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Secundo reporte de compañeros desde Huixtla
Publie le Jueves 27 de octubre de 2005 par Open-PublishingEscribimos este reporte desde Huixtla, en la zona Costa, donde se
encuentran familias zapatistas del municipio autónomo Tierra y Libertad,
perteneciente al Caracol de La Realidad. Aquí comprobamos la magnitud del
desastre, conocimos la historia de los tricicleros bases de apoyo
zapatistas y sus necesidades más inmediatas.
A la mañana empezamos el recorrido a bordo de cinco triciclos zapatistas,
con su cartelito y licencia otorgadas por la Junta del Buen Gobierno
incluidas. Visitamos, una por una, las ruinas de las doce casas que han
perdido, de algunas de las cuales no queda ni rastro. Todos viven en
colonias muy pobres, que han sido las más afectadas por las lluvias. Han
desaparecido dos casitas zapatistas en el barrio de San Francisco, dos más
en la colonia de La Florida, una en la colonia La Granja, seis más en la
colonia El Paraíso y una última en la colonia El Progreso.
Cada compa nos explicaba, en cada lugar, cómo les asaltó el agua y cómo
arrastró su casa y sus pertenencias. Encontramos una gigantesca Ceiba
centenaria derruida por la furia del río, junto a las ruinas de la casa de
una compañera. "Todo se lo llevó el río, no tuvimos tiempo de sacar ni la
ropa. Nos confiamos porque el río subía y luego bajaba, pero de golpe nos
atrapó y tuvimos que salir con lazos porque no se podía. Las casas se
derrumbaban mientras salíamos. Luego, tuvimos que dormir dos días en la
calle, frente a un hotel, hasta que nos alojó un primo de mi marido", nos
cuenta la compañera, con cinco hijos, el mayor de doce años.
Luego nos explicaron que el río Huixtla, antes chiquito y tranquilito,
creció diez veces su amplitud habitual y se separó en tres brazos,
arrancándolo todo a su paso. El río Cuil cambió su rumbo y arrasó varias
colonias enteras. Un monstruo de agua, tierra, restos de casas, troncos...
destruyó incluso los dos puentes nacionales de la ciudad.
Seis familias zapatistas encontraron sus casas inundadas, y aunque podrán
volver a habitarlas, "todo lo llevó el agua", cuenta una compañera de la
colonia El Progreso. Ella quedó en su casa, con sus cosas, después de sacar
a sus cinco hijitos. La tuvieron que rescatar cuando el agua ya le llegaba
por la cintura y estaba atrapada.
Otro compa, de la colonia La Florida, nos dice que "solo salvé a mi
familia, que es lo que más me importaba. Vimos las casas caer, y el río
traía cadáveres y hasta un chango (cerdo) gritando. Los hombres nos
quedamos cerca de la casa, en un montículo, durante cuatro días, para que
no robaran... pero tampoco se pudo rescatar nada. Estábamos aislados." Su
familia ha rentado una casa, mientras se construyen algo, lejos del río. Él
trabaja en su triciclo, que se salvó al tenerlo guardado en otra parte de
la ciudad.
Otro de los testimonios narraba que el martes, día 4 de octubre, "entró el
agua a las tres de la mañana. Las autoridades (oficiales) no nos avisaron
hasta que tuvimos el desastre encima. Salimos con lazos y mecates. Tuvimos
que abrir una brecha en la alambrada porque la calle estaba imposible. Solo
sacamos un poco de ropa y documentos. Necesitábamos un carro para sacar los
muebles y los electrodomésticos, pero no teníamos, y los que pasaban tenían
que ir a socorrer a sus familiares y amigos en otros lugares."
Nos cuentan que algunos compas, que estuvieron seis días incomunicados, sí
que durmieron con otros damnificados, pero nadie recibía ayuda, solo alguna
torta y galletas. Además, "la ayuda tenía preferencias, amistades...
También los ricos fueron afectados, y ellos fueron los que más ayuda
recibieron."
Un compa mayor nos cuenta que perdió el conocimiento porque el agua le
golpeó, y su yerno tuvo que sacarlo arrastrándolo por el patio de su casa.
Todo lo perdieron... "El reparto de alimentos no era parejo con nosotros,
por suerte hay amigos, y fueron ellos los que nos dieron alimentos. Aparte
de esto, lo único que recibimos fue de la Junta."
Una imagen conmovedora, que nos acompañó durante todo el recorrido de hoy,
fue la de un anciano invidente acompañado de su nieto, que vivía en El
Paraíso, colonia que ahora yace bajo el lodo y el agua. Él es uno de los
más antiguos miembros de la organización zapatista en la zona.
Más tarde, llegamos al lugar donde se reubican temporalmente algunas de las
familias zapatistas afectadas, dotado solamente de un techo de lámina que
compraron con el apoyo de la Junta de La Realidad, y una casita de una de
las compañeras. Allí nos explicaron su historia...
La mayoría de ellos trabaja con sus triciclos, que como ya hemos comentado,
incluso llevan el letrerito y las licencias que les otorgó la JBG. Esta es
una manera de desarrollar su autonomía en un contexto urbano. También se
ganan la vida mediante el pequeño comercio y la venta ambulante.
Los tricicleros zapatistas nos explican que el año pasado, el gobierno
municipal y la delegación de tránsito, les detuvieron algunos triciclos,
que lograron recuperar tras siete meses de lucha. Durante este tiempo,
vieron disminuidos sus ingresos, aunque ellos mismos se prestaban los
triciclos unos a otros. "Nosotros tuvimos los primeros triciclos, en el año
1983 (antes de ser zapatistas), cargando maletas en la terminal de
autobuses, y ahora nos quieren hacer pagar." El documento de la JBG, como
pudimos leer, dice literalmente que esta los ampara de pagar impuestos, por
ser bases de apoyo del EZLN y estar en resistencia.
La terrible fuerza del agua se llevó dos triciclos. Cinco más de ellos
sufren una doble pena: están nuevamente detenidos en las instalaciones del
gobierno y, además, ahora están también sepultados.
También nos cuentan que ellos no tienen tierras, que las tienen los ricos,
y muchas de ellas no están siendo utilizadas.
Hablando sobre las necesidades más urgentes, nos explican que algunas
familias podrán regresar a sus casas cuando saquen todo el lodo y la
tierra, pero mientras tanto necesitan alimentos básicos (fríjol, harina de
maíz, azúcar y aceite...), trastes de cocina, mangueras, recipientes para
guardar el agua, etc.
Las doce familias que perdieron su casa necesitan, además, láminas para el
techo, material de construcción, herramientas para la madera, etcétera.
Una prioridad para que ellos mismos puedan reconstruir sus casas, es que se
les respete su medio de subsistencia, devolviéndoseles los triciclos
confiscados.
A pesar de todo, el sentimiento de compañerismo, el coraje y el buen ánimo
que caracteriza a los compas, se ve fortalecido en estas dramáticas
circunstancias, así, acabaron la plática mandando un saludo a los compas de
otras zonas zapatistas y a los hermanos de otros países: "Aquí estamos,
vaya un saludo para todos. Que sean bienvenidos, aquí nos encuentran si
quieren conocernos..."
Firmado:Miembros de cuatro colectivos de Europa:
Colectivo de Solidaridad con la Rebelión Zapatista (Barcelona), Campaña
"Una Escuela para Chiapas" (Atenas), CSPCL (Paris) y "Terres à terres" (Le
Havre).
Ete texto es el segundo reporte que hemos enviado, y este link es para ver
alguna foto que hemos colgado... Saludos