada con la carencia del agua.

 Desde EEUU se sugirió que se declare al Acuífero Guaraní patrimonio de la humanidad.

 Desde el Banco Mundial se sugirió un “desarrollo sustentable” del Acuífero, léase privatización a cargo de una transnacional.

 En Febrero de 2004 se filtró un informe del Pentágono firmado por Andrew Marshall que advertía al presidente de los oscuros efectos del calentamiento global a corto plazo, entre ellos la falta de agua potable. Se sugería además que EEUU debería estar en condiciones de apropiarse de este recurso estratégico donde y cuando sea necesario.

 Hay 400 infantes de Marina estadounidenses en Paraguay, cifra que irá en aumento hasta Diciembre de 2006 cuando “concluyan” las maniobras programadas en ese país.

Como vemos todas las coordenadas llevan al Capital, el rendimiento económico a costa de todo.

La guerra es entre Capital y Humanidad.

Cuando hablamos con cualquier persona sobre la guerra ó la paz, nadie duda en manifestarse a favor de la paz. Incluso los empresarios ó países más contaminantes del mundo se manifiestan por la paz.

Sin embargo la rueda sigue girando en el mismo sentido.

Está en nosotros dar la vuelta de los valores culturales equivocados.

Guerra ó Paz?

Escribe Rolando Toro:”¿cómo se construye el cuerpo maníaco de un fascista, el cuerpo depresivo de los hombres hormiga o el cuerpo infartado del explotador?

¿Qué hizo la sociedad del cuerpo del obrero con la espalda encorvada, con las manos endurecidas, con la boca apretada?

¿No somos acaso la respuesta macabra a un mundo despiadado?

¿Qué hizo la sociedad de los senos que no amamantan, de las bocas sin dientes?

¿Qué hizo de nuestros pasos hechos para caminar en busca del hermano y que avanzan sigilosos como los pasos de un cazador?

¿Qué hizo la sociedad de nuestros pobres cerebros delirantes?

Pienso que no fueron nuestros padres quienes generaron el trauma, el vicio del abandono, la esquizofrenia, sino la herencia histórica de una patología de la cual por vez primera tenemos conciencia.

Somos la expresión grotesca de nuestros valores culturales.”

La sociedad, nacional, mundial, la construimos entre todos.

Entonces...¿Guerra ó Paz?

Juan Barbagelata

Paraná, Entre Ríos, Argentina.